Estatal

Genaro Estrada, gloria de Sinaloa (2/2)

Por domingo 29 de mayo de 2011 Sin Comentarios

(Segunda de dos partes)

Por Faustino López Osuna*

Pese a que la muerte truncó a Genaro Estrada, en 1937, su Bibliografía Mexicana, en los dos últimos años de su extraordinaria existencia desplegó una actividad febril y animó proyectos vitales para la cultura nacional, como lo fue, de manera visionaria, el del apoyo económico que dio para la fundación de la revista Contemporáneos, reflejo del grupo más sobresaliente de nuestras letras en el siglo pasado.

Sin embargo, invirtiendo el año de su fallecimiento, no fue sino hasta 1973 que Sinaloa inicia su rescate del olvido. Tuvieron que transcurrir 36 años para que el 15 de mayo de ese año, durante el gobierno de Alfredo Valdez Montoya, el H. Congreso del Estado declarara a Genaro Estrada Félix, Hijo Predilecto del Estado, y se ordenó se inscribiera su nombre con letras de oro en el Salón de Sesiones del mismo H. Congreso estatal.

Nueve años después, el 12 de enero de 1982, por decreto expedido por don Antonio Toledo Corro, gobernador constitucional del Estado, se declaró Día de la Doctrina Estrada el 27 de septiembre de cada año, fecha de la publicación del comunicado oficial del gobierno mexicano que contiene el texto de la universal doctrina. Igualmente, en el gobierno de Francisco Labastida Ochoa se declaró a 1987 Año de Genaro Estrada.

Con el fin de conmemorar el primer centenario de su natalicio y los cincuenta de su fallecimiento, en el mismo gobierno de Francisco Labastida, la Dirección de Investigación y Fomento de la Cultura Regional, DIFOCUR, organizó un Coloquio sobre el ilustre mazatleco. Un año después, en 1988, DIFOCUR y Siglo XXI Editores, Serie Los Once Ríos, bajo la coordinación del poeta Jaime Labastida, publicaron su obra: poesía, narrativa, prosa varia, crítica y arte, recayendo en Luis Mario Schneider la estupenda compilación, prólogo, notas y bibliografía de la misma.

El 24 de octubre de 1996, Genaro Estrada y el internacionalista Isidro Fabela, precursores de la política exterior de México, recibieron el justo homenaje de parte de la LVI Legislatura de la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, que en sesión solemne develó la placa donde están inscritos con letras de oro sus nombres. De ese modo, Genaro Estrada es el primer sinaloense cuyo nombre figura, para orgullo de su tierra, en el Muro de Honor de, es digno repetirlo, la H. Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.

En nuestros días, cuando el país se ahoga en sangre y violencia derivadas de la desigualdad económica y social generalizada de su población, invocar a Genaro Estrada nos obliga a una profunda revisión de nuestro proyecto histórico como sinaloenses. Nunca, en los 181 años de haberse constituido Sinaloa como Estado Libre y Soberano, hemos tenido a un ciudadano mexicano de tan altos méritos como él. Su estatua, que bien pudiera lucir para orgullo de la humanidad en alguna gran plaza de cualquier gran urbe del planeta, fue retirada vergonzosamente del sitio en donde le daba dignidad al visitante nacional o extranjero, en la avenida del Mar, de su propia ciudad natal, Mazatlán, para colocar en su pedestal la infame publicidad de una compañía particular televisora. Luego, fue arrumbada en cualquier bodega del puerto, con menos consideración y respeto que el que se utiliza cuando se manejan mercancías de importación de baja monta.

Apenas el año anterior, como si se tratara de un acto de relleno, fugaz, de manera sorpresiva la estatua de Genaro Estrada fue colocada a la entrada de la escuela secundaria federal que lleva su nombre, en la colonia Francisco Villa, pero sin la placa original, perdiéndose la información del año en que había sido inaugurada frente al Valentino´s.

Desde hace 15 años (1996), jamás se le volvió a dedicar mención alguna. Harán 29 (1982), que se instituyó el 27 de septiembre para conmemorarlo oficialmente, pero hasta a la Secretaría de Educación Pública y Cultura del Estado, SEPyC, carcomió dicha conmemoración la amnesia.

Después del coloquio y de la publicación de su obra por DIFOCUR en 1987, esta institución, creada por el goberna­dor Alfonso G. Calderón, murió sin pena ni gloria 22 años después (2009), olvidada, también, de que fomentar la me­moria de Genaro Estrada era fomentar la cultura regional. En este punto, aventuro la idea de que no faltará quien culpe de ello a la narco cultura. Y, en el próximo sexenio, quien cul­pe de lo mismo a la lucha contra la delincuencia organizada. Auto flagelarnos por la pérdida de valores, se ha vuelto un deporte nacional más. Pero nadie dijo nada ante el agravio a la estatua de Estrada.

Mientras tanto, para quienes no leyeron la primera parte de este elogio, es justo y necesario recapitular, una vez más, que Genaro Estrada es el único sinaloense que figura univer­salmente en el Pequeño Larousse Ilustrado. Que es el úni­co nacido en este suelo de los once ríos, cuyo nombre está inscrito en letras de oro en el Muro de Honor de la Cámara de Diputados del H. Congreso de la Unión y el único hijo de Sinaloa que reposa en la Rotonda de las Personas Ilustres de México, en la capital de la República.

En su Semblanza, Luis Mario Schneider asienta: “Amplia fue la trayectoria de Genaro Estrada. Tan extensa y tan rica como tan callada y tan sin ostentación”. La enorme y brillan­te inteligencia de Genaro Estrada, como lo exclama el poeta José Gorostiza, “¡Oh inteligencia, soledad en llamas!”, hizo que Estrada, para defenderse de la ingratitud, se escudara en la coraza del escepticismo. Escribe:

“Desertor de gastadas emociones
voy, cazador de insospechadas presas,
a quitar la capucha a mis halcones
escépticos de todas las sorpresas”.

En su poema Retorno al mar, así se despidió Genaro Es­trada:

“Al agua verde he de volver un día,
marinero del barco que no vuelve”.

*Economista y compositor.

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