Yo de niña fui graciosa de adolescente llorona, en mi juventud cabrona, y en el verano impetuosa”.
JOSÉ CARLOS IBARRA
Puede decirse, que después de nuestra Décima Musa, Sor Juana Inés de la Cruz, el numen poético femenino no había sido de altos vuelos, quiero decir, que no había trascendido, como el de una Gabriela Mistral, Juana de Ibarbourou o Alfonsina Storni, en cambio, si nos referimos a escritoras famosas, el panorama cambia, puesto que la galería es amplísima, por ejemplo: Elena Garro, Rosario Castellanos, Elena Poniatowska, Angeles Mastreta, Laura Esquivel, Silvia Molina, por citar a algunas de las más representativas.
Pero de esa escasa presencia de féminas poetas, en los años cuarenta surge el nombre de Guadalupe Amor, quien antes de revelarse como tal, incursionó en cine y teatro, fue una mujer de deslumbrante belleza y cautivante personalidad, mimada por encumbrados personajes de la política, en círculos intelectuales y de la bohemia, compañera de Pablo Neruda, en su estancia en México, quien la llamó “como el canto del agua cristalina que corre, te nombro franca e inmortal dulcísima”.
Fue elogiada por don Alfonso Reyes, Albert Camus y Jean Paul Sartre, amiga de Pablo Picasso, Gabriela Mistral, a quien dedicó su primer poemario “Yo soy mi casa”, de Frida Kahlo, María Félix, Salvador Novo, Juan Rulfo, su deslumbrante belleza inspiró a pintores como Diego Rivera, para quien posó tres o cuatro veces desnuda, y uno de los cuadros se conserva en el Museo Nacional de Arte, también de Juan Soriano, Manuel Peláez, y admirada por Xavier Villaurrutia, Manuel González Montesino, a las tertulias de su departamento, concurrían personajes de la intelectualidad, como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Juan José Arreola, Pina Pellicer, José Revueltas y otros
En cierta ocasión dijo:
“Nací en este siglo de todo y por todo. Soy de raza criolla con descendencia española, alemana y francesa. La menor de siete hermanas. De las mujeres la más vanidosa y la más bonita. Me bautizaron con los nombes de Guadalupe Teresa. El uno mexicanísimo, el otro no puede ser más español. Como ninguno de los nombres me sentaba, siempre me llamaron Pita.”
Se hacía llamar “la reina de la noche”, paseaba por Chapultepec desnuda, cubierta con un abrigo de mink, no usaba ropa interior ni medias, tuvo algunos romances, entre 1946 y 1990 publicó 28 poemarios, , 2 en prosa, en varias editoriales como el Fondo de Cultura Económica, en cinco ocasiones, así como algunas ediciones de la propia autora, y aquí cito una anécdota:.
Me platica mi estimado amigo y compadre, Isaías Ojeda Rochín, reconocido periodista sinaloense, que en uno
de sus viajes a la ciudad de México, la conoció en el restaurante del Hotel María Cristina, por allá en los años ochenta, en que Pita Amor, andaba promoviendo uno de sus libros, y que alguno le dijo una majadería, y le contesto indignada: -SI LEYERAS MI LIBRO, SE TE CAERIAN LOS CALZONES, PENDEJO-, y se retiró del establecimiento- Agrega Isaías que a su regreso a Culiacán, escribió una crónica que tituló “La mujer de los ojos de pescado”, en referencia a unos lentes que traía Pita Amor.
Se dice que en 1961, el inmenso dolor que le causó, la trágica muerte de su pequeño hijo Manuelito, de año y medio, ahogado en una pileta, en casa de una de sus hermanas que lo cuidaba, cayó en fuerte depresión, y se recluyó durante algún tiempo, y en los años setenta reapareció. Fue perdiendo la razón pero no del todo la memoria, salía ataviada con collares, alhajas y exceso de maquillaje, se volvió agresiva, y llegó a golpear con el bastón a más de un impertinente.
Vivía en el edificio Vizcaya, en Abraham González 66, en la ciudad de México, había nacido el 30 de mayo de 1918, y murió de neumonía el 8 de mayo del 2000, después de haber permanecido postrada en cama, durante dos años, había escrito a manera de epitafio, un fragmento de su poema “Polvo”, que dice:
“Es tan grande la ovación que da el mundo a mi memoria, que si cantando victoria me alzase en la tumba fría, en la tumba fría me hundiría bajo el peso de mi gloria”
En vida, recibió emotivo homenaje en Bellas Artes, el 20 de junio de 1994, y a su entrada triunfal al escenario, los asistentes, le tributaron aplausos durante dieciocho minutos; el 4 de agosto de 2015 a 15 años de su fallecimiento, con motivo del homenaje que le rindió el INBA, y la Secretaria de Cultura de la Ciudad de México, Eduardo Sepúlveda Amor, sobrino de Pita Amor, presento en Bellas Artes, el documental “Pita Amor, Señora de la tinta americana”, sobre su vida y obra, evento presidido por Elena Poniatowska, también su sobrina, Miguel Sabido, Andrés Torres, María Cortina, el propio Eduardo Sepúlveda Amor, así como personalidades del mundo cultural y artístico.
Se la había llamado la “Undécima Musa”.
Elena Poniatowska, comentaba que en cierta ocasión le espetó: “yo soy poeta y tú una pinche periodista”, y la laureada escritora, festejaba tales ocurrencias de su famosa tía.
Hace algunos años, encontré en una librería de viejo, aquí en Culiacán, un volumen que contiene tres poemarios de Guadalupe Amor, “Yo soy mi casa”, “Puerta obstinada” y “Círculo de angustia”, de Editorial STYLO 1948, en impresión modesta, pero que lo conservo como una joya.
*Autor sinaloense