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UN SUEÑO INCONCLUSO

By martes 15 de diciembre de 2020 No Comments

PRIMAVERA ENCINAS

Cerro de las Campanas Querétaro. Capilla en el lugar donde fue fusilado Maximiliano de Habsburgo

Arribo al Cerro de las Campanas, después de visitar los famosos arcos de Querétaro, esa ciudad repleta de historia desde que Josefa Ortiz de Domínguez avisó a Hidalgo que la insurgencia había sido descubierta.

Mirando los arbustos, pienso en lo triste que debió sentirse Carlota cuando su esposo murió. Con cuanta ilusión partieron de Miramar, Italia, para gobernar esas tierras en el otro lado del Atlántico. Creyeron que los mexicanos los esperaban con los brazos abiertos, cuando en realidad sólo un grupo de conservadores deseaban a un príncipe europeo, ni más ni menos que al hermano del emperador austriaco, el archiduque Maximiliano de Habsburgo.

Maximiliano de Habsburgo, último emperador de México

Como príncipe segundón, a Maximiliano sólo le quedaba tener un papel representativo. Fue virrey del Reino Lombardo-Véneto, poeta frente al Adriático, explorador en Brasil, pero en realidad, se le escapaba la grandeza, hasta que fue invitado a tomar la corona en un país desconocido, con una riqueza ilimitada, según le informaron. Carlota estaba muy entusiasmada. Por supuesto que aceptarían, faltaba más. Ella misma era hija y nieta de reyes, no se merecían menos.

¿Quién te hubiese alertado Carlota del calvario que vivirían? Desde que arribaron a Veracruz, una tormenta impidió que los recibieran como corresponde. Se cayeron guirnaldas, arcos triunfales. La lluvia y el lodazal, lo estropeó todo. Y qué decir de los mosquitos. No conocías algo semejante, fue una tortura subir al antiplano, y cuando por fin llegaron al palacio, tu marido debió dormir en una mesa de billar debido a las chinches.

La emperatriz Carlota

Cuentan que ya no tenían intimidad, al menos no cuando pisaron suelo mexicano. El gran amor de Maximiliano murió años antes, y el suyo era un matrimonio de conveniencia. Aun así lo querías, apoyaste sus proyectos hasta el fin de tus días. Sus esponsales no sólo implicaban una medida política, sino una unión basada en objetivos sublimes. Cómo desearon tener hijos sin conseguirlo.

Los emperadores solo estuvieron tres años en el poder. En el Castillo de Chapultepec se celebraban los mejores bailes con oficiales franceses, como distinguidos invitados. Las familias más refinadas buscaban emparentar con algún galo de ojos azules, esperando que sus hijas parieran niños rubios con acento bretón.

El gusto les duró poco. Benito Juárez, que seguía siendo el presidente de la Republica, no dio tregua, y tarde o temprano Napoleón II retiró el ejército francés, dejando a su suerte al pobre de Maximiliano.

Fusilamiento de Maximiliano, Miramón y Mejía. Óleo sobre tela. EdouardManet

Después de duras batallas, Porfirio Díaz sitió la Ciudad de México y Mariano Escobedo lo hizo en Querétaro, derrotando al general Miramón y por supuesto al emperador. Juárez recibió numerosas cartas para que le perdonara la vida, pero el presidente mexicano fue tajante. Maximiliano debía morir y fue fusilado en el Cerro de las Campanas en 1867.

Mientras el guía de turistas nos explica la historia, pienso en ti, Carlota. Nadie te avisó que quedarías viuda tan joven. Recorriste Europa para salvar a tu marido, pero nadie quiso ayudarlos.

Buscaste al papa, creyendo que deseaban envenenarte. Temías por tu vida y futuro al ser una viuda olvidada. Viviste hasta 1927 sola y decrepita. Rogaste tanto, que simplemente te declararon loca. No puedo imaginar el sufrimiento que debiste sentir entre esas cuatro paredes del castillo de Bélgica, donde finalizaste tus días.

* Escritora y Lic. en Psicología

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