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DE ECOLOGÍA SEGUNDA PARTE: HOLOBIONTES

By domingo 15 de noviembre de 2020 No Comments

ROGER LAFARGA

Comentario a la primera parte:

«VENATUS», dejó entrever la posibilidad de que esta palabra, por su contenido etimológico, justificaría la práctica cinegética (cacería) y que su extensión pudiera servir, además, para justificarla en muchos aspectos del quehacer humano, lo que permite percibir el mundo como un coto de caza y, extramuros, como un coto de poder, campo de batalla, de guerra, la guerra como sistema contra natura. «El mundo es como un jarrón perfecto, quien pretende moldearlo, lo deforma» Tao Té Ching parágrafo XXIX, Lao Tsé.

¿Llora el mar? Se preguntó el marinero y el manglar como respuesta, lloró lágrimas de sal. Efectivamente, las hojas del manglar excretan con sus glándulas de sal, cúmulos de ésta, continuamente; el agua que absorben sus raíces, puede ser hasta cien veces más salobre que la utilizada por vegetales de tierra adentro; así que los manglares necesitan desechar los excedentes salinos para no intoxicarse.

A fin de mantenerse en el acto de la vida, todo organismo interactúa en equilibrio con su interno, con su externo y con su entorno o no sobrevive. A ésta dinámica se conoce como equilibrio ecológico. Por simple observación aceptamos que muchos organismos son autónomos, independientes y libres, trilogía que también caracteriza al humano. Pero, ¿Qué tan cierto es esto? Uno de los conceptos que más inciden en nuestro pensamiento, es la idea del yo, identidad sobre la cual nos declaramos propietarios por definición; esto, sin embargo, valdría ser revisado a la luz de los actuales descubrimientos en materia de ecología humana.

Sujetos a creer que cada quien regula, da forma y define su vida y sus actos por motu propio, según dictaría la supervivencia del más apto y el albedrío personal, nos resultaría tan sorprendente como útil asomarnos un poco a lo que ocurre en los HOLOBIONTES y con ellos. Un HOLOBIONTE es una entidad viva compuesta por asociación de diferentes especies que dan lugar a unidades biológicas exitosas.

La vida es una unión simbiótica y cooperativa, que permite triunfar a los que se asocian. Lynn Margulis.

Un ejemplo de holobionte es el coralino; los corales contienen simbiontes microbianos interaccionando de diferentes maneras; un arrecife de coral alberga miles de millones de algas dinoflageladas, hongos, bacterias y virus sin los cuáles, este holobionte coralino no podría subsistir. El término HOLOBIONTE fue introducido por la doctora Lynn Margulis, antes citada y deriva del griego: holos = todo y bios = organismo, ser vivo; se refiere a la asociación entre un organismo y los microorganismos que componen su microbiota.

La microbiota es la total pluralidad de microorganismos que sin ser parte del organismo, lo habitan e interactúan con este, formando colonias para beneficio mutuo. El microbioma es la totalidad de los genes pertenecientes a la microbiota; la importancia del microbioma radica en su capacidad para modificar las funciones y aún el comportamiento o los estados de ánimo del hospedero, esto último en el caso del humano, cuyo individuo conforma también un holobionte, semejante al coralino, proporciones guardadas.

En el caso de los mamíferos y enfocados al humano, encontramos microorganismos que lo parasitan y agreden, pero que no son parte del holobionte. Los que pertenecen al holobionte como tal, apoyan al organismo: Corynebacterium mastitidis, habita la conjuntiva (ojo) y lo defienden del ataque de hongos como la Cándida albicans, promoviendo la presencia de glóbulos blancos; otros intervienen en procesos digestivos o en síntesis de vitaminas y otras innúmeras funciones.

Estas células bacterianas que habitan el cuerpo, son diez veces mas numerosas que las propias del organismo y forman corredores de información e ínterrelación entre el cerebro y el aparato digestivo, como ejemplo de muchos otros apoyos sin los cuales no sería posible la vida. Los primeros aportes de la biota los recibimos al momento de nacer, durante el paso por el canal de parto, los micro organismos de la piel y la vagina de la madre, entran en contacto con el recién nacido, luego la dieta determina también la composición de la biota intestinal, desde la primera edad, hasta la más avanzada; la leche de fórmula cambia el perfil de la microbiotaintestinal y se relaciona con una mayor tendencia del infante a la obesidad, alergias fe la piel y asma.

En nuestra vida existe un constante intercambio de bacterias y como sistema simbiótico, el holobionte responde a las modificaciones ambientales e igualmente a las propias emocionales del individuo (neuro endocrinas), adaptándolo para mantener su homeostasis (equilibrio interno). La biomasa, por ejemplo, es capaz de mejorar el metabolismo energético, aumentando la sensibilidad a la insulina y facilitando la utilización de la grasa, en condiciones de frío ambiental; puede hablarse así, de un microbiota de invierno.

La idea de sobrevivencia del más apto, quedaría a reflexión, cuando lo que observamos por doquier en los holobiontes, es simbiosis generalizada, alianzas y, por cierto, apoyo mutuo. Sin la adecuada comprensión de la naturaleza y sus mecanismos, seremos omisos a la correcta aplicación de los principios ecológicos, no será posible respetarla y seguiremos destruyéndola, debilitando nuestras vidas.

Ahora bien, la compulsión por el control de enfermedades, desarrolladas por cierto desde el propio hombre, lleva a la profilaxis obsesiva contra todo lo que considera patológico:

El exceso de limpieza impide al sistema inmune estar entrenado y alerta y nos priva de nuestras conexiones con el mundo microbiano y con la salud; la aplicación indiscriminada, masiva y persistente de antibióticos desestabiliza la biota y favorece la proliferación de bacterias adversas, lo que exige la administración de otros antibióticos más potentes, que siguen destruyendo la biota y sus funciones protectoras.

Para finalizar y en contra parte a los beneficios que la microbiota, – antes llamada flora bacteriana -, aporta, debe decirse que en los sistemas inmuno deprimidos, caso de desnutrición crónica o ancianos abandonados, esa misma biota, antes benéfica, puede tornarse agresiva, fuera de control. ¿No reconoce ya al tejido donde habita como seguro para vivir o lo detecta malsano y propicio para ser destruido?

Lecturas: Simbiogénesis y simbiotismo, Lynn Margulis; Yo Contengo multitudes, Ed Yong; El apoyo mutuo, Piotr Kropotkin.

Nutricionista sinaloense

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