GILBERTO J. LÓPEZ ALANÍS
En 1848, Carlos Marx y Federico Engels publicaron el Manifiesto del Partido comunista que empezaba con esta frase “Un fantasma recorre Europa: el fantasma del comunismo».
Hoy el Covid-19, recorre el mundo como un auténtico fantasma, su terrible presencia tiene miles de rostros y lo acompaña la parálisis económica general; a esto se le ha llamado “Recesión por el cierre de actividades económicas”, afectando la vida completa de la población.
El supuesto peligro del comunismo del siglo XIX y XX, que tanto afectó el desarrollo de la clase obrera y su lucha política, desembocó en contiendas tan intensas como las revoluciones nacionalistas en diversos países y continentes que terminaron en dos guerras mundiales y ocupaciones terribles, como productos de una revolución industrial donde se buscó apropiarse de las materias primas y grandes contingentes de la mano de obra sujetas a regímenes de explotación donde el factor trabajo como componente orgánico del capital, tuvo deterioro en su remuneración y prestaciones.
En todo esto, el capital financiero marcó la pauta con inversiones en el avance técnico incorporado a la industria de las armas y la guerra transformando las concepciones de lo militar, la diplomacia, la formación de bloques económicos y de países, aparte del arte y la vida cotidiana.
La diáspora de aquel fantasma anunciado por el Prometeo de Treveris y el renegado de Manchester, hoy tiene un referente con un significado más cruel, que paraliza la acción física del humano y lo empobrece a grados superlativos. La fuerza de trabajo no tiene trabajo; el pequeño empresario no tiene empresa; el educando perdió la función humana y social de su escuela. La escuela como espacio del disfrute lúdico, en perspectiva desapareció y los docentes ya no sabrán quienes son sus alumnos.
De aquel fantasma ya no queda nada; el progreso técnico y la aplicación de las tecnologías han inventado otra naturaleza del trabajo, en ciertas áreas de la producción; De aquella Teoría de la Enajenación, gestada en los Manuscritos Económicos y Filosóficos, se ha pasado, después de un largo proceso de especulación, emociones y razonamientos, a esta realidad, donde los mandarines pontifican sobre nuestras precarias necesidades, tratando de mantener el poder político y económico.
Este nuevo fantasma del cual aún no encontramos su mejor denominación, muestra los resquicios de lo que es permanente; la búsqueda de la ganancia. No existe discurso que la invalide, ni moralidad que pueda combatirla, ahí está desnudando a los nuevos adalides; quedando en el aire la radical pregunta, ¿Existe alguna reserva moral e histórica para soportar lo que viene?
Ya se convirtió en un lugar común la afirmación de que nada será igual; si, nada será igual, se acrecentarán las diferencias, lo efímero y lo líquido será un lujo difícil de conseguir. El asidero espiritual tendrá que buscarse en las palabras sublimes que genera la circunstancia y el sentido trágico de la vida obligará a vernos en los místicos y pecadores, nunca como hoy TU, estarás en el centro, a pesar de que te han arrebatado tu movilidad, sin embargo has encontrado el sentido de vivir una etapa única, en la historia de esta civilización.