GILBERTO J. LÓPEZ ALANÍS
Falleció Armando Rubio Gutiérrez el mejor trompetista de la banda de música Los Hermanos Rubio de Mocorito, Sinaloa. En su homenaje dedico esta colaboración, señalando que la interpretación musical de la canción La Macarena, por nuestro homenajeado, quedó impregnada en los muros e imágenes en la parroquia de la Purísima Concepción de ese pueblo mágico.
Respecto a la Macarena que interpretó Armando, hay que anotar que fue compuesta por Bernardo Bautista Monterde y Antonio Ortiz Calero en 1944, como una copla bolero. En los años cincuentas Dámaso Pérez Prado la adaptó a ritmos tropicales con varias versiones, para hacer lucir algún instrumento. También por su amplia resonancia española, fue interpretada como paso doble en las plazas de toros de México, por su parte, Juan Legido, el Gitano Señorón, junto con Los Churumbeles de España, la colocó con mucho éxito en nuestro país. El trío Los Panchos la cantaron como bolero; la cubana Celia Cruz acompañada por la Sonora Matancera en los sesentas del siglo XX, la interpretó desde el punto de vista femenino, agregándole el sentimiento cubano; esta composición fue de tanto éxito, que Los Fabulosos 5 Latinos la incluyeron en uno de sus discos en 1962. Sobre esto algo más pudiera decir Mario Arturo Ramos, de amplia cultura musical.
Por algunas inclinaciones que no conozco, pero que comienzo a vislumbrar, Armando Rubio Gutiérrez tuvo predilección por la interpretación de esta pieza musical.
A ella le dedicó largas horas de ensayos junto con los integrantes de la banda, donde incluyó sus propios arreglos, haciéndola suya; al respecto, hay que hacer notar que en las tocadas, los clientes la solicitaban constantemente.
Esas notas de la Macarena, dejaron una huella sonora imperecedera en quienes las escuchamos al pie del altar o en el atrio de la parroquia jesuita de Mocorito o en otros lugares.
La perfecta nitidez, de las notas eslabonadas en esa armonía magistral,con una sincronización de habilidades, generaban una exaltación de los sentidos produciendo melodías que por tradición, vienen desde los rincones sevillanos de origen moro, en el siglo XII.
Todo esto en una España que nos dejó muestras de su cultura en Sinaloa, la cual fue perfectamente integrada al espíritu mestizo de un pueblo, que se expresa desde la sierra al mar, congruente con su herencia castiza.
Esta visión de los mestizos, no de los vencidos o vencedores, es la que prevalece en la realidad cultural de Mocorito. El trabajo para producir ambientes musicales propios, ha sido largo e intenso, lleno de avatares, pero a la vez hermosamente construido, en una persistencia que hoy se enfrenta a definiciones. No en vano, los conversos ya como cristianos viejos, de San Benito y la Huerta, nos heredaron aquellas tonalidades que brotan a través de las bandas tradicionales y los conjuntos musicales que hoy llaman chirrines.
Los Hermanos Rubio, como “banda de viento”, así la llamaban los sierreños, han sabido crear un estilo musical donde la tradición se ha respetado, manteniendo una cierta pureza sostenida desde José e Ismael Rubio Quiñónes y sus hermanos en San Benito, heredada a sus hijos, nietos y parientes.
Por diversas cercanías familiares, les cuento que varias veces llegué a la intimidad de la cocina de doña Adolfina esposa de Ismael Rubio Quiñónes y mamá de Armando, a platicar de las andanzas juveniles de mi padre con Ismael, en San Benito, la Huerta y Mocorito, bailando con las bellas muchachas de sus tiempos, oyendo los pícaros comentarios de doña Adolfina.
Hago esta remembranza porque observé por las redes sociales, cómo los músicos de la banda de los Hermanos Rubio despidieron los restos mortales de Armando, desde su casa hasta el panteón Reforma, en medio de una amenaza de lluvia que quedó en borrasca.
La música viva y vibrante, fue el bálsamo eficaz para seguir recordando a un trompetista que puso todo su corazón, esfuerzo pulmonar y emboquillado, para administrar el flujo de un soplo divinizado por su amor a la virgen de la Purísima Concepción.
Esta canción de los toreros, la Macarena, de honda advocación mariana, nos remite al nombre original de esta deidad católica, conocida como María Santísima de la Esperanza Macarena Coronada, o simplemente La Macarena, por tanto, es una virgen, de un barrio tradicional en una ciudad de raigambre, morisca y judía. Su fiesta se celebra el 18 de diciembre y es una de las imágenes que participa en la internacional Semana Santa de Sevilla.
Las interpretaciones de Armando siempre estuvieron en el tono correcto; las florituras, escape de los improvisados, no lo asaltaron nunca. Midiendo los tiempos de cada nota, supo darles la continuidad perfecta para arrobar al público que lo escuchaba. Lo vi descansar al término de cada interpretación, con la satisfacción de haber cumplido la hermosa tarea de saberse íntimamente conectado con una deidad del mismo talante mariano y sevillano del siglo XVII.
La Macarena de Armando Rubio jamás será oída en vivo, en su original versión mestiza. Sin embargo, ha quedado en nuestra memoria como un patrimonio cultural intangible que merece ser rescatado.
Director del Archivo Histórico de Sinaloa