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Talonear la lectura

Por domingo 30 de abril de 2017 Sin Comentarios

talonear la lectura

Por: Miguel Alberto Ochoa García

El Círculo de Lectura del Centro Cultural Tijuana, que tengo el honor de coordinar, recién ha celebrado el Día Mundial del Libro y el Derecho de Autor, justo como a un lector empedernido le gustaría: leyendo. Cada mes leemos un libro diferente, y digo leemos porque yo releo junto a ellos cada obra. Casi siempre añadimos lecturas complementarias como cuentos cortos y poesía; incluso,también hemos comentado algunas películas para redondear nuestro consumo artístico y cultural.

El mes de abril lo dedicamos a leer un libro peculiar: El vampiro de la colonia Roma, de Luis Zapata. Y como actividad especial realizamos una lectura en voz alta. Cada integrante seleccionó el fragmento del libro que más les gustó, o que le pareció más poético y divertido, para compartirlo con los asistentes. Para la mayoría de los integrantes el texto fue de su agrado, pero no a todos debido a la presencia de algunas palabras “altisonantes”. Respetando los gustos de cada quien, les sugerí sumergirse en el libro en busca de fragmentos con los que se sintieran cómodos, y la cosa más natural y bonita sucedió. Fuera del morbo que causa leer El vampiro de la colonia Roma por su lenguaje popular, redactado en código oral e íntimo, los fragmentos elegidos fueron territorios literarios que denotaban una relación íntima con sus lectores.

Cada uno tuvo que releer con atención el libro (y eso fue algo que me encantó, porque encontraron cosas que antes no habían percibido) para encontrar dicho fragmento. Los pensamientos más íntimos del protagonista, Adonis, se escucharon en la Sala de Lectura del CECUT con una resonancia a veces buena, a veces mala, pero siempre con la pasión de quien ha seleccionado una sola fruta en medio de tantas otras. Adonis emergió de la boca de los integrantes del Círculo, repartiendo un discurso diferente en el ritmo de cada voz. Y celosos, como si nos engañara, pudimos soportar que fuera leído por muchos otros lectores sin atadura alguna y en completa libertad. Después, al finalizar la lectura, se reflexionó un poco con algunos integrantes sobre la autoría literaria y de cómo ese término puede ser un poco elástico.

Fuera del tema legal y los derechos intelectuales sobre el libro, lector también es un poco autor, creador de ideas y,en parte, dueño del texto. La plática terminó pronto, pues habíamos llegado a conclusiones políticamente correctas al espíritu del Círculo de Lectura, pero camino a casa volví a cavilar en esa cosa misteriosa que es la lectura. Cada integrante del Círculo miraba cosas distintas en el texto, por lo tanto, leía con un énfasis único según sus impresiones más personales. En esos destellos de individualidad, que exhiben su agrado o desagrado hacia el texto, se intuye cómo percibió la información, de cómo reconstruyó la lectura.

Recuerdo que alguna vez un alumno me preguntósobre cómo podía asegurar que el lector entendiera exactamente lo que él quería trasmitir. Después de recomendarle La cocina de la escritura, de Daniel Cassany, ya no continué pensando sobre el tema; para sorpresa mía, en esta lectura en voz alta entendí lo siguiente: libro y lector solo son fieles entre sí mismos. Comprendí entonces, con la sinfónica participación de los integrantes del Círculo de Lectura, que por más que alguien trate de imponer una percepción, el lector desarrollará, desde el momento en que lea la primera línea, una relación con el libro que nadie podrá trastocar. Me refiero a maestros, compañeros, alumnos, y por supuesto, también al autor, pues tampoco él tiene acceso al sótano interno que todavía podemos defender, que todavía es nuestro, en el que nadie puede entrar excepto si se ha ganado nuestra más sagrada confianza.

Presenciar esa lectura en voz alta nos permitió asomarnos a los primeros escalones que dirigen al sótano interno donde cada persona guarda los significados, referentes y signos de su vida; al mismo tiempo, de inferir en qué esquina de su mente talonea Adonis; quizá, el mejor ejemplo de que los libros mantienen una relación especial con cada lector, aunque muchas personas lean lo mismo.

* Coordinador del Círculo de lectura del CECUT,
y director de Página en Blanco.

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