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CANTAR A LA VIDA

By viernes 31 de julio de 2020 No Comments

MARIO ARTURO RAMOS

Nota: durante más de un año he estado alejado- mis escritos- de La Voz del Norte, órgano informativo cultural que está en mi historia de manera relevante. En esta edición regreso…

Cantamos porque el grito no es bastante/ y no es bastante ni el llanto ni la bronca/ y porque creemos en la gente/ y porque venceremos la derrota. Cantamos porque el sol nos reconoce/ y porque el campo huele a primavera/ y porque en aquel tallo, en aquel fruto/ cada pregunta tiene su respuesta.Cantamos porque llueve sobre el surco/ y somos militantes de la vida/ y porque no podemos ni queremos/ dejar que la canción se haga ceniza. Fragmento “Porque cantamos” Mario Benedetti.

Son tiempos para cantar a la vida, para encontrar el otro lado de las mañanas inciertas, de las dudas lacerantes sobre el presente y el futuro. El tema es un invitado constante en el resultado literario de poetas, que han dejado el testimonio – conocido o no- de sus vivencias, imaginación, lecturas, existencia, en poemas que en estos días adquieren especial significado.

La vida y el canto están unidos desde el origen de los atardeceres, muchas veces el canto ha vencido condiciones mentales adversas, entonces es el momento de cantar a la Violeta de América: “Gracias a la vida/ que me ha dado tanto/ me dio dos luceros/ que cuando los abro/ perfecto distingo/ lo negro del blanco/y en el alto cielo su fondo estrellado/ y en las multitudes/ el hombre que amo.” Fragmento. Gracias a la vida. Violeta Parra.

Algo que no cambiará bajo“la nueva realidad” es el amor; me parece que su esencia continuará dejando huellas como lo ha hecho en páginas y notas musicales. El amor en Homero,por sólo citar una muestra, es el eje de su obra inmortal, que es desafío a las reglas establecidas, batallas de figuras mitológicas y manantial de caricias íntimas, navegar en el peligro en un caballo de madera y vencer a la destrucción con la palabra. Hoy pienso que debe recuperar su lugar principal, en el camino de la especie humana, que se debe sacar del sótano cotidiano donde se guardan las cosas no rentables; esta actitud no convierte a nadie en un “romántico de museo” o”fugitivo de la objetividad”, al contrario, recuperar los sentimientos amorosos de manera individual, social, ecológico, ideológico, nos hace más humanos, más fuertes para derribar los obstáculos que han impactado históricamente en el hombre.

¿La lectura de un poema amoroso va resolver las enfermedades y la parálisis económica mundial? Claro que no, pero por un instante- la vida está hecha de instantes-la experiencia poética nos abrirá las puertas a un universo diferente, es posible que sirva de un nuevo inicio, de un abrazo a distancia con el amigo lejano; que sustituya a las despedidas que físicamente no se realizaron. Ernesto Cardenal escribe:“Nuestro amor nació en mayo con malinches en flor-cuando están en flor las malinches en Managua-. / Sólo ese mes dan flores: en los demás dan vainas. / Pero las malinches volverán a florecer en mayo/ y el amor que se fue no volverá:” y en otro poema dice: “Cuidado, Claudia, cuando estés conmigo, / porque el gesto más leve, cualquier palabra, un suspiro/ de Claudia, el menor descuido, / tal vez un día lo examinen eruditos/ y este baile Claudia se recuerde por siglos. / Claudia, ya te lo aviso”.

Las noticias diarias inundan de cifras catastróficas al mundo, producto del desastre que produce la tragedia; campean en el horizonte llenando de interrogantes el destino; segando el calendario de algunos escépticos que se negaron y se niegan a tener sana distancia con sus semejantes; sin embargo, el final- que deseo que, de cualquier manera,llegue- encontrará la esperanza sentada a la entrada del futuro y es posible que reencontremos la ruta con un nuevo impulso.

El poeta Nicolás Guillen dice en su poema “De vuelta”: “Por el largo camino/ me marché al azar/ con un jarro de vino/ y un trozo de pan. / Me marché al azar.

Viento, viento- decía -/ contigo me voy. (En el orto el día, / joven era el sol). / Contigo me voy.

Tuve un palo con rosas/ que es mucho tener/ veinte y dos mariposas/ y un sólo clavel. /Que es mucho tener. Ardió el sol en mis manos/ que es mucho decir/ ardió el sol en mis manos/ y lo repartí. / Que es mucho decir.

Por el largo camino / regreso al azar, / con un jarro de vino/ y un trozo de pan. / regreso al azar”.

Como en el texto de Nicolás estaremos de vuelta, encontraremos espacio para cantar a la vida, como siempre de forma individual o colectiva, con sus paisajes amorosos o la soledad del desamor, con el sabor de la amistad o el aroma de los encuentros placenteros que embriagan de poesía. Mientras tanto, como el célebre Jaime Sabines hay que decir:” Los amorosos buscan. / Los amorosos son los que abandonan, / son los que cambian, los que olvidan. Su corazón les dice que nunca han de encontrar/ no encuentran, buscan. /Los amorosos andan como locos/ porque están solos, solos, solos, / entregándose, dándose a cada rato/ llorando porque no salvan el amor. Les preocupa el amor. Los amorosos/ viven al día, no pueden hacer más, no saben. / Siempre se están yendo/ siempre hacia alguna parte. / esperan, / no esperan nada, pero esperan”. Fragmento. Los amorosos. Jaime Sabines.

Son tiempos conflictivos, es cierto, de temores y profecías apocalípticas, creo que una forma de navegarlos es: Cantar a la vida.

Escritor

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