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BEETHOVEN A TRAVÉS DE SUS SINFONÍAS SEGUNDO MOVIMIENTO: FINALE (ALLEGRO MOLTO)

Por jueves 31 de diciembre de 2020 Sin Comentarios

CHRISTIAN SALVADOR ISLAS MIRANDA

Segunda Sinfonía en Re mayor, Op. 36 fue estrenada el 5 de abril de 1803 en el Theater an der Wien en Viena y es considerara como la última obra del estilo temprano, lo que significa que aún hay vestigios de la estética creativa de los compositores de la época clásica como Salieri, Mozart y Haydn; sin embargo ya se empiezan a notar ciertos elementos que abrirían camino hacia el lenguaje característico beethoviano como lo es la eliminación del “Minueto” en el tercer movimiento y dejando a cambio un “Scherzo” en su lugar, como se puede apreciar en los movimientos que la conforman: I. Adagio molto-Allegro con brio / II. Larghetto / III. Scherzo: Allegro y cierra con un IV. Allegro Molto. A pesar de que es un obra de carácter alegre e ingeniosa, es poco valorada e interpretada en comparación con el resto de las sinfonías.

La Tercera Sinfonía en Mi bemol mayor, Op. 55 también llamada Heroica, fue estrenada el 7 de abril de 1805 en el Theater an der Wien. Y está conformada por cuatro movimientos: I. Allegro con brio. II. Marcia funebre (Adagio assai). III. Scherzo (Allegro) y IV. Finale (Allegro molto–Poco andante–Presto). Esta sinfonía tenía como objetivo dedicarla a su admirado Napoleón Bonaparte, con quien compartía ideales políticos y sociales, por lo que al momento de enterarse que se auto proclamó como emperador de Europa en 1804, dejo de ser ese líder libertario y enfurecido modificó la dedicatoria de la sinfonía quedando de la siguiente manera: Sinfonía heroica, compuesta para festejar el recuerdo de un gran hombre. Entre las características musicales se encuentra que el desarrollo del primer movimiento es más largo, por lo quelos críticos la juzgaron como “pesada, interminable y deshilvanada”.

La Cuarta Sinfonía en Si bemol mayor, Op. 60 fue estrenada el 7 de marzo de 1807. Es una obra que surgió por encargo del conde Franz von Oppersdorff que al escuchar su segunda sinfonía, quedó tan fascinado que le ofreció un buen pago para realizar otra obra con las mismas características quedando conformada de la manera siguiente: I. Adagio-Allegro viva / II. Adagio / III. Allegro vivace-Trio. Un poco meno allegro / IV. Allegro ma non troppo. Esta composición retoma los ideales estéticos de sus maestros, en particular Joseph Haydn, como un homenaje a la música solemne con la claridad melódica y estructural que desarrollaban los clásicos.

La Quinta Sinfonía en Do menor, Op. 67, sin lugar a dudas es una de las obras más interpretadas, grabadas, analizadas, adaptadas y reconocidas en el mundo. Esto derivado del gran impacto que generó su llamativo tema del primer movimiento, el famoso: tan tan tan taaaaan, que se repite constantemente hasta formar un sólido bloque rítmico sonoro manejado con maestría, repitiéndolo como un eco apenas perceptible en el resto de los movimientos, que por cierto son los siguientes: I. Allegro con brio / II. Andante con molto / III. Scherzo. Allegro / IV. Allegro. Existen evidencias que está obra pasó por un proceso lento de maduración, ya que se encontraron manuscritos de 1804 justo después de concluir su tercera sinfonía, sin embargo fue hasta un viernes 22 de diciembre de 1808 que se estrenó en el Theater an der Wien en un largo recital en donde también se ejecutó su sexta sinfonía. Al igual que la cuarta sinfonía, ésta también fue comisionada por el conde Franz von Oppersdorff un año antes del estreno. El escritor Ernst Theodor Wilhelm Hoffmann la consideró como “una de las obras más importantes de todos los tiempos” y, me atrevo a decir, que no se equivocó.

La Sexta Sinfonía en Fa mayor, Op. 68, conocida como Pastoral, por la particularidad de ser música programática que retrata un “despertar de sentimientos felices al encontrarse en el campo” como lo describió el mismo Beethoven con relación al primer movimiento. Esta obra se estrenó en el mismo recital del 22 de diciembre de 1808, en donde se interpretó para dar apertura al programa. A diferencia de las sinfonías anteriores, en esta se agregaron subtítulos que sirven para reforzar la imagen que evoca cada momento musical, por ejemplo: el segundo movimiento (Andante Molto Mosso) se llama: Escena junto al arroyo; el tercer movimiento (Allegro): Alegres juegos de los aldeanos; después llega un Allegro: Relámpagos. Tormenta; y, por último, un Allegreto denominado: Alegría y acción de gracias después de la tempestad.

La Séptima Sinfonía en La mayor, Op. 92 está dedicada al conde Moritz von Friez y se estrenó el 8 de diciembre de 1813 en la Universitätsaal de Viena bajo la dirección del mismo compositor, en un recital en apoyo a los soldados heridos en la batalla napoleónica de Hanau del 30 de octubre, por lo que desde un principio fue bien acogida por el público, tanto así que el mismo Richard Wagner la denominó como “apoteosis de la danza”. La obra está estructurada en cuatro movimientos, que son: I. Poco sostenuto-vivace / II. Allegretto / III. Presto / IV. Allegro con brio.

La Octava Sinfonía en Fa mayor, Op. 93 fue escrita al mismo tiempo que la séptima durante los años 1811 y 1812. La versión final está fechada en octubre de 1812. Se estrenó el 27 de febrero de 1814 en la Grosser Redoutensaal de Viena, por desgracia no tuvo el mismo recibimiento que su anterior sinfonía, sin embargo tiene cualidades destacables por su profunda belleza en algunos pasajes melódicos, algo usual en el lenguaje beethoviano, pero en general es de un carácter sereno, carente de gran espectacularidad por lo que la hace menos famosa que las anteriores y, por supuesto, la novena. Con esta obra, Beethoven retoma una vez más la estructura clásica al agregar el Minueto, como un posible homenaje a Haydn, al tener la siguiente estructura: I. Allegro vivace e con brio / II. Allegretto scherzando / III. Tempo de Menuetto / IV. Allegro vivace.

Y por último llegamos a la tercera etapa creativa vienesa (1816-1824) que se caracteriza por la “búsqueda de un nuevo camino en su forma de componer”, reflejada de manera particular en dos obras monumentales que son La Misa Solemnis en Re mayor y su Novena Sinfonía en Re menor, Opus 125, que lo coronó como uno de los máximos compositores del Romanticismo, llegando al punto álgido de su creatividad sonora al incorporar solistas y coro en el último movimiento con base en un poema del poeta Johann Christoph Friedrich von Schiller, algo nunca antes escuchado. Su historia tiene como antecedente los primeros bocetos de 1817 que se materializaron cuando en 1822 la Phillharmonic Society de Londres le solicitó una nueva sinfonía y la pudo concluir en 1824. El estreno se llevó a cabo el día viernes 7 de mayo de 1824 en el Kärtnerthortheater de Viena. Hacer una descripción detallada de la riqueza musical de esta obra ocuparía un artículo completo, por lo que me voy a limitar a mencionar los movimientos que lo conforman: I. Allegro ma non troppo, un poco maestoso / II. Scherzo: Molto vivace-presto / III. Adagio molto e cantabile / IV. Recitativo: Presto-Allegro ma non troppo. Como nota final, Beethoven, al no poder escuchar lo que estaba sucediendo en el escenario se limitó a seguir la partitura desde su asiento mientras el compositor Michael Umlauf la dirigía y cuando concluyó la presentación, Ludwig aún estaba absorto en la partitura ignorando la gran ovación que se estaba viviendo entre los asistentes a su espalda, del cual Schindler escribió: “nunca en mi vida había escuchado un aplauso tan frenético y cordial”, hasta que una de las cantantes lo tomó del hombro y lo giró para que observara las manifestaciones de alegría a través de reiterados aplausos y el agitar de pañuelos que el público realizaba con gran ímpetu en una de sus últimas apariciones públicas. Beethoven falleció el 26 de marzo de 1827, dejando los bocetos de una décima sinfonía.

Sigamos festejando el 250 aniversario de su natalicio escuchando sus composiciones: ¡Muchas Felicidades Ludwig van Beethoven!

* Profesor Investigador del Instituto Tecnológico de Sonora. cristian.islas@itson.edu.mx

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