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VIDA

Por martes 30 de abril de 2019 Sin Comentarios

CARLOS VARELA NÁJERA

Me he dado cuenta de que desde que intento orientarme con la obra de Freud y la de Lacan en la práctica del psicoanálisis he evitado cuidadosamente abordar o exponer las coordenadas del concepto de la vida. Es necesario indicar que se trata de un concepto muy problemático, del que Lacan dijo en el Seminario de 1955: «El fenómeno de la vida permanece en su esencia completamente impenetrable, continúa escapándosenos irremediablemente» (Jacques-Alain Miller)

La vida es en algunos momentos un instante mágico, una pincelada, una captura; sin embargo esta no deja de estar acosada por la tragedia, la vida acosada por la muerte,muerte que siempre triunfa, más aún la pregunta freudiana es ¿Qué hace que la vida valga la pena para ser vivida? Cada uno responderá según su vivencia, Miller afirma que la vida es goce, con todas las implicaciones y connotaciones que esto conlleva, Lacan en 1955, decía que el fenómeno de la vida permanece en su esencia completamente impenetrable, se escapa irremediablemente, con ésto se puede anticipar que ni la ciencia tiene un claro concepto de la vida, en todo caso habría que vivir la vida, mientras que la ciencia se dedica a estudiar lo viviente no a dilucidar qué es la vida.

Lo más que se ha acercado el psicoanálisis es a partir del concepto pulsión de vida en relación con la matriz que es pulsión de muerte a secas, de esta deriva la vida azarosamente como un accidente, donde la pulsión de vida se esfuerza por mantener con “vida al viviente” a pesar del tánatos, la vida sería un accidente azaroso de la naturaleza química, que aún falta por aclarar o que no se aclarara jamás pero en eso se juega la existencia.

Para el discurso religioso la vida es un don de Dios, él da y quita, (y con el diablo se desquita), por ello la vida tiene una función que es la de agradar a Dios y cumplir su evangelio, ésto sólo para el cristianismo, los dioses de otras culturas tienen también variadas exigencias para sus creyentes, De ese modo, la vida y el viviente son asíntotas, el cuerpo como organismo es un viviente y la vida es un misterio, Lacan menciona que la vida orgánica se juega en un tono penoso, de hecho no hay vida sin angustia, ésta última no desaparece ni con un análisis.

El discurso científico ubica la vida en la constante de felicidad, para ellos hacer la vida menos dolorosa seria una de otras tantas funciones, la felicidad sería la nueva religión que la ciencia pretende encarnar, y traer alivio a la vida, para que valga la pena ser vivida. Jacques-Alain Miller menciona en su texto Biología lacaniana que lo real es la vida, supongo que en tanto poco o nada sabemos de ella, se presenta la vida como otro continente oscuro, igual a la mujer, indescifrable, solo sabemos de él por sus goces siempre parciales en el cuerpo, por otro lado la ciencia aunque separa vida de organismo viviente se topa con un real imposible de sortear, es una imposibilidad que no permite conciliación con el sujeto, que para resolver este imposible se recurre al mito o al dogma cientificista.

La vida no puede ser explicada, si acaso lo viviente, la vida quedaría inscrita como una dificultad, eso no es la vida sino lo que la vida depara, algunas veces el malestar es su moneda corriente, intentando dirimirse en el diván, pero a lo más que llegamos es a producir un malentendido de eso viviente, la vida en análisis discurre en un decir, “hábleme de su vida”que presupone un saber que no se sabe, un saber en ciernes, una desuposición, la vida y sus tragedias se despliega en análisis, se trataría de vivir, esta sería una elección que Lacan ironiza con su dicho “la bolsa o la vida”, si tomo la bolsa pierdo la vida, si conservo la vida pierdo la bolsa, la elección sería en todo caso del orden de la lógica, podríamos decir que la vida es solo un instante de azar, conservarla después de adquirirla, sobrevivir, es un imperativo del sujeto no de lo biológico, el azar, lo azaroso la instantaneidad temporal es la vida, que de cada sujeto depende sostenerla o soltarla.

* Doctor en Educación, Lic. en Psicología

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