SARA AVILÉS GAXIOLA
El tomate, cuyo nombre científico es Solanum lycopersicum, es una fruta tipo baya nativa de América y cuyos primeros usos se ubican históricamente en México, en la civilización azteca, así como en Ecuador, específicamente en la zona de los Andes y las islas Galápagos. Se estima, que fue hasta el siglo XVI que el tomate llegó al continente europeo, donde al inicio fue utilizado como planta ornamental. Para el siglo posterior, este ya era consumido por el mundo entero. Actualmente, el tomate es consumido tanto fresco, como en pasta, sopa, jugo, salsa e incluso en polvos y concentrados. Su uso en diversos productos alimenticios ha aumentado tanto, que en los últimos 20 años su producción se ha duplicado (1).
Los mayores exportadores de tomate en el mundo son México, Holanda, España, Marruecos y Turquía. En cuanto a su consumo, los países con mayor consumo a nivel mundial son Turquía e Italia con una ingesta anual de hasta 151.4 kg por persona. En el caso de Italia, su alto consumo se debe a su inclusión como parte de salsas en pastas y pizza. En México, el consumo es considerado como bajo, siendo este de 16 kg por persona al año.
El fruto de tomate ha sido reconocido como un alimento funcional o nutracéutico debido a la asociación entre su consumo y la reducción del riesgo de padecer ciertas enfermedades. Es decir, por su potencial preventivo. El principal responsable del efecto benéfico del tomate en la salud de quienes lo consumen es una molécula llamada licopeno. El licopeno, es un pigmento de color rojo que también se encuentra, aunque en menor cantidad, en toronja, sandía y papaya. Este pigmento está constituido enteramente de átomos de hidrógeno y carbono. Específicamente por 40 átomos de carbono y 56 átomos de hidrógeno. Se ha establecido que este compuesto se encuentra más propenso a su absorción en el sistema digestivo, cuando el tomate ha sido triturado o macerado. Por lo tanto, se recomienda su consumo en salsas o purés caseros, así como en jugos y licuados (2).
El licopeno, funciona como un antioxidante en las células de quienes lo consumen, al neutralizar especies reactivas que promueven el envejecimiento celular y daño al material genético. Se ha reportado y probado que, entre 600 moléculas naturales consideradas como antioxidantes, el licopeno es el más efectivo.
Se estima que el 80% del licopeno que consumen las personas, proviene del tomate y productos derivados del mismo. Además del licopeno, otros compuestos funcionales presentes en abundancia en el tomate son las vitaminas E, C y B, así como compuestos fenólicos, también considerados como antioxidantes celulares.
Con base en diversos estudios, se ha determinado el efecto benéfico de un consumo regular del tomate. Esto, se resume a continuación.
Cáncer de próstata
A una alimentación deficiente e inadecuada, se le atribuyen aproximadamente el 50% de los casos de cáncer en el mundo. Se ha asociado el consumo de tomate con un reducido riesgo a padecer cáncer de próstata. Diversos estudios epidemiológicos comprueban que el licopeno tiene la capacidad de concentrarse en el tejido prostático. En un estudio clínico que incluyó a 14000 hombres, el consumo regular de tomate se asoció de forma significativa aun menor riesgo de padecer cáncer de próstata. Más recientemente, se informó que los hombres sanos que consumían más licopeno, teniendo al tomate como fuente, tenían un 28% menos de riesgo de desarrollar cáncer de próstata letal en comparación con los hombres que consumían menos. Además, en ese estudio, la ingesta de licopeno se asoció con la formación de vasos sanguíneos grandes y de forma más regular en los tumores de próstata de los hombres, lo que generó un mejor pronóstico y un tratamiento más efectivo de esta enfermedad. Tales estudios concluyen que los productos de tomate tienen un efecto biológico en el microambiente de la próstata y pueden reducir el riesgo de desarrollar un cáncer (3).
Enfermedades cardiovasculares
25 estudios clínicos proporcionan evidencia de que aquellos individuos con altas concentraciones de licopeno en sangre tienen un riesgo significativamente menor de accidente cerebro vascular. Estos estudios sugieren que la ingesta elevada de licopeno se asocia con reducciones significativas en el riesgo de accidente cerebro vascular (por 26%) y mortalidad (por 37%). Por otro lado, la enfermedad coronaria es una de las principales causas de muerte en el mundo occidental. Se ha hecho énfasis en la relación entre los niveles de colesterol en sangre de las personas y el riesgo de cardiopatía coronaria. Diversos estudios han demostrado que el licopeno inhibe la actividad de una enzima esencial involucrada en la generación de colesterol, teniendo un efecto hipocolesterolémico. Estudios epidemiológicos recientes también han mostrado una relación inversa entre los niveles de licopeno en tejidos y la mortalidad por cardiopatía coronaria, enfermedad cerebro vascular e infarto de miocardio (4).
Función cognitiva
En el sistema nervioso central, el licopeno tiene efectos en diferentes tipos de trastornos, como enfermedad de Alzheimer, enfermedad de Parkinson y enfermedad de Huntington. La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa caracterizada por la acumulación de la proteína beta-amiloide en el cerebro. Esto, causa la muerte de las células neuronales por daño oxidativo. El licopeno inhibe la muerte neuronal al reducir la presencia de especies reactivas de oxígeno en este tejido, por lo que se sugiere como alimento para prevenir la aparición de enfermedades neurodegenerativas (5).
Indicaciones en el consumo del tomate
Para obtener los efectos anteriormente mencionados, se recomienda una ingesta de tomate fresco de aproximadamente 2 a 3 piezas al día o de 2 a 3 cucharadas soperas de puré de tomate casero (tomate molido o licuado). Estas dosis de forma sostenida, es decir, ininterrumpida. Comer cantidades excesivas de tomate, más allá de las aquí mencionadas, podrían provocar una afección llamada licopenemia. Este trastorno se caracteriza por coloración anaranjada o roja de la piel. La afección es inofensiva y acaba bajando el consumo de este fruto.
Conclusiones
Hay muchas evidencias que apoyan la funcionalidad de los compuestos bioactivos del fruto del tomate, como es el caso del licopeno. Los mecanismos moleculares que controlan estos efectos se han estudiado y descrito ampliamente. Al igual que con otros productos naturales con beneficios potenciales para la salud, el licopeno continúa siendo investigado debido a los datos epidemiológicos prometedores. Por lo pronto, el tomate ha sido incluido en la formulación de diferentes alimentos como pastas, frituras y tortillas.
Bibliografía
(1)Bergougnoux, V. (2014). The history of tomato: from
domestication to biopharming. Biotechnology advances,
32(1), 170-189.
(2)Story, E. N., Kopec, R. E., Schwartz, S. J., & Harris,
G. K. (2010). An update on the health effects of tomato
lycopene. Annual review of food science and technology,
1, 189-210.
(3)Chen, J., Song, Y., & Zhang, L. (2013). Lycopene/tomato
consumption and the risk of prostate cancer: a systematic
review and meta-analysis of prospective studies. Journal
of nutritional science and vitaminology, 59(3), 213-223.
(4)Costa-Rodrigues, J., Pinho, O., & Monteiro, P. R. R.
(2018). Can lycopene be considered an effective protection
against cardiovascular disease?. Food chemistry, 245,
1148-1153.
(5)Prakash, A., & Kumar, A. (2014). Implicating the role
of lycopene in restoration of mitochondrial enzymes and
BDNF levels in -amyloid induced Alzheimer s disease.
European Journal of Pharmacology, 741, 104-111.
Estudiante del Doctorado en Ciencias
En el CIAD-CONACYT en Culiacán, Sin.