SERGIO UZÁRRAGA ACOSTA
A fines de abril de 1531, estando cerca del pueblo de Colombo, ubicado en la orilla poniente del río Humaya (frente a la actual Loma de Rodriguera), Nuño Beltrán de Guzmán planeó la exploración más hacia el norte. Salió para allá Gonzalo López y su grupo, en seguida García del Pilar, y después la retaguardia, comandada por Juan de Sámano. Esta última agrupación, en la que andaba Nuño Beltrán de Guzmán, se detuvo en el camino y ahí esperó. Gonzalo López y García del Pilar, después de explorar los siguientes ríos (actuales Évora y Petatlán), por órdenes de Nuño Beltrán de Guzmán llevadas por Juan de Sámano, a mediados de mayo regresaron todos a donde él estaba, y ahí les ordenó que se reunieran en Colombo, y ahí “mandó aderezar toda la gente, é todos se pusieron á punto de guerra.” Estando todos listos, se dispusieron para enfrentar a los indios que había por toda la orilla del río Humaya. Bajando el río entraron a Culhuacán, e hicieron que sus habitantes huyeran. En seguida subieron otra vez por el Humaya, “[…] hasta llegar al primer pueblo donde en principio había llegado, que es á un pueblo grande por donde en aquella provincia entramos, que se llama Colombo.” Después siguieron hacia la sierra, y en grupos distintos recorrieron ese territorio. En seguida se juntaron todos, y como se llegaba el tiempo de aguas y Nuño Beltrán de Guzmán deseaba fundar un pueblo, se propusieron volver a Culhuacán. El grupo de Gonzalo López y Juan de Sámano llegaron a la confluencia de los ríos Humaya y Batacudea (actual Tamazula) a fines de junio y el de García del Pilar en Julio. Ahí, a un cuarto de legua (un kilómetro) de ese lugar, con el fin de pasar la temporada de lluvias, de manera provisional fundaron el pueblo. Quedó ubicado a unos metros hacia el sur de la ribera del río Batacudea, en cuyo lecho había grandes piedras, a una de las cuales le empezaron a llamar “La Peña Gorda” (donde actualmente está el puente Hidalgo). Era lugar apropiado para dar de beber a las bestias, bañarse y abastecerse del agua clara para su consumo. Desde este lugar Nuño Beltrán de Guzmán se entró en la tierra y se aposentó en ella, y “como era tan bien poblada comenzó á traer su trato con los naturales, á llamarlos de paz, é así vino toda la tierra de paz, porque los indios deste valle eran de muy gran razón, é tenían en mucho á los caciques, é en su vestir é traer eran muy cortesanos, é en sus tratos muy delgados, porque en todos estos pueblos había muy grandes tianguez é contrataciones unos con otros, de pescado y ropa é frutas y de todas sus menudencias como en México, salvo que no saben qué cosa es oro; y plata hay alguna, porque entre ellos se usan zarcillos de plata. Hay muchas turquesas de que traen hechos puñetes los hombres é las mujeres en las piernas é brazos, los que son señores.” En este pueblo permanecieron desde finales de junio hasta finales de septiembre. “En esta villa se dieron cien azotes á un mancebo, porque salieron él y otro á matar á otro. Ordenada la villa, y repartida la tierra entre los vecinos de ella, antes que se partiese envió al capitán Oñate á buscar el sitio donde se asentase, y hallaron que estaría bien en el río de Aguatan [Cihuatán], y allí quedó señalado el sitio.” Así es que después de pasar aproximadamente tres meses ahí, el gobernador Nuño Beltrán de Guzmán ya había encontrado el lugar en el cual fundar definitivamente un pueblo con categoría de villa, “[…] el cual se halló en el río de las mujeres, y allí lo mandó trazar […].”El pueblo que trazó en el río Cihuatán (río de mujeres, actual San Lorenzo), que quedó ubicado a 5 leguas (20 kilómetros) de distancia del litoral, se llamó villa de San Miguel. Lo fundó el 29 de septiembre de 1531, y nombró como alcalde mayor a Diego Hernández de Proaño. El 15 de octubre de 1531 Nuño Beltrán de Guzmán salió de San Miguel rumbo al sur, a fundar otras villas como Compostela, pero llevaba la idea de que San Miguel fuera la más importante y por lo tanto pronto mandaría refuerzos. Ya ausente el gobernador, los pobladores del San Miguel fundado por Nuño Beltrán de Guzmán fundaron otro San Miguel, ubicado a sólo dos leguas (8 kilómetros) distante del litoral. Ellos, en un día incierto de 1532, pero ya para finalizar este año, se cambiaron a vivir al primer pueblo que habían fundado (actual ciudad de Culiacán), ubicado cerca de La Peña Gorda, en donde antes habían estado asentados. Llegaron para quedarse definitivamente en ese lugar (actual Culiacán) 60 pobladores españoles que ahora sí hicieron el trazo definitivo de la villa de Culiacán. Repoblaron el lugar en este tiempo en que los alrededores ya estaban un tanto desolados porque, aterrorizados por los españoles, la mayoría de los indios habían huido a la sierra. Dentro de los primeros 60 habitantes, procedentes de San Miguel, estaban el capitán Melchor Díaz, que fungió como Justicia Mayor, como cura quedó el bachiller Álvaro Gutiérrez, y como pobladores don Pedro de Tobar, el sevillano don Diego López, el sevillano don Esteban Martín, Juan de Medina, Pedro de Nájera, el capitán don Cristóbal de Tapia, Juan de Bastida, Lázaro de Cebreros, Maldonado Bravo, Pedro Álvarez, Alonso Mejía Escalante, Juan Hidalgo, de Placencia, España, Diego de Mendoza, Pedro de Garnica, Pedro Cordero, Diego de Torres, que se convirtió en Señor de Zavala, Juan de Soto, Juan de Quintanilla, Juan de Baeza, Álvaro de Arroyo, Alonso Cordero, Pedro de Armendía, Alonso de Ávila, y Alonso Rodríguez. Poblado así, el antiguo término “Colhoacan” dio nombre al Culiacán de españoles. En 1536 así se le llamaba, y acogía sólo a algunos de los 60 habitantes que fueron los que originalmente se asentaron de manera definitiva. Los demás se ausentaban constantemente porque salían a explorar el territorio. Melchor Díaz, Diego de Alcaraz y Lázaro de Cebreros vivían ahí, pero también se desplazaban más hacia el norte a hacer esclavos y venderlos. Desde Culiacán les era más fácil llevar a cabo esa labor que desde San Miguel.
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* Maestro en Historia del Arte por la UNAM