GILBERTO J. LÓPEZ ALANÍS
Los grupos étnicos de indígenas, negros y latinos, siempre han vivido en desventaja en la sociedad norteamericana, precisamente en estos días, han sentido una situación extrema, motivada por la violencia ejercida de grupos policiacos que resguardan las principales ciudades de ese país.
En los hechos, existe una fuerte actitud racista en las estructuras culturales de los Estados Unidos de Norteamérica, que hace poco se manifestó en extrema violencia, al reprimir las manifestaciones de protesta por la muerte de George Floyd, un ciudadano negro que murió al ser capturado y sometido por cuatro policías que ejercieron sobre su cuello el uso de fuerza excesiva.
El riguroso protocolo seguido en el sometimiento de George Floyd, le provocó la muerte por asfixia, aún cuando les advirtió que no podía respirar. En pocas palabras; lo estaban matando.
La grabación de tal acto, difundido en las redes, provocó un gran enojo y angustia en el mundo. Fue tanto el malestar de los grupos organizados de negros y de otras filiaciones étnicas, que salieron a la calle a manifestar su inconformidad, ante estos actos policiacos que se repiten constantemente.
En esta coyuntura de encerramiento, angustia y malestar debido al COVID-19, con los impactos del desempleo y carencia de servicios médicos, también se manifestaron grupos radicales que incendiaron patrullas policiacas, asaltaron locales comerciales, robaron artículos y mercancías, destruyeron pequeños y grandes comercios, por lo que entraron en acción elementos de la Guardia Nacional, para detener tales desmanes.
En este contexto, los mexicanos radicados en esas ciudades sometidas a tal violencia, junto con los trabajadores latinos que viven al día, han sufrido y sufren una situación de inseguridad. Advertimos que los grupos policiacos, cada vez más aumentan su grado de militarización, convirtiéndose en una fuerza enemiga de las protestas populares y de agresión constante en la lucha por los derechos civiles, que emprenden los ciudadanos norteamericanos y los migrantes de todas las condiciones, incluso los ya legalizados, sufren por su filiación étnica, represiones constantes.
Estas manifestaciones por los derechos civiles son de muchos años, en ellas han brillado grandes luchadores sociales, que nos legaron su ejemplo, tal es el caso de Joaquín Murrieta, los hermanos Flores Magón, Nicolás T. Bernal, Martin Luther King y otros.
Luchadores también fueron Ema Tenayuca, Reies López Tijerina, Carmen Alegría, César Chávez y su grupo de trabajadores del campo. No podemos olvidar también a Malcom X, Ángela Davis, Joan Báez, Berth Corona, y otros que encabezaron luchas de barrio y los de expresiones juveniles con intensidad mediática en conciertos musicales masivos, con participación de Carlos Santana, Jimi Hendrix, los Beatles junto a los Rolling Stone y una pléyade de personajes populares como ClassiusClay, que se negó a participar en la guerra de VietNam.
Las protestas del presente nos traen los recuerdos de los esfuerzos de los migrantes de origen mexicano por conseguir una situación respetable en lo que serían sus derechos civiles y humanos, tal como lo hicieron en los Centros de Estudios Chicanos en las Universidades de California.
Hoy estas manifestaciones tienen un gran trasfondo político, sin embargo, en su estudio de larga duración, emerge la identidad mexicana que le da a esta lucha una originalidad histórica.
Director del Archivo Historia de Sinaloa
