SOFÍA MIRELES GAVITO
Ramiro Jiménez Pozo nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas el 6 de octubre de 1934; quedo huérfano de padre a los once años. Estudió la Secundaria en el ICACH (Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas), y cuando podía se iba al fondo de la escuela, donde se encontraba la Escuela de Artes Plásticas, ahí veía al maestro Jorge Olvera, quién lo invitó a que se inscribiera a la Escuela, y así lo hizo. Era el año de 1949, ya estaban los grabadores Máximo Prado e Isauro Solís. El adolescente Ramiro veía como pintaban, dibujaban, grababan y hacían escultura. Poco a poco, se fue animando a trabajar, y con el tiempo fue dominando el dibujo y la gráfica. A principios de los años cincuenta, lo empezaron a llamar junto con otros compañeros para hacer maquetas para el Gral. Francisco Grajales, cuando fue Gobernador del Estado.
Colaboró en la confección de máscaras y utilerías del Ballet Bonampak, recién creado con diseño de Carlos Mérida y coreografía de Ana Mérida. También lo llamaron para hacer reproducciones de los murales de Bonampak para una exposición sobre Chiapas.
En 1952, Ramiro Jiménez Pozo presentó, en su primera muestra individual, pintura y gráfica en el Ateneo de Ciencias y Artes de Chiapas. En 1954 fue nombrado museógrafo y dibujante del Museo Regional de Antropología de Tuxtla, en el que trabajó hasta que se jubiló en 1997. En 1955 formó parte del equipo de dibujantes de la Fundación Arqueológica Nuevo Mundo (de la Universidad de Utah), donde aprendió a restaurar piezas arqueológicas. Intervino en más de 60 publicaciones de la Fundación Arqueológica Nuevo Mundo, por su trabajo de dibujo arqueológico.
Ramiro Jiménez Pozo participó en exposiciones colectivas en México, cuba, Argentina, Polonia, Estados Unidos, el Salvador; participó en el 1er Salón Anual de Pintura y Grabado en 1956, y en 1961 ganó el 2º lugar en el concurso Nacional de la Feria de San Marcos en Aguascalientes.
La obra de Ramiro Jiménez pozo logra destacar la fuerza de la belleza indígena; los rostros sorprenden por descarnados, por el sufrimiento que se desprende de sus personajes. Logra espléndidamente el claroscuro, aprovecha perfectamente los recursos de la gráfica y logra un dibujo personal. Dentro de su amplio repertorio encontramos interesantes trabajos relativos a las tradiciones, costumbres y leyendas zoques.
En 1987 el INBA, a través del Museo de la Estampa, le entregó un reconocimiento al mérito por su labor en las artes gráficas en el país.
En 1994, el Gobierno del Estado le otorgó el Premio Chiapas en Artes plásticas.
En el 2007, el CONECULTA presentó en la ciudad de Chiapa de Corzo una retrospectiva de su trabajo.
Murió en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez el 20 de marzo del 2011.
BIBLIOGRAFÍA
Zepeda, Masha. (1999) Plástica Contemporánea de Chiapas. CONECULTA, México, páginas: 90-95.
* Cronista de Tonalá, Chiapas