Las banderas a media asta
A la memoria del insigne maestro mexicano
Por Ernesto Parra Flores*
Los artículos, certeros y oportunos, del maestro, periodista, historiador y escritor, desde el 5 de enero de este 2011, dejaron de aparecer en varios periódicos del país. Ya no aparecerán sus Banderas al Viento. La muerte realizó el sagrado ritual y arrió las banderas depositándolas en el féretro para que acompañaran a la tumba al querido maestro Vicente.
Oria Razo, como miembro asociado del Seminario de Cultura Mexicana, se desempeñó como un activo conferencista, principalmente con temas sobre educación nacional donde mostraba sus conocimientos bien fundamentados y una basta experiencia expresando juicios doctos, motivadores y sugerentes. Pero también trataba con mucho acierto el tema de la Revolución mexicana.
Nuestra corresponsalía del Seminario lo invitó a dictar la conferencia “La ideología de la revolución mexicana” dentro de las conmemoraciones del bicentenario. Fue recibido muy gratamente en la corresponsalía de San Blas donde los asistentes se mostraron interesadísimos y satisfechos al ser contestadas y aclaradas sus dudas invitándolo a volver. En El Fuerte no fue menor la satisfacción; los asistentes lo escucharon atentos y al hacerle preguntas, reconocieron la amplia cultura y conocimiento sobre la “revolución”. Con justa razón perteneció a diversos organismos culturales y, como maestro, fue secretario técnico y asesor de los nueve Secretarios de Educación Pública que tuvo el país de 1980 al año 2000.
Desempeñó una labor educativa muy significativa como trabajador de la SEP durante 50 años, pero a la vez, con su inquieta e incansable pluma, amplió esa labor a través de sus reconocidos artículos, libros y conferencias.
Desde su visita a El Fuerte mantuvimos constante comunicación a través del correo electrónico; él me enviaba sus artículos a diario y yo le agradecía su deferencia y lo reanimaba a seguir.
A pesar de su ejemplar trabajo por la educación en México y de haber recibido múltiples reconocimientos, tuvo que entablar una demanda contra la SEP porque no le reconocían una segunda pensión. ¡Ingrato que es este mundo! ¿No? Cuando fuimos al aeropuerto de Topolobampo por el maestro Vicente y durante los dos días que estuvo en el municipio con nosotros, tuve la oportunidad de convivir con él por muchas horas y el privilegio de charlar ampliamente sobre la situación de la educación pública. Me confesó muy preocupado de los planes oscuros de cada vez más favorecer la privatización, me dijo que debemos sostener una lucha seria por evitar que sea aniquilada la educación pública, que era uno de los grandes ideales de la revolución y que se le debe apoyar sin dudar de su gran aportación que ha dado al país.
¿Quién llenará ahora el vacío que dejan sus artículos que se leían con sumo interés por los amantes de un mejor sistema educativo? ¿Y el vacío que dejan en mi correo? Nuestro mejor homenaje es aprovechar la información que nos dejó escrita y valorar sus opiniones y sugerencias. Por mi parte, siempre le estaré agradecido por la amistad que me brindó. Descanse en paz, maestro ¡Insigne maestro!
*Cronista de El Fuerte.