CARLOS LAVÍN FIGUEROA
En la primera década del pasado siglo XX, surge la colonia El Miraval, es la colonia pionera en Cuernavaca, se anunciaba en Ciudad de México para residencias de descanso, le seguiría la colonia Vista Hermosa, luego El Vergel para profesores, llamada así por estar frente al exuberante Parque Melchor Ocampo con sus nacimientos de aguas puras y cristalinas. En los años cincuenta surgen los fraccionamientos campestres respetando la topografía del terreno como Rancho Cortés, Navajillas, Loma Linda al norte, y en Jiutepec Pedregal de las Fuentes, época en que tuvieron mayor auge las urbanizaciones en Cuernavaca.
Indagando, me resulta que el nombre “Miraval” es una contracción de Mira Valle “donde se mira el valle”, una tradición usada en nuestro idioma, que consiste en acortar y fusionar nombres de lugares para distinguirlos como nombres propios, y esto, me lo confirma la costumbre de que a finales del siglo XIX y principios del XX las familias de Cuernavaca subían a esa loma a pasear y hacer día de campo desde donde miraban el paisaje del valle al sur de la ciudad.
La colonia Miraval, cuenta con varias privadas que terminan en escalinatas debido a las pendientes del terreno, están conectadas por la Avenida Madero, la arteria principal, son posteriores las calles; Chamilpa, Cuautla, Celia Muñoz y Pericón. La colonia está ubicada entre las Avenidas Morelos y Domingo Diez, la Calzada Leandro Valle, y el puente del Túnel.
Es un barrio con historia, ahí está el Callejón del Diablo que lleva al colonial puente del mismo nombre, era el lugar más angosto por donde Hernán Cortés entró a Cuernavaca saltando la barranca en su caballo rosillo, acompañado de otros pocos que llegaron con cabalgaduras, el resto de los hispanos y sus aliados tlaxcaltecas pasaron por un árbol caído al lado norte del Puente de Amanalco, era un puente de madera que los tlahuicas levantaron en un intento de evitar la invasión.
Miraval cuenta con unidad deportiva, data de los años treinta, y más al norte “El Tunel” donde está el afloramiento de agua que a principios del siglo pasado se abrió con el propósito de accionar con su caudal la primera planta de luz de la ciudad que estaba frente al Panteón de la Leona, caudal de aguas puras, que hasta la actualidad sirve para abastecer al Centro Histórico de la ciudad.
El detonante para el desarrollo de Miraval fue la construcción de la Calzada Leandro Valle y el puente Porfirio Díaz, calzada que comenzó a construirse en 1898, tan sólo un año después de que se inauguró el servicio del ferrocarril, esto, para comunicar mejor a la ciudad con la estación con una calle nivelada -la única en la ciudad hasta la fecha- para el trenecito que era jalado por mulas que llevaba y traía pasajeros y carga hasta el Mercado Colón –hoy Plaza de Armas-, el siguiente año, en 1899, empieza a construirse el Puente Porfirio Díaz. De lado sur poniente del Puente se ubicó un parque llamado Emilio Carranza, el cual desapareció en 1953, ya que el ayuntamiento lo vendió o cambió por un terreno en La Carolina para construir el mercado. Y otro enfrente del lado norte se llama Álvaro Obregón mejor conocido como parque Porfirio Díaz, ahí está la base de un kiosco que se pasó al Parque Melchor Ocampo.
En el año 1900 se inaugura el Puente Porfirio Díaz, las fuentes se colocan tiempo después, con esto y con la calzada, comienza a poblarse moderadamente la colonia Miraval, pero llega la Revolución y se detiene su progreso.
En sus inicios, la calle principal se llamó Calzada Miraval –hoy Avenida Madero-de ahí se extiende el nombre a esta colonia que para principios del siglo pasado ya se estaba poblando por norteamericanos, quienes sufrieron las consecuencias por la ocupación estadounidense de Veracruz en 1914,y como represalia, sus casas fueron saqueadas e incendiadas.
Fue hasta finales de 1920 y principios de los años 30 que se reinicia el desarrollo del Miraval con residencias fin se maneras de capitalinos. Los pioneros de Cuernavaca en esa colonia fueron Don Alfredo Gutiérrez, Don Vicente Estrada y Don Ignacio Oliveros Sarmina, casas que todavía existen.
La Calzada Miraval, era de terracería conformada en el duro tepetate, en ambos lados tenia acequias de agua cristalina a cielo abierto, abastecidas por el borbollón de El Túnel, eran para regar las huertas y jardines de las casas de descanso, se plantaron laureles de la India y los llamados hules que con el tiempo, sus follajes formaron una espacie de largo túnel verde. A principios de los años sesenta, quien esto les escribe, caminaba diariamente esa sombreada avenida saliendo de la Secundaria Revolución Social –hoy Froilán Parrroquín García su fundador- pero los árboles se fueron talando, sin embargo al sur de la calle todavía se conservan esos túneles de sombra, que dan frescura al lugar.
Sus primeras residencias conservan su estilo colonial con arcadas y altos miradores para “mirar el valle” llamados chocolateros, donde por las tardes se acostumbraba a tomar esa bebida, idea tomada de los Jardines Borda de Cuernavaca.
P.D. Hasta la próxima
Historiador y cronista de Cuernavaca