< Previous10CUANDO LOS HIJOS SECONVIERTEN EN LOS PADRES… DE SUS PADRESALBERTO ÀNGEL "EL CUERVO"--¡A ver… Ahora sí voy a poner orden… Porque ustedes, cuando no estoy, convierten todo en un verdadero desastre…!---¡Ándale pues, jajajajajajaja ya ordenó mi General…!---¡No, y más vale hacerle caso porque si no… Para qué te cuento…!Mirándola ordenar y disponer, poco a poco se fue haciendo el silencio quedando todo en cámara lenta y como en efecto de “zoom back” de alguna película en una escena de transcición hacia el pasado, Y voló hasta los tiempos en que la adolescencia lento, lento como la adolescencia misma, modificaba la conducta hacia el convertirse en quien dictara órdenes… Y generalmente no había conciencia de ello… Simplemente pasaba uno de ser el gobernado al gobernante… De obediente a quien pide obediencia… Había dado su opinión y, por primera vez, no había sido ni reprendido ni descalificado… ¿Cómo se llamaba aquella novela? Haciendo esfuerzos por recordar el título y el nombre del autor, se convertía en los distintos personajes… ¿Era novela… O era un guion, una película…? Y pensaba en las costumbres familiares mexicanas… Siempre unidos… O quizá sea más adecuado decir aglutinados… No criticaba, simplemente intentaba encontrar la mejor manera de describir ese tipo de familia que ha caracterizado siempre a las familias de México… Familia muégano, le llaman incluso algunos autores intentando aplicar un terminajo pseudocientífico al afán tradicional de los padres mexicanos por procurar que la familia permanezca unida… “Familia Muégano”, dicen algunos refiriéndose a esos no menos tradicionales dulces de México en donde pequeñas partes independientes del dulce permanecen fuertemente unidos entre sí para formar una semiesfera que constituiría en ese parangón ridículo que intenta criticar la permanencia de la familia mexicana sin detenerse ni en el origen ni en las consecuencias de combatir la mencionada tradición de mantener unidos a todos los miembros de la familia… Era una novela, sí… “La Parcela” de López Portillo y Rojas… Don Pedro Ruiz, es el dueño de “El Cerro de los Pericos” pero en el subtexto de la novela, el hijo de Don Pedro se somete al buen juicio del padre y obedece ciegamente a la cabeza de familia al igual que la hija de Don Miguel Díaz, el antagonista, hace con su padre… Ya les tocará a ellos asumir el papel de cabezas de familia. La única manera de garantizar la continuidad familiar, el legado, el orgullo del clan o como pueda llamársele, era permenecer unidos… La unión familiar era motivo de regocijo, era posibilidad de apoyo, era prepararse sin prisa y obtener la experiencia necesaria para asumir el mando cuando llegara el turno… Y todo se daba sin demandarlo, casi como consecuencia natural… Por eso, de pronto, sin sentirlo, de manera inconsciente, venía el momento del cambio de hijo a padre… Y con ello, la obligación a cuidar de los padres que dedicaron su vida a cuidar y formar al hijo… En ese justo momento se encontraba él… Meditando cuando había que respetar lo que el abuelo opinaba porque era la cabeza de familia… Cuando todos los días llegaban los hijos con los nietos a presentarle sus repetos al abuelo y a comentarle todo para recibir con toda la atención y el amor los consejos siempre sabios que el abuelo siempre tenía guardados en el arcón de tesoros de su sabiduría formada con golpes del destino… Por eso estaba tan pensativo… Por primera vez había lanzado una opinión con autoridad y se Le había escuchado y respetado la misma… No porque le siguieran el juego, sino porque había llegado ya el momento de comenzar la metamorfosis de hijo a padre… Sentía, a partir de ese momento, una responsabilidad… La responsabilidad de asumir el mando y cuidar del legado que le correspondía en el camino, en la tradición, en su cultura… Así había sido siempre y, hasta donde él recordaba, la vida en familia, en una familia unida, en una familia muégano, era siempre gratamente experimentada… Amor y apoyo… Amor y amistad… Amor y consejos… Para adquirir la experiencia, la sabiduría que siempre se admiraba en los abuelos y poder asumir dignamente el papel de padres de los hijos y de los padres que se convertían en hijos de alguna o de muchas maneras… ¿En qué momento se despreció esta bella tradición…? ¿En qué momento y en aras de la “modernidad” comenzaron a predicar los supuestos consejeros de la dinámica familiar que lo más sano era prácticamente correr a los hijos de la casa al cumplir la “mayoría de edad”…? Todas esas preguntas surgían en su reflexión… Recuerdos, dudas, axiomas, intentos fallidos, ensayos protegiendo a hermanos y primos menores que le brindaban poco a poco la experiencia necesaria… En aquel entonces, no se hablaba de esos traumas o quizá sea mejor decir supuestos traumas infantiles… Traumas que obligadamente le hacían pensar en que quizá eran inventados por padres comodinos que buscando evadir responsabilidades prefieren llevar al hijo al psicólogo porque tiene déficit de atención que el maestro y la maestra contundentemente diagnosticaron para eludir su culpa en la mala realización de la tarea docente… En aquél entonces se sabía que para que todo funcionara adecuadamente, era necesario trabajar en equipo, que la habitación era de todos y que todo era absolutamente vigilado por los padres para la buena salud familiar en vez de impedir que un padre entrara a su habitación porque el niño reclamaba su espacio y podía traumarse… Había llegado el momento en que, como consecuencia lógica y natural, su voz, a fuerza de experiencia y aprendizaje bajo la tutela de los padres, era tomada en cuenta… Esto traía consigo muchas responsabilidades, desde luego… No se trataba solamente de llegar y dar órdenes en torno a las actividades familiares y asumirse de pronto como el lobo alfa para conducir los destinos de la manada… Y es que de eso precisamente así es… Se trata, de hacer labor en equipo como una manada compacta en la que los lobeznos irían a fuerza de los golpes que la vida se encarga de propinar, asumiendo liderazgos… Después formarían su propia manada, sí… Pero nunca se perdería el vínculo. ---¿Qué te quedaste pensando…?---¡Uy… En tantas cosas…! Miro a los viejos y pienso que ahora nos toca a nosotros cuidarlos…--- Y… ¿Te pesa…? O por qué lo dices… Luego vendrá el tiempo en que nuestros hijos nos cuiden y nosotros obedezcamos sus órdenes… Bueno, si es que todavía se 11conserva esta manera de vivir… ---No creo… Cada vez más abandonamos nuestras tradiciones… Cada vez más, el modelo de conducta que se asume a nivel familiar, no lo determinan los miembros de la familia sino algún librito de esos de grandes ventas escrito por algún vivales que se ostenta como coach de superación personal, diseñador de imagen, o cualquier etiqueta novedosa con la que se puedan vender y vender cursos para los padres impartidos por aquellos que o no son precisamente padres ideales o que ni siquiera son padres, para acabar pronto… ---No tiene la culpa el indio…---Sino el que lo hace compadre… Y fíjate lo que son las cosas, estos refranes tan nuestros y tan llenos de sabiduría a base de experiencia, van desapareciendo también y sustituidos por frases de aparentes triunfadores que nos llegan con todas esas prédicas de los pasquines que aconsejan cosas como “Conviértase en exitoso en diez lecciones” o títulos similares…---Mamá está muy mal… Trata de salir adelante y mostrar la cara más optimista posible, pero cada vez más deteriorada su salud… Tenemos que cuidarla…---¿Te pesa…?---Desde luego que no… Nunca me va a pesar… Ellos nos han cuidado dejando a un lado hedonismos propios… Y no digo sacrificando porque como ella siempre repite, nunca es sacrificio lo que se deja de hacer por amor… Si es necesario cuidarla y procurarla la vida entera así lo haré… Y ella lo entiende así que obedece todo lo que le digo…---¿Obedece…? Jajajajajaja ahora los patos le tiran a las escopetas… ---No, pero tù y yo sabemos muy bien, hermano, que llega el momento en que pasas de ser el hijo, a ser el padre para cuidar de aquellos que nos cuidaron en su momento… Y esto, o lo haces con el amor con que ellos nos entregaron su labor, sus sueños, sus cansancios y sus cuidados amorosos sin esperar mayor recompensa que vernos convertidos en mejores seres humanos, o entonces sí nos pesaría y ahí es cuando surgen todas esas opiniones la mayor parte del tiempo sin fundamento y mal aplicadas en torno a la supuesta libertad y superación personal que imparten en cursos por todos lados gente incapaz…Tenía razón su hermana, pensó… Tocaba el turno de ser padres… Pero no se refería nada más a ser padre desde el punto de vista biológico sino padres de sus padres… Aquellos que por derecho propio se habían ganado el descanso y los cuidados… Aquellas madres que habían pasado hasta nueve meses en cama para evitar que el bebé sufriera daños, aquellos padres que dejaron a un lado su sueño de ser “triunfadores” según la acepción de la opinión de la sociedad, para aportar lo mejor de sí a sus vástagos… Aquellos padres otrora vigorosos, fuertes, dedicados, defensores de las causas justas… Protectores de manera adecuada y quienes lograron cobrar conciencia de dedicarse en cuerpo y alma a la formación de seres de bien y para ello acuñaron la frase: “Cuando los hijos llegan… Es el momento en que el guerrillero guarda sus sueños en el desvan y cuelgua sus aspiraciones en un perchero…” Perchero donde los hijos las encontrarán cuando llegue el momento de convertirse en padres… De sus padres…* Pintor, Autor, Intérprete 12SOFÍA MIRELES GAVITOEl pasado 31 de diciembre del 2017 muere uno de las grandes artistas plásticos indígenas de lengua tzotzil: Juan González Hernández, más conocido como Juan Gallo.El trabajo plástico indígena en Chiapas tiene una tradición desde los tiempos prehispánicos, cuando la cultura zoque y maya dominaba esta región del país. Están las pinturas rupestres localizadas en la Sima de las Cotorras en el municipio de Ocozocoautla; y los murales de Bonampak, la tumba de Palenque y los dinteles de Yaxchilán, que son obras maestras de la civilización maya. Después, está el trabajo plástico indígena en la construcción de los templos y conventos en el periodo colonial, donde vemos la mano de obra indígena en la arquitectura, pintura y tallado en madera de las imágenes religiosas, donde le imprimieron sus propias características. Juan González Hernández nació en el Paraje Cruz Quemada, municipio de San Juan Chamula el 24 de junio de 1954. Hizo sus estudios de primaria y primer grado de secundaria en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Abandonó sus estudios cuando lo nombraron Escribano del Consejo Municipal y Presidente de bienes Comunales de San Juan Chamula.En 1983 laboró como dibujante en la Subsecretaria de Asuntos Indígenas, e ilustró los folletos: Historia y tradición de Chanal; Producción de aves de traspatio; Aprendamos a cultivar flores y muchos títulos más. Uno de sus más importantes trabajos, MUERE ELPINTORJUANGONZÁLEZHERNÁNDEZ (JUAN GALLO)lo hizo entre 1986 y 1987, consiste en 125 acrílicos que ilustran el libro: El Popol Vuh en el pincel de X´un Gallo, en donde él escribe la presentación. Este volumen fue presentado en varias ciudades de Chiapas, en la Ciudad de México y en Honduras.La labor creativa de Juan Gallo no se reduce a la pintura, también practicó el tallado en madera, la literatura y la fotografía. Entre sus obras más destacadas se encuentran los murales: el del Centro cultural Jaime Sabines titulado: “El Movimiento de la cultura tradicional de los pueblos étnicos de Chiapas” en Tuxtla Gutiérrez; el mural en la Secretaría de Pueblos Indios en San Cristóbal, y el mural en el auditorio que lleva su nombre en la Universidad Intercultural de Chiapas (UNICH) en San Cristóbal.Como pintor, expuso su obra en el interior del estado de Chiapas, en Campeche; en León, Guanajuato, en la ciudad de México, y en el extranjero, en Estocolmo, Suecia.Como fotógrafo hizo una exposición “El movimiento tradicional de San Juan Chamula” en las ciudades de Tuxtla Gutiérrez y Tapachula en el año de 1989.En julio de 1991 viaja a Washington, Estados Unidos para participar en el Festival de Culturas Tradicionales Americanas, donde exhibe su producción pictórica y literaria. Por su gran trayectoria artística, Juan Gallo se hizo acreedor del Premio Chiapas 1992 en la rama de artes. De su actividad como escritor están las siguientes publicaciones:Popol vuh en el pincel mágico de X´un Gallo. (1992). ICHC.“La tarde dorada” en Relatos Tzotziles. CONACULTA, Dirección General de Culturas Populares.Fiesta Grande en San Juan del Bosque. (1988) SUBSAI. Mis ojos lo vieron y mi corazón lo sabe. (1991) ICHC.Narrativa Maya- Zoque. (1997) CELALI- CONECULTA.Además publicó en la revista multilingüe “Nuestra sabiduría” en los números 2, 3, y 5., San Cristóbal, Chiapas. BIBLIOGRAFÍA.Martínez Gómez, Pedro Antonio. (2002) Semblanzas de Artistas Plásticos Mayas – Zoques de Chiapas. Coneculta. Tuxtla Gutiérrez. pp: 25-29.* Cronista de Tonalá, Chiapas13* Filosofo argentinoQue parezcaunaccidenteFRANCISCO TOMÀS GONZALEZ El dolor nos desapega de la vida, el dolor nos prepara para nues-tro último y liberador responso; la muerte. El dolor, cuando se consus-tancia con quién lo padece, cuando se marida, enfermiza como encarnizada-mente con el cuerpo mediante el cual se desplaza, desarrolla y finalmente se desprende, construye el camino obligado, anestésicamente, el puente llamado de que somos un ser para la muerte.Tomás tuvo la suerte de sentirlo de chico, de enfrentarse al horror, sin alguna otra arma alguna que su inocencia violada, una y otra vez, por la faceta más execrable de la condición humana. Tomás cómo reacción, como mecanismo, como lágrima inconfesable, se orinaba de niño, también se orinaba de grande. Se le rieron los adultos primero, padres, maestros, como pares, más luego los rectores de ese mundo que perversamente, permitía y gozaba que abusaran de niños como él, para luego, celosamente, imprimirle reglas, imponerle métodos, para que ese adulto olvidara como había sido tratado de niño y que fuera con estos, ¿Cómo habían sido con él?.A Tomás le costó mucho, o mejor dicho no le costó nada. Cada golpe, cada dolor, cada vejación a su alma, era resistido merced a la ausencia de esa justicia tan anhelada, a ese dios profundamente ausente, a ese mundo tan hostil para alguien que no había pedido nacer, o siquiera ser arrojado a tal lugar. Tomás en algún momento descubrió su bálsamo, la idea que pudiera sostenerlo ante tanto martirio, esos cinco segundos de tranquilidad que le imploraba a ese firmamento, mudo, indiferente, cómplice.Tomás encontró en la muerte, a su madre, a su esposa, a su hija, a su diosa eterna que algún día le haría olvidar la traumática experiencia de su vida, que lo cubriera, finalmente, con una aterciopelada manta negra y lo condujera a la fugacidad del infinito. Tomás se permitió instantes, oasis de placer, en donde se equivocó, en donde daño, en donde se manifestó, traviesamente, a sabiendas que la cita final con la muerte no lo redimiría de todo ni mucho menos, sintió culpa, miedos varios y sobre todo, ansiedades que lo hacían caer en contradicciones.Durante un período el coqueteo con la muerte, le resultaba sublime. Al sentirse tan próximo a ella, al pensarla cotidiana como obsesivamente, se permitió todo tipo de excesos, de posiciones al límite que lo hicieron vivir intensamente.De a poco, sin darse cuenta, se fue despojando de todo aquello que lo retenía inercialmente. Tomás fue deconstruyendo su propia vida. Se fue vaciando de sí mismo. Lo dijo todo, lo escribió, lo gritó, lo conferenció, se lo rechazaron, se lo aceptaron, lo ningunearon, lo aplaudieron, lo reconocieron, lo olvidaron, lo tomaron, lo interpretaron, lo difamaron, lo citaron.La partida de ajedrez con la muerte, era su vida completa, no un instante de ella o una aporía que definiera el número de un sello. Un buen momento, supo que estaba ante el último movimiento. No le sobrevino ni la angustia, ni la tristeza, ni la infelicidad. No se trataba del pasaje al acto, de un salto, de un cruce de línea. Fue simplemente el normal desenvolvimiento de un proceso natural que todos los humanos lo atravesamos, necesariamente en nuestra condición de tales.Tomás, como algunos otros, tuvo esa ventaja, esa prerrogativa, el privilegio de ser acunado por la muerte, le brindó el saber cuando lo inapelable se traduciría en el ensordecedor silencio que reina en el onírico mundo de las alquimias.No sintió calor ni frío, nunca tembló. Condujo el vehículo, hacia las afueras, a la desolación de la zona rural. Caía la noche, el rojo atardecer se eclipsaba con las mortecinas luces de zonas postergadas por la civilización. Se detuvo en la gasolinera con autoservicio. Bajo, muy seguro de sí, pleno, íntegro, lo embargaba una extraña felicidad.Pidió un café, apenas cortado con leche. Compró un habano, un cigarro, tabaco presurizado. Se sentó afuera, contempló el fin de la tarde, el ocaso del sol. Encendió el puro, cada exhalada la vivió como un clímax, como un acabose sexual. Envío el último correo electrónico, subió el último posteó. Le devolvió al mundo la última vez que lo observaría, mediante su formulación de palabras. Fue la única vez que le gusto lo que escribió y que no pensó en lo que pensarían o que harían, con ello los demás.La crónica oficial expresaría que Tomás se accidentó mortalmente aquella tarde-noche. La muerte lo lloró, desconsoladamente, pocas veces le sucedía, pero cada tanto se topaba con esos especímenes, a los que le agarraba cierto cariño, cierta predilección. La muerte lo extrañó, al punto que cuando cede, milagrosas extensiones, inexplicables agregados temporales a los que parecen entregados a su manto, se dice que está pensando en seres como Tomás, que se queda detenida en los recuerdos de duendes como él, que danzaron tan bien con ella que por instantes le hicieron olvidar que era la mismísima muerte o que la invitaron a pensar que tal vez pudiera ser mucho más piadosa con ciertas vidas humanas en la compleja experiencia de la humanidad.14FRAGMENTO DE LA NOVELA LA VIUDA(QUINTA ENTREGA)EL SURTIDOR Y EL ENVIADOTEODOSO NAVIDAD SALAZARGumersindo Aboyte era El Surtidor de aquella región como ya ha quedado relatado. Todos sabían: “menos la autoridad local”. Las personas mayores del ejido Mateo López aún recuerdan aquella ocasión en que el ejército, después de una delicada tarea de inteligencia, estuvo a punto de atraparlo; después se sabría que la misma policía judicial lo había alertado sobre la llegada de los soldados. Cuando los hombres de verde rodearon la manzana de su casa, el pájaro había volado. El Surtidor era un tipo joven, hijo de Gonzalo Aboyte, originario de Santa Amalia, Jalisco, y se había desempeñado como empleado de la desaparecida Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas del gobierno federal. Había llegado a la región muy joven, cuando se llevó a cabo el trazo de la carretera Culiacán-Eldorado. Contrajo matrimonio con Cristina Linares, originaria de Baja California Sur, que había llegado a Sinaloa con su familia, pues su padre venía contratado para emplearse en los trabajos de la presa Sanalona. De ese matrimonio nacieron cinco hijos. Gumersindo era el más chico. Después de treinta años de haber sido un modesto empleado federal, Gonzalo Aboyte se jubiló. Con el fruto de su trabajo había construido una casa con techo de lámina de asbesto y de ladrillo parado. En cuanto a vehículo, a lo más que pudo aspirar fue a una motocicleta. Su hijo en cambio, en corto tiempo amasó fortuna. Gonzalo Aboyte lo veía en lujosa camioneta último modelo, alhajado, con ropas caras y con la billetera repleta. Cuando se enteró de las actividades de su vástago, en principio se opuso, pero al ver las fuertes cantidades de dinero que éste le entregaba para que se “ayudara” no tuvo fuerza suficiente para resistirse: el resto de la familia terminó por involucrarse en el negocio.Gumersindo había construido una casa que, al lado de otras viviendas en la comunidad, era una bofetada a la miseria. Contaba con dos plantas, varias recámaras, amplios portales donde pendían jaulas con variedad de aves. Poseía gallos de pelea, grandes jardines, cobertizos donde se guardaban carros de lujo. La barda del solar era tan alta que sólo se podía ver hacia dentro cuando el portón electrónico se abría, al entrar o salir los autos, camionetas o maquinaria agrícola.Gumersindo Aboyte era hombre de poca instrucción. Con dificultad había terminado sexto grado de primaria. Abandonó el hogar siendo adolescente y se internó a la Unión Americana de mojado. Desde chico fue muy arriesgado y buscapleitos. Era un hombre de estatura regular, moreno, cejas pobladas y tupido bigote. No batalló mucho para relacionarse con gentes del bajo mundo y pronto formó su propia banda de pistoleros y distribuidores de drogas. Por la forma sanguinaria en que operaba, llegó a posicionarse y ofrecer sus servicios a grandes capos, hasta tener un lugar especial entre ellos. El poderoso grupo al que perteneció lo envió a Sinaloa para conocer la región, así como para financiar la siembra de enervantes a campesinos de los altos, comercializar y enviar grandes cargamentos a California, vía Tijuana. También se hizo cargo en la región del control de la venta de drogas al menudeo, realizar cobros por el paso de la misma, derechos de piso, y ejecutar a quienes pretendían pasarse de listos, invadiendo territorios.Jorge Cermeño Urrutia era un hombre de un metro ochenta y cinco de estatura. Frisaba los treinta años de edad y por su aspecto tranquilo se podía decir a primera vista que no era capaz de matar una mosca. Se había desempeñado como agente de la Policía Judicial Federal, pero por razones poderosas que más delante se verán, solicitó su baja a los cinco años de haber ingresado.Pocas veces se dejaba ver en público y cuando por alguna necesidad lo hacía siempre tenía gesto amable y saludo aparentemente cordial. Pero era un asesino. Vestía siempre limpio. Sus ropas no eran caras, pero se distinguía de los demás. No era ostentoso, como el clásico pistolero del narco. La bota de piel, cinto pitiado; esclava, reloj o joyas nunca fueron parte de su vestimenta. Lo que sí destacaba en él era su tejana. Todo mundo sabía cuál era su oficio y sólo en confianza se comentaba: ¿Cuántas calacas llevará el Jorge? Pregunta sin respuesta, ya que en verdad nadie sabía pues hasta el mismo Cermeño había perdió la cuenta. Eran tantos los jales que realizaba para El Surtidor que no había tiempo para llevar el record. Lo que si era cierto es que cumplía, y cumplía bien. Cermeño había acompañado a Gumersindo Aboyte desde su inicio en estos menesteres, en las fronteras de Tijuana, Ciudad Juárez, Tamaulipas y el estado de Michoacán. Muchas fueron las veces que escaparon juntos de la muerte. En esos negocios todo mundo sabe que quien se mete, camina siempre al filo de la navaja. Cuando El Surtidor se iniciaba en el negocio, al sorprendérsele operando en la región de Ciudad Juárez se le exigió la cuota por los derechos de piso. Éste se negó y días después la competencia le envió el primer aviso, mediante una ráfaga de balazos. Un automóvil con placas americanas y vidrios oscuros se les emparejó en un semáforo, cerca del puente internacional. Y efectivamente sólo fue un aviso porque todas las balas dieron sobre la caja por el costado derecho de la camioneta en que viajaban. Cuando Cermeño Urrutia que llevaba un R-15, de pie, entre las piernas, quiso repeler la agresión, los sicarios viraron a la derecha por una calle en sentido contrario escapando de su vista.Cierta vez amarraron una venta de cocaína en Laredo, pero 15*La Promesa, Eldorado, Sinaloa, diciembre de 2017Sugerencias y comentarios a teodosonavidad@hotmail.com el comprador resultó ser agente encubierto de la Dirección de Narcóticos y a la hora de entregar y cobrar la mercancía se armó tremenda balacera en la que El surtidor salió gravemente herido. No obstante la granizada de balas y la superioridad de la policía, Jorge Cermeño y algunos de sus pistoleros lograron rescatarlo huyendo en una camioneta despojada a una dama que tuvo la mala suerte de cruzarse por su camino.Cermeño Urrutia arrastró el cuerpo mal herido de El surtidor y como pudo lo echó a la caja del vehículo. Lanzando dos granadas de fragmentación se abrió paso y en loca carrera puso tierra de por medio.Corrió con suerte al ingresarlo a una clínica propiedad del patrón del Surtidor. Lo cuidó día y noche como un perro fiel; apenas pudo ponerse en pie se lo trajo a Sinaloa en un vuelo particular. El Surtidor sabía que era hombre de fiar. En cierta ocasión, cuando ya habían hecho la compra, cayeron en un reten del ejército por rumbos de Durango. No se amilanaron y brincaron el cerco con dos camionetas cargadas de marihuana, accionando sus armas. De entrada los soldados dieron muerte a dos maleantes. Mientras el surtidor y su gente escapaban con el cargamento, Jorge Cermeño y tres pistoleros hicieron frente al pelotón manteniéndolos a raya hasta lograr perderse entre los vericuetos de la sierra, dejando varios soldados heridos, entre ellos a un subteniente que narró los hechos. Días después de vagar por la serranía y sortear otros cercos militares, Cermeño y sus hombres lograron llegar a Cosalá, desde donde se comunicaron. El surtidor mandó por ellos y juntos festejaron aquella hazaña.Como esas vivencias tuvieron varias. De ahí que el agradecimiento y confianza depositada en Jorge Cermeño, fue total.Algunos años antes, una mañana de tantas los periódicos anunciaron la caída de altos jefes policiacos del gobierno federal. Habían estado por años al servicio de los cárteles que operaban desde Venezuela hasta el estado de Texas, en la Unión Americana, utilizando a México como puente para abastecer de combustible las naves, fueran barcos o aviones. Cuando una nave tocaba territorio mexicano, estos malos policías entraban a los puertos o aeropuertos para realizar supuestas búsquedas. Luego de desembarcar o cargar droga, salían con la tranquilidad con la que habían llegado. Después de llevar a cabo una exitosa labor de inteligencia, los soldados descubrieron un cónclave de jefes policíacos y jefes de la droga. Dos aviones estaban a punto de despegar cuando fueron sorprendidos en pista clandestina, en la costa norte del estado de Veracruz. Fue tal vez el mayor cargamento de cocaína jamás asegurado.Las investigaciones se llevaron a cabo de manera sigilosa. Se involucró a decenas de mandos medios, delegados y comandantes de grupos especiales.Ahí apareció el nombre de Jorge Cermeño Urrutia, entonces policía federal en activo. Según se investigó, éste había dado muerte a su jefe, un comandante recién ascendido que dirigió el operativo para detener al jefe del cártel, al cual Cermeño Urrutia brindaba protección también como brazo ejecutor, actuando con toda impunidad amparado en su condición de policía federal.Dado el valor demostrado por Cermeño Urrutia, el jefe del cártel le pidió que dejara la corporación para que se dedicara de tiempo completo a apoyar los envíos que ya realizaba Gumersindo Aboyte, desde Sinaloa, por la frontera de Laredo. Así fue como Jorge Cermeño y Gumersindo Aboyte llegaron a conocerse y a entablar una franca amistad.…la puerta de la negra carroza fue abierta por el empleado de la funeraria. Cuatro hombres cargaron el ataúd con los restos de Ruperto Félix y lo introdujeron al vehículo que empezó a rodar por la calle llena de charcos que habían dejado las pasadas lluvias. Las gentes se acomodaron en distintos carros para el acompañamiento. Fernando Iriarte, hermano de Ruperto, hizo lo propio en la camioneta de uno de sus tíos, sin dejar de observar entre los presentes al personaje que la noche anterior se había presentado para cobrar la deuda de su hermano.Era Jorge Cermeño, el enviado, quien encaminó sus pasos hacía Fernando Iriarte. Ya frente a él, con voz suave le dijo: Si no pagas cuida a tus hijos y a tu mujer; tú serás el último. -Después, dio media vuelta, y se retiró. 16Cortés nace en Medellín, Extremadura en 1485. En 1499 va a estudiar latín y principios legales en la Universidad de Salamanca. En 1501 abandona los estudios, regresa a Medellín y aprende el oficio de escribano. En 1504 viaja las Antillas, llega a Santo Domingo, tenía 19 años, se dedicó a ganar dinero y a estar envuelto en continuas aventuras amorosas hasta que junto a Diego Velázquez se distinguió en la pacificación de la isla, lo que le valió, junto con sus conocimientos de latín, para que Nicolás de Ovando gobernador de la isla le diera la escribanía de la villa de Azúa y algunos indígenas. Estando en ese lugar, Cortés tiene un sueño que lo quita de la pobreza, se ve cubrir de ricas ropas y servir de mucha gente extraña, llamándole con títulos de gran honra y alabanza. A sus amigos contó “que había de comer con trompetas o morir ahorcado”. En 1509 Diego Colón, hijo del Almirante, sustituye a Ovando. En ese tiempo se construía su gran alcázar en Santo Domingo levantado en lo alto de una colina, en la desembocadura del río Ozama y frente al mar que seguramente impresionó al joven Cortés, lo que tal vez valió para despertar sus deseos y posteriormente construir su villa en Cuernavaca, en lo alto de una colina, pero con vista a las escarpadas montañas de Tepoztlán y a los esplendorosos volcanes. En 1511, Diego Colón, ordena la conquista de Cuba a Diego Velázquez y Cortés va con él como uno de los asistentes. Posteriormente Cortés sale de Cuba a tierras mexicanas el 18 de febrero de 1519, lo manda el gobernador de la isla, Velázquez, a hacer un reconocimiento del imperio conocido como Culúa -hoy Ulúa- y el rescate de náufragos de viajes anteriores. Velázquez ve mucho interés personal en Cortés, intenta cancelarle el viaje, se arrepiente, le retira los apoyos y prohíbe le vendan provisiones. Cortés vende sus propiedades, consigue aportaciones de sus amigos y contrae deudas, se aprovisiona clandestinamente. En contra de la voluntad de Velázquez, quien hace varios intentos por detenerlo, convence a sus captores de aliársele incluso algunos familiares de Velázquez y sale rumbo a México; van con él 300 europeos y 250 ayudantes nativos en varios navíos, algunos caballos, mosquetones, pocos cañones. Cuando Velázquez se entera que Cortés levantaba anclas va a la playa a todo galope y le grita “¿Cómo compadre, así os váis? ¿Es buena manera de despedirse de mí? A lo que respondió Cortés: “Señor, perdone vuestra merced porque estas cosas y las semejantes antes han de ser hechas que pensadas. Y el gobernador no tuvo que responder, quedo pasmado”. La conquista y la fundación de la Nueva España fueron empresas personales y muy particulares de DE CÓMO HERNÁNCORTÉS LLEGA A MÉXICOCARLOS LAVÍN FIGUEROACortés, él, le puso este nombre y más tarde con apoyo del rey, en mayo de 1524, llegarían los doce franciscanos a evangelizar y ayudarle a organizar esta nueva nación. Después de tocar otros sitios, llega a la hoy Veracruz en 1519, un 21 de abril por la noche. Al día siguiente, el 22 de abril, un Viernes Santo desembarca; tenía 34 años. Lo recibieron los señores del lugar, súbditos de Moctezuma que querían saber cuáles eran sus intenciones, razón por la cual le entregaron ricos obsequios en oro, arte plumario y piedras finas. Cortés al ver el valor de ellos, además por discrepancias con Velázquez y los adeudos contraídos para esa expedición y entre otras razones, decide quedarse por su cuenta para llevar a cabo la conquista de estas tierras, rompiendo todo vínculo con Velázquez, con quien tenía fuertes discrepancias; así como por los adeudos contraídos para esa expedición entre otras razones.Partió a conquistar México-Tenochtitlán, capital de los azteca, y así pasar a ser él, quien sometiera ese inmenso territorio, siempre en busca de riquezas como el oro, la plata y tierras. Todas las futuras conquistas de pueblos, unas pacíficas, otras por armas siempre las hizo a nombre del rey Carlos de España al que siempre le fue leal.Después de muchos avatares se le alían indígenas y llega por fin a la gran Tenochtitlán. En principio Moctezuma trató de disuadirlo para que no 17* Historiador y cronista de Cuernavacaentrara a la ciudad, pero no pudo convencerlo. Los ricos presentes que le enviaba el emperador para convencerlo de que se regresara sólo aumentaban los deseos de Cortés de llegar a México. Moctezuma y Cortés tienen su primer encuentro en son de paz, pero con sus ejércitos a punto de batalla. El martes 8 de noviembre de 1519, los soldados de Cortés y sus aliados indígenas avanzan hacia “la Gran Temixtlán” -así le llama Cortés- la ciudad más grande del mundo en esa época, así se realiza el primer encuentro del señor azteca y del capitán español.Moctezuma lo hospeda en el gran palacio de su fallecido padre Axayácatl. Ya en el palacio, al buscar un lugar para hacer un altar, descubre una puerta oculta y dentro un inmenso tesoro y decide no tocar nada “hasta ver otro tiempo”. Moctezuma aceptó ser bautizado y declarado súbdito de España, donde todavía viven sus descendientes, los condes de Miravalle. A los españoles se les dieron gran cantidad de presentes y sobrevino un enloquecido saqueo. Las joyas, adornos e insignias que les fueron regalados y otros arrebatados fueron destruidos, fundieron las finas piezas de oro en barras, los mosaicos y arte plumario fueron quemados por no serles útiles, no sin antes arrancarles las piedras preciosas y adornos de oro. Las barras de oro fueron fundidas de tal forma que se adaptaran a la cintura para portarlas los conquistadores en todo momento, ya que entre ellos mismos se robaban.Por si fuera poco, en ausencia de Cortés, durante un festival religioso el 20 de mayo de 1520, Pedro de Alvarado decidió saquear a los indios nobles ataviados con sus mejores joyas y ordenó a sus soldados una matanza en el Templo Mayor para apoderarse de ellas. Más de 1,000 nativos fueron muertos y antes que transcurriera una hora toda la ciudad estaba levantada en armas. El emperador es tomado rehén por los hispanos y muere apedreado por su propio pueblo. Ya no les servía.Cortés regresa y encuentra convulsionada la Gran Ciudad. A partir de estos hechos se dan una serie de batallas. Los españoles y sus aliados tlaxcaltecas son cercados y deciden huir sigilosamente con todo el tesoro encontrado y arrebatado a los nobles en la noche que se conoce como la Derrota de la Noche Triste el 30 de junio de 1520 bajo fuerte lluvia y granizada. En su huída de la gran ciudad por las calzadas que atravesaban el lago fueron sorprendidos, perseguidos y atacados por los aztecas; fueron dejando el inmenso tesoro que cargaban algunas yeguas, caballos y tamemes tlaxcaltecas, lo que no pudo cargarse en bestias lo llevó encima cada uno y al hundirse en el fango del lago por el peso del oro, lo fueron abandonando para salvar sus vidas. Eran siete El marquesado no era una sola unidad territo-rial, se conformaba por nueve parcialidades, de las cuales la de Cuernavaca era la más extensa, abarcaba prácticamente todo el ahora estado de Morelos, menos el sur centro donde estaba ubi-cado el Mineral de Huautla, productor de oro que se lo reservó la corona española. Cortés las reor-ganizó en siete alcaldías mayores, la de Cuerna-vaca siguió siendo la mayor de todas y sede de su marquesado.u ocho mil hombres los que huían de la ciudad, de los cuales unos seiscientos eran españoles y todos éstos cargados de oro, además de algunos indígenas. A Moctezuma lo sucede Cuitláhuac, décimo señor de México. Éste muere de viruela -epidemia que dejaron los españoles en la ciudad- unos meses después, el 25 de noviembre y lo sucede Cuauhtémoc, undécimo señor de México Tenochtitlán, que sería último emperador azteca.En el lapso en que entran pacíficamente los españoles a Tenochtitlán y la reconquista por las armas de la gran ciudad, llegaron entre julio de 1520 y abril de 1521 otros navíos y armadas con mas huestes, estos se sumaron a los que llegaron con el conquistador, algunos venían con órdenes de Velázquez a suplirlo y regresarlo preso a Cuba, a todos convenció de que se le aliaran. En total, según Richard Konetzque eran 1772 hombres. De estos, para sitiar la gran ciudad 900 fueron con Cortés y 872 se quedaron repartidos en los pueblos conquistados para evitar sublevaciones, pueblos a los que sometieron para que se les aliaran en la reconquista de la Gran Ciudad, entre ellos Cuernavaca. Por sus aportaciones a la corona española que incluían territorios varias veces más grandes que España, Cortés fue premiado por el rey con el título de marqués, e inmensas posesiones que conformarían su marquesado independiente con sede en Cuernavaca. 18N DE R.FOTOS: RAMÓN LOZOYANació en la ciudad de México. Estudió física en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, y realizó el doctorado en astronomía en la Universidad de California en Berkeley. Es investigadora emérita del Instituto de Astronomía y del Sistema Nacional de Investigadores. Es considerada una de las científicas mexicanas con mayor reconocimiento internacional.Ha sido vicepresidenta de la Unión Astronómica Internacional, y directora del Instituto de Astronomía de la UNAM. También ha formado parte de los consejos directivos de la Sociedad Astronómica del Pacífico en Estados Unidos y de la Sociedad Astronómica Americana. Pertenece a la Sociedad Mexicana de Física, a la American Astronomical Society, a la Academia Mexicana de Ciencias y a la Academia de Ciencias del Tercer Mundo.Entre las múltiples distinciones de que ha sido objeto, destacan la Medalla Guillaume Bude, del College de France; la Medalla Académica de la Sociedad Mexicana de Física; el Premio Universidad Nacional en el área de Ciencias Exactas, de la UNAM; la Medalla Heberto Castillo del Instituto de Ciencia y Tecnología del Distrito Federal; y el Premio Nacional de Ciencias y Artes.ARTES VISUALES LITERATURA Mujeres en la cienciaDoctora Silvia Torres un currículo brillante y generoso19* Poeta y periodista andaluzGerardo Rodríguez Salas (Granada, España, 1976) es un granadino engolfado y sumergido en el reino de las letras inglesas a la sombra de Shakespeare. Baste decir que es Profesor Titular de Literatura Inglesa en la Universidad de Granada, esto aparte entre otros títulos y quehaceres y una beca del British Council con la que cursó un Máster en Estudios de Género en la Universidad de Oxford (Reino Unido) y otros etcéteras, entre ellos tres libros de crítica literaria y actualmente Coordinador del Máster Eramus Mundus GEMMA en Estudios de las Mujeres y de Género de la Universidad de Granada.Pero para lo que aquí nos importa y cuenta y suma y se multiplica, basta y sobra detenernos en su libro de cuentos Hijas de un sueño (Esdrújula Ediciones, Colección Etcétera), impreso en Pamplona el 22 de noviembre de 2017, que reúne doce cuentos intensos, coloridos y por momentos salvajes - “Cogió a Ramón por el cuello, lo tiró al suelo y le pegó cuatro tiros” - y a veces tiernos como una lágrima invisible de la abuela Trini, a quien está dedicado el libro.Rodríguez Salas crea y se recrea en la posguerra de la Guerra Civil Española, con todas sus caudas, sus hambres, sus odios, sus infinitas injusticias, entre las que destaca en estos cuentos la realidad brutal que las mujeres en la Península Ibérica tuvieron que soportar.Cuento tras cuento el lector va de sobresalto en sobresalto y, por momentos, apretando las mandíbulas de rabia contenida. Ángeles Mora, Premio Nacional de Poesía 2016 en España, quien prologa el libro, escribe: “La vida crea la literatura y la literatura crea y de alguna manera modifica la vida”. Y subraya “el protagonismo de las mujeres o de los personajes que tradicionalmente han sido discriminados en nuestra sociedad (homosexuales, travestis, “santos” o curanderos a los que la gente sencilla acude, en los que cree)”.Todo ello se respira en estos impresionantes cuentos, de repente reales en exceso y de súbito cargados de poesía y hasta de vuelos y revuelos oníricos. La pluma de Rodríguez Salas, con maestría y magia singular, nos recuerda lo dicho por Ángeles Mora: “Si las verdades dijeran la verdad mentirían”. Y sin mentir y a ras de polvo y barro y pueblo granadino, Gerardo Rodríguez Salas nos permite reencontrarnos con el habla llana de la calle y su gente a golpes de “con mala leche”, “toas menos yo”, “triquiñuelas” y esos “icos”, tan de la gente de pié en Graná, como son “dolorcico”, “suavica” o “enamoradico”, entre otros graciosos y acariciantes icos e icas, raíz profunda de lo granadino esencial. Esta esencia se entronca en cada uno de estos cuentos y rama a rama se agita en hojas volanderas y se alza en copa y alcanza el cielo, estrella a estrella en venturosos y magistrales cuentos, que nos remite a cúspides de grandes maestros del género, como el francés Guy Maupassant y el mexicano Juan Rulfo, sin miedo a equivocarnos, ya sea en el que da título al libro o en “Doce mariposas”, “Aceite y jabón”, “La lámpara”, “A la vuelta de los sueños”, “Todas las almas”, “Lagartijas”, donde “La Alpujarra olía a misterio”, y no se diga en ese “cuenpoema”, “No duerme nadie”, donde Rodríguez Salas se recrea y nos recrea, en aire y luna de nana, con Federico García Lorca redivivo.Hijas de un sueño es mucho más que un despertar, es una colección de cuentos, substanciados de, yo diría, “granaenidad” y agua, esa agua dulce y única que solo podemos saborear en Granada y que, en verdad, sacia y deleita la sed del lector más exigente. La vida y la contravida van y vienen por estos cuentos a sus anchas y, para que te cuento, lo mismo nos enrabian al recrear la posguerra, que nos enternecen y nos subliman, y sin querer y sin sospecharlo siquiera, la mente trabaja y juega, nos trae a la memoria el recuerdo de Ángel Ganivet, otro granadino sin igual con el que, por lo menos yo, como a Federico, y ahora a Gerardo Rodríguez Salas, estaré siempre en deuda, así como con la abuela de éste, Trini, que, como muy bien decían las mujeres en los velorios: “Dios tenga en su santa gloria” ya que, sin ella, este estremecedor libro jamás se hubiera escrito.HIJAS DE UN SUEÑO O UN FIERO DESPERTARBAJO LA LUZ DE GRANADAJUAN CERVERA SANCHÍSNext >