Editorial

Editorial: N° 49

Por domingo 1 de mayo de 2011 Sin Comentarios

La muerte del poeta chileno Gonzalo Rojas, el lunes 25 de abril, fue la nota de la semana en la cultura de Hispanoamérica. Con su final, se cierra un libro de la poesía que se escribe en América Latina y que ha logrado impactar en otras naciones por su acento, ritmo e imágenes que la dotan de un tono singular. En México amamos a Neruda, Gabriela, Huidobro, Nicanor, Violeta, y Gonzalo nombres familiares en los lectores nacionales, que en el caso de la obra de Rojas, reconocen en ella a una posición personal llena de autenticidad, erotismo, lenguaje con sonoridad y textura. El ganador de los premios: Reina Sofía de Poesía Iberoamericana 1992; Premio Nacional de Literatura 1992 (Chile), Premio Cervantes 2003, entre otros reconocimientos, falleció después de una infarto cerebral que sucedió en febrero pasado, a la edad de 93 años El hijo del minero de carbón como le gustaba presentarse, dejó de herencia: “la libertad y el amor, el amor por la libertad y la libertad en el amor” según el relato de su hijo Gonzalo Rojas-May, que de esta manera expresó el epitafio, del autor nacido en la población chilena de Lebu.

El deceso de Gonzalo Rojas, priva a las letras hispanoamericanas de un creador que como señala José Emilio Pacheco era; “el mejor oído de la poesía española.” La Voz del Norte se une al duelo de los chilenos y de los amantes de la poesía y de la cultura Iberoamericana; señalando que nuestra admiración por el poeta muerto, es un reconocimiento a un artista que luchó con su poemas contra el militarismo que hundió en una larga noche de represión y barbarie a la democracia chilena. Gonzalo Rojas ha muerto, su poesía continua viva entre los que creen en la libertad. Ese es el mejor homenaje al poeta.

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