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LA DIETA Y EL CÁNCER COLORRECTAL

Por lunes 31 de agosto de 2020 Sin Comentarios

SARA AVILÉS GAXIOLA

El cáncer colorrectal es el tercer cáncer más diagnosticado y el segundo con más número de defunciones en el mundo. Tras diversos estudios, se ha determinado que la incidencia de esta enfermedad es aproximadamente 20% mayor en países desarrollados en comparación con países en vías de desarrollo. Por ejemplo, Estados Unidos es de los países con mayor número de casos, mientras que los países del continente africano son los menos afectados. Esta variabilidad destaca la influencia de los factores ambientales en el desarrollo del cáncer colorrectal, siendo la dieta el factor de riesgo más importante. La dieta de los países desarrollados, llamada dieta occidentalizada, se caracteriza por una alta ingesta de grasas saturadas, azúcar y proteína de origen animal. En este sentido, estudios en humanos han evidenciado que los alimentos anteriormente mencionados incrementan el riesgo de aparición y progresión de cáncer colorrectal, mientras que el consumo de verduras y legumbres lo disminuye. Este efecto se ha asociado a macromoléculas y moléculas de origen vegetal. Los datos emergentes sugieren que la adopción de una dieta occidentalizada promueve inestabilidad genómica, dando lugar a la activación de genes promotores de tumores y el silenciamiento de genes supresores de tumores, los cuales se encuentran presentes en el genoma de todo ser humano (1).

A continuación, se explica brevemente el papel que juegan algunos factores dietéticos en el inicio y progresión de esta enfermedad.

Factores dietéticos que promueven la incidencia de cáncer colorrectal

Carne roja y embutidos

El Fondo Mundial para la Investigación del Cáncer concluyó que hay evidencia convincente de que el consumo de carne roja (carne de res, cerdo y cordero) y especialmente carne procesada (embutidos) se relaciona directamente con riesgo de padecer cáncer colorrectal. La evidencia señala que el principal responsable es el “hierro hemo” presente en la carne roja, así como nitritos y nitratos presentes en embutidos. Por otro lado, para los humanos, la carne es un alimento importante que contiene todos los aminoácidos esenciales y varios micronutrientes por lo que su consumo no debe de parar, si no más bien ser moderado. Por lo anterior, la OMS ha fijado el siguiente límite: no más de 500 gramos semanales de carne roja y poca o nada de carne procesada. Esta cantidad equivale a aproximadamente el consumo de carne de 3 a 4 veces por semana. Por lo anterior, se recomienda reemplazar su consumo por pescado y pollo orgánico, así como por fuentes vegetales proteicas, como leguminosasy cereales (2).

Alimentos altos en grasa

La hipótesis de que las dietas altas en grasas causan cáncer colorrectal, deriva de la alta correlación entre el consumo per cápita de grasa animal y las tasas mundiales de la enfermedad. Las dietas altas en grasas aumentan la excreción intestinal de ácidos biliares, que son metabolizados por las bacterias intestinales a agentes promotores de cáncer. Además de alimentos de origen animal como el tocino, otros alimentos considerados altos en grasa son los conocidos como “comida chatarra” que incluyen sabritas, alimentos fritos, etc. (2).

Bebidas alcohólicas en exceso y tabaquismo

El consumo de alcohol en exceso está relacionado con un retraso en la reparación del material genético y la alteración de sales biliares, lo que en última instancia contribuye a la aparición de células cancerígenas en la sección del colon. Los resultados de un meta análisis sugieren que beber cerveza en exceso (≥2 bebidas al día) puede estar asociado con un mayor riesgo de cáncer colorrectal. Cabe aclarar que esta dosis recomendada no es acumulativa. En cuanto al tabaquismo, los fumadores tienen aproximadamente un 30% más de riesgo de padecer cáncer colorrectal en comparación con personas que nunca fumaron. Este riesgo se extiende también para los exfumadores, ya que los riesgos permanecen hasta 20 años posteriores ha abandonar este hábito (3).

Factores dietéticos que previenen la aparición de cáncer colorrectal

Lácteos:

Los productos lácteos pueden proteger contra los desórdenes del colon debido a su alto contenido en calcio, otros micronutrientes y componentes bioactivos. Una porción de lácteos al día es suficiente para satisfacer gran parte del requerimiento de calcio de un adulto, ya que el resto es obtenido de otros alimentos como legumbres, frutos secos y suplementos. Una porción equivale a alrededor de una taza pequeña de lácteos, que incluyen queso, leche y yogur. Una concentración adecuada de calcio asegura un buen funcionamiento celular, y modula la expresión de genes que protegen a las células del daño al material genético (4).

Frutas y vegetales

Las frutas y verduras protegen contra el cáncer colorrectal debido a los altos niveles de varios compuestos anticancerígenos como fibra, vitaminas del complejo B, minerales y antioxidantes. De todos los vegetales, los vegetales crucíferos son de particular interés dado su alto contenido de las moléculas glucosinolatos, que son transformadas por las bacterias del intestino y generan moléculas que impiden el desarrollo de células tumorales. Entre los vegetales crucíferos se encuentran el brócoli, coles de Bruselas, col o repollo, coliflor y rábano.

Por otro lado, se recomienda la ingesta de verduras de color verde oscuro y leguminosas, ricas en ácido fólico. Diversos estudios destacan que la deficiencia de ácido fólico en la dieta se correlaciona con una mayor incidencia de tumores colorrectales. Los alimentos más ricos en ácido fólico son espinacas, acelgas, perejil, brócoli, alcachofa y espárragos. Así como leguminosas como chícharo y garbanzo. Además de lo anteriormente mencionado, el consumo de frutas y verduras garantizan la ingesta de polifenoles, una clase de químicos conocidos por sus numerosos beneficios, especialmente sus efectos antioxidantes y quimioprotectores. La evidencia de estudios clínicos ha demostrado el papel protector de estas moléculas contra la malignidad colorrectal (5).

Granos enteros

A diferencia de los granos refinados que retienen solo el endospermo, los granos enteros contienen germen y salvado, que son fuentes ricas de diversas sustancias con propiedades anticancerígenas, como fibra y compuestos nutracéuticos. La alta ingesta de granos integrales se ha relacionado con un riesgo reducido de padecer cáncer colorrectal. Por lo anterior, se recomienda aumentar la ingesta de granos integrales (alimentos integrales y no “blancos”). Además del alto contenido de compuestos bioactivos, el grano integral también representa una fuente de carbohidratos de alta calidad (5).

Alimentos que contienen vitamina D

La vitamina D es unas vitaminas liposolubles que se sintetiza de forma endógena a partir de la exposición de la piel a la luz solar (114). El resto proviene de la dieta, principalmente por el consumo de pescado, yemas de huevo,hígado y hongos. La vitamina D, ejerce sus efectos protectores al promover la muerte de células tumorales. Estudios epidemiológicos han mostrado que las cifras de muertes por cáncer colorrectal son mayores en áreas con menos luz solar. Por otro lado, las poblaciones que consumen mayores cantidades de pescado fresco y mariscos tienen una menor incidencia de cáncer colorrectal (4).

De Hipócrates, el padre de la medicina viene una célebre frase: “que el alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento”. Si bien, los médicos tienen el papel más importante en términos de salud, está en nosotros y en nuestros hábitos alimenticios prevenir diversas enfermedades, o al menos reducir al máximo la probabilidad de su aparición.

(1) Garcia-Larsen, V., Morton, V., Norat, T., Moreira, A., Potts, J. F., Reeves, T., & Bakolis, I. (2019). Dietary patterns derived from principal component analysis (PCA) and risk of colorectal cancer: a systematic review and meta-analysis. European journal of clinical nutrition, 73(3), 366-386.

(2) Rosato, V., Kawakita, D., Negri, E., Serraino, D., Garavello, W., Montella, M. & Ferraroni, M. (2019). Processed meat and risk of selected digestive tract and laryngeal cancers. European journal of clinical nutrition, 73(1), 141-149.

(3) Rawla, P., Sunkara, T., &Barsouk, A. (2019). Epidemiology of colorectal cancer: Incidence, mortality, survival, and risk factors. Przeglad Gastroenterologiczny, 14(2), 89.

(4) Zhang, X., Fang, Y. J., Feng, X. L., Abulimiti, A., Huang, C. Y., Luo, H., & Zhang, C. X. (2020). Higher intakes of dietary vitamin D, calcium and dairy products are inversely associated with the risk of colorectal cancer: a case– control study in China. British Journal of Nutrition, 123(6), 699-711.

(5) Oh, H., Kim, H., Lee, D. H., Lee, A., Giovannucci, E. L., Kang, S. S., & Keum, N. (2019). Different dietary fibre sources and risks of colorectal cancer and adenoma: a dose–response meta-analysis of prospective studies. British Journal of Nutrition, 122(6), 605-615.

Estudiante del Doctorado en Ciencias
en el CIAD-CONACYT en Culiacán, Sin.

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