SANTOS LÓPEZ LEYVA
El doctorado como nuevo nivel de estudios tiene su origen en las universidades alemanas, alrededor de 1880, cuando se presentó lo que se denomina la primera revolución académica, donde la universidad incluyó una nueva función que es la investigación, la universidad ya no se dedicó solo a enseñar, sino también a producir conocimiento. Las grandes universidades de investigación de Estados Unidos formaron sus primeros doctores en las instituciones de educación superior alemanas, de 1880 a 1900, más de 8000 jóvenes norteamericanos viajaron a Alemania para formarse como doctores en ciencias.
Mi decisión de estudiar el doctorado
A finales de 1987, estaba integrado a la administración universitaria encabezada por el licenciado Audómar Ahumada Quintero, rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) de 1985 a 1989, a la cual decidí renunciar e iniciar gestiones para estudiar el doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Cuando cursé la maestría mi asesor fue el doctor Felipe Lara Rosano, quien me recomendó con el doctor Leonel Corona Treviño para que estudiara el doctorado. El doctor Corona, junto con el ilustre sociólogo brasileño Theotonio dos Santos, habían fundado el Seminario de Economía de la Ciencia y la Tecnología en la UNAM, este seminario se realizaba y se realiza los miércoles por la tarde, ya ha rebasado los 40 años de trabajo constante. Yo me integré al seminario con la finalidad de elaborar el protocolo de investigación que diera marco a la tesis doctoral, el cual se debía presentar al final del semestre.
Una experiencia desagradable
Al final del semestre presenté la propuesta de protocolo ante un comité integrado por tres investigadores. El doctor Corona me pidió que le recomendara un investigador para que formara parte del comité, yo recomendé a un investigador sinaloense porque pensé que este investigador, por ser conocido y de Sinaloa, iba a ser mi protector y contaría con su apoyo. El día de la presentación, este profesor hizo una crítica completamente destructiva, señaló que mi escritura era horripilante, que el protocolo no tenía rumbo, que no tenía posibilidad de ser investigador, que olvidara mi sueño de ser doctor. Lógico que me invadió la tristeza, me retiré del examen con toda intención de regresarme a Culiacán, ese día era viernes, dormí un rato y decidí quedarme en la ciudad de México sábado y domingo, lo cual me dio nuevas energías, el lunes me presenté en la UNAM completamente renovado, diciendo:“yo quiero ser doctor y no me lo van a impedir”. El doctor Corona me alentó. Me puse a trabajar, claro que sacamos del comité a este investigador, me apliqué a fondo y el siguiente semestre obtuve diez de calificación y una felicitación, de ahí para adelante alcancé muy buenas notas, logrando la mención honorífica en el examen de grado. Obtuve el doctorado e ingresé al Sistema Nacional de Investigadores donde en 2013 alcancé el nivel III, que es el máximo nivel dentro de este sistema.
Los estudios de doctorado en la UAS
El 20 de marzo de 1995, se inauguró el Doctorado en Ciencias Sociales en la UAS, este fue el primer programa doctoral en esta universidad. Fue un programa interinstitucional donde participaban también la Universidad de Sonora, después se incorporó el Centro de Alimentación y Desarrollo (CIAD), ubicado en Hermosillo y la Universidad Autónoma de Baja California. Fue un programa que desde fechas tempranas se integró a los programas de excelencia, primero de la Secretaría de Educación Pública y después del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, tuvo como profesores a distinguidos investigadores mexicanos. Este programa se formó gracias al apoyo decidido del rector, que en ese tiempo era el profesor Rubén Rocha Moya. Yo me integré como profesor y llegué a ser director.
El primer graduado de este programa y primer doctor formado en la UAS fue un ilustre mocoritense, el doctor Ezequiel Avilés Ochoa. Yo fui parte de su comité académico y el día del examen todos, mucho más el propio Ezequiel, esperábamos la mención honorífica, como un premio a su esfuerzo y al buen trabajo presentado,reconocimiento que se le quedó a deber, culpa de personas que no aprecian el talento de los jóvenes investigadores y no entienden que la labor del profesor es brindar apoyo a los estudiantes.
En el rectorado del doctor Rubén Rocha Moya, la UAS se distinguió por la creación de varios programas doctorales, después del programa de ciencias sociales, vino el doctorado en biotecnología, también interinstitucional, el cual tuvo la fuerza de otro distinguido mocoritense, el doctor Octavio Paredes López. Además de los anteriores, se formaron otros programas doctorales en diferentes áreas.
El gobierno de México debe promover los doctorados de calidad, con la finalidad de participar en la producción de conocimiento en el contexto mundial. No se debe abandonar el propósito de incrementar la calidad de la educación, la forma más segura de hacerlo es producir conocimiento a través de la investigación, para ello se requiere de recursos humanos formados al más alto nivel, pero también de soporte financiero. Este es un gran compromiso.
* Profesor de la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Baja California.