La tarde, caía con todo el rigor de mayo… Por momentos, breves momentos, un incipiente airecillo, alcanzaba tal vez a mover las ramas más delgadas del árbol… El árbol de mango de la casa quince… Nosotros permanecíamos panza arriba esperando que los mangos cayeran. No teníamos que molestarnos siquiera en cortarlos, el árbol era tan grande y la cantidad de mangos que daba era tan abundante, que podíamos esperar a que cayera el siguiente rogando porque cayera justo donde había más hojas que amortiguaran el golpe… Mony, Beto, Pacho, Chato, Turi… Y yo. Después de un partido siempre, o casi siempre, nos apostábamos bajo la mata de mango de la casa quince y ahí, volaba la imaginación hasta donde cada quien quisiera… Algunas veces, fui villano, otras héroe… Y así recorría el arco iris completo de ida y vuelta sin descubrir jamás la prometida olla de monedas de oro… Pasaría con gran rapidez el tiempo de mangos y botarnos panza arriba… Pero el tiempo mismo nos haría reunir en un rubro similar a dos de nosotros: Turi y yo… Coicidimos en oficios de alguna manera… Coincidimos en búsquedas y luchas… Y coincidimos en comentarios similares por parte de los amigos:
—¡Qué tal, qué gusto encontrarte, chinga’o…! Cuéntame, qué es de tu vida, a qué te dedicas, qué tal te va, qué haces…
—Pues soy escritor…
—¡Ah, qué bien! Oye, pero cuéntame ¿en qué trabajas…?
Y es que para mucha gente, por desfortuna, la cultura no es un verdadero trabajo, el arte no es algo que sirva para nada… Tristemente ese es el concepto que se ha acuñado a lo largo de los años… Así, Turi, léase Luis Arturo Ramos Zamudio y Godoy, léase Alberto Rafael Bustillos Alamilla (Álberto Ángel “El Cuervo”), entendimos la enorme necesidad que existe por defender esta trinchera y coincidiendo aquí y allá, vinimos a encontrarnos de nueva cuenta en las charlas con otro de los Arturos… Grandes Arturos… Uno Luis Arturo, otro Mario Arturo… Mario Arturo Ramos, amigo-hermano de un millón de revoluciones… Un loco vestido de etiqueta por un sueño sublime… Su palabra.Un año ya… Un año compartiendo sueños y sed… Locura y emoción… Letra y poesía que se acuña al amparo de una voz… Una voz que cada día tiene mayor eco: LA VOZ DEL NORTE. Felicidades a todos los que colaboran en esta voz, felicidades Ing. Carlos Antonio Sosa por brindarnos la posibilidad de seguir aportando… Felicidades Juan Salvador, Yudith y Janeth por esa entrega cotidiana a la bendita labor de promoción cultural que hemos emprendido todos juntos… Un año ya… Un año.
*Escritor y cantante