Por Raúl Barba Arciniega*
Nativa del histórico girón sonorense Álamos, que se internacionalizara por haber dado cobijo al nacimiento de María Félix y al doctor Alfonso Ortiz Tirado, también prestó su cielo y su espacio sideral para que ahí naciera una mujer de talla humana muy en consonancia con su estatura física: Enriqueta Borquez Alcantar.
La grandota de Sonora de nombre artístico Reyna Soledad, la que no podía contener el temblor de sus rodillas ni el emocionado llanto (pero sin parar de cantar), por la nerviosidad de dar sus primeros pasos en el ámbito de la interpretación musical, es hoy, a mi juicio, todo un portento de seguridad histriónica cuando obsequia su talento tan diverso y tan plausible al respetable monstruo de las mil cabezas.
“y aquí me tienen cantando mis canciones/ y aquí me tienen gozando de su gente,/ y si don Chuy me da la oportunidad/ vuelvo a nacer en mi México valiente”. De su canción “Orgullo mexicano”
Reyna nos relata que curso sus estudios primarios y secundarios en las escuelas Revolución y Paulita Berjan y la de secretariado bilingüe en la escuela Emma, en Ciudad Obregón, pero que su impetuosa vena artística la llevó a participar en los festivales que realizaba el Ayuntamiento en el centro deportivo aledaño al IMSS, en donde se presentaban las figuras artísticas que venían del D.F. a trabajar en los hoteles de postín de la ciudad. Ataviada desde el inicio de su carrera con la propiedad que el espectáculo exige, y pertrechada de una singular forma de cantar, logró que la programaran por espacio de 2 meses, para luego ser premiada como La Revelación del año, acto en el que estuvieron presentes el señor gobernador del estado y el presidente municipal de Cd. Obregón.
Actualmente cuenta en su historial con 12 discos compactos acompañada de mariachi, banda, norteño y uno con la guitarra sentimental de Javier Ávila, con quien por cierto realizó fructífera temporada en Suecia, donde dejó sentado gran prestigio, virtud a su reconocida calidad interpretativa y además, uno con sus poesías dichas de manera emotiva y bella, por su hija Ariana.
“Que yo no soy la ramera ni la asesina que dicen/que la gente que yo he creado es gente que me bendice/que si vuelan zopilotes y ensucian por donde pasan/en todas partes del mundo existen esas piltrafas”. Parte de su poesía “Tijuana la Bella”.
Cuando en el subtítulo enfatizó su don en relación al “compañerismo”, justo es reseñar que tiene más de 16 años haciendo un programa radiofónico en Radio Tecnológico en Tijuana, B.C., en donde presenta infinidad de noveles y experimentados artistas, que buscan hacer promoción a sus trabajos. “Artisterias” se llama el programa dominical, (aceptando mi sugerencia de que así se llamara) en donde de manera gratuita sirve a los propósitos de la amplísima familia creativa y artística de estos entornos nacionales e internacionales. Sólo hace mutis cuando realiza sus labores en giras por los diversos rumbos del mundo y del país, como cuando anduvo en el espectáculo de don Antonio Aguilar y su familia, donde su inspiración le dictó un huapango donde expresa su sentir respecto a ellos.
“Jefe de esta gran familia es don Antonio Aguilar/no tengo que platicarles su fama internacional/hay una Flor en su vida que ha sido su gran amor/linda esposa y buena madre sentimiento hecho canción”.
Así como el tiempo no tiene reversa, este espacio se limita a 2 cuartillas, por lo que cerraré esta semblanza de una mujer de excepción que ha sembrado, aparte de construido una sólida y bella familia en unión de su caballeroso esposo, Mario Rodríguez, una labor que le gusta hasta la médula y que indudablemente le han colmado el alma de satisfacciones íntimas, pues ha realizado muchas metas que se propuso y su persistencia indudablemente le harán obtener muchas más, pues su labor es continuada con el mismo apasionado amor que le ha dedicado a su deseo de trascendencia y triunfo.
Cerraré consignando parte de los textos de dos de sus composiciones musicales; “ahora no te ablandes y no le tengas pena/tomemos la venganza al fin dicen que es buena/aunque no estoy segura si es nuestra la venganza/o por quemar la ajena quemamos nuestra casa” La canción se llama “Me creí mi mentira” y “con risa en los labios la vieja Chabela/tan prieta tan gorda tan lindas sus trenzas/en el funeral le rezan, le rezan/ se ha ido, se ha ido la Vieja Chabela”. Indudable que; Sonora tiene en Reyna Soledad otro blasón más, para el escudo que enaltece la estirpe humana que ahí nace.
*Compositor e intérprete