DestacadosEstatal

EL PAPEL DE LOS PASANTES DE MEDICINA EN LA EDIFICACIÓN DEL SISTEMA DE SALUD EN SINALOA

Por martes 30 de junio de 2020 Sin Comentarios

FÉLIX BRITO RODRÍGUEZ

Este escrito se enfoca en la labor realizada por prestadores del servicio social llevado a cabo por pasantes de medicina durante las décadas de 1930 y 1950, señalando su influencia en la edificación de una sociedad culturalmente moderna.

A la política de desarrollo e integración planteada durante el periodo cardenista en México, se sumó la educación y atención sanitaria impartida por los pasantes de medicina en áreas rurales, acción mediante la cual se pretendió reformar la conducta del campesinado, mediante un acentuado ataque a la superstición (hechicería) en la búsqueda de una anhelada modernización. Para ello buscaron inculcar hábitos saludables (hervir el agua, lavarse las manos antes y después de ir al baño, construir fosas sépticas, etcétera) que fomentarían un incremento en la calidad de vida rural.

El Estado desempeñó el papel medular en el impulso y articulación de una política de asistencia social rural, política que fue llevada a cabo en la práctica por un cuadro de ingenieros sociales, que significaron los pasantes de medicina, quienes en su mayoría eran integrantes de familias de clase media. El médico pasante se encontró en la encrucijada que representaban por un lado, la peculiar comunidad rural, impregnada de carencias y a la cual lo habían designado para el desempeño de su servicio social y por el otro el citadino y moderno mundo exterior, al cual pertenecía.

Padecieron y enfrentaron terribles actos de hostilidad en algunas de las áreas rurales. Aunado al hecho de que durante la década de 1930, un gran número de comunidades no contaban con la tecnología necesaria para la concreción de la ansiada modernidad y transformación sobre la conducta del campesinado mediante la asistencia social, me refiero a la falta de agua potable, drenaje sanitario, vacunas, medicamentos, luz eléctrica, muchos de los cuales llegarían décadas posteriores.

Los pasantes de medicina se enfrentaron con sus limitaciones y con una fuerte muralla en torno a las prácticas culturales procedentes de la medicina tradicional.

El poder de su ciencia, en pueblos con boticas mal surtidas y sin los instrumentos adecuados para el ejercicio de su profesión, era insuficiente; pero sus conocimientos y experiencias les obligaron a rendir al máximo sus posibilidades concretas. A pesar del recelo mostrado hacia los médicos por los habitantes de las zonas rurales, poco a poco se fueron ganando la confianza de los pacientes y con ellos el del resto de la sociedad, quienes fueron gradualmente dejando de lado las tradicionales prácticas medicinales.

Algunos pasajes descritos por los pasantes en sus memorias del servicio social hacen alusión a la existencia de principios sanitarios tradicionales y nos revelan nociones de medicina tradicional, que apuntan a una serie de conocimientos de herbolaria. En 1946 el joven pasante de medicina Juan Humarán López señalaba lo siguiente:

«Hay infinidad de plantas medicinales no clasificadas todavía, los naturales las utilizan con nombres regionales en muchas enfermedades como una que llaman el tapaano, en una epidemia de colerina que se me presentó los de la región la usaban con magníficos resultados, probablemente es muy rica en tanígeno».

Lo anterior apunta hacia una viva tradición entre la población en cuanto a la utilización de diferentes plantas como prácticas curativas para remediar ciertas dolencias. En los citados informes se destacan también los problemas de nutrición y suministran datos sobre elementos o facetas de la morbilidad registrada. Según los diversos informes consultados, todos coinciden en que las primeras razones de consulta se debían a enfermedades infecciosas y parasitarias como la diarrea, la amibiasis, el cólera y la fiebre tifoidea. En segundo lugar se enumeraban las enfermedades de transmisión aérea, entre ellas la tuberculosis y la influenza. Las enfermedades de transmisión sexual y las que se pueden prevenir por medio de vacunas ocupaban un tercer puesto. En cuarto lugar se encontraban las enfermedades causadas por vectores tales como el paludismo, el dengue y la fiebre amarilla. Destacan en orden de importancia las diarreas y las enfermedades controlables de origen infeccioso que atacaban principalmente a la población infantil. Otras enfermedades recurrentes entre la población eran las afecciones bronquiales, sarampión, paludismo y la tuberculosis.

Otra información interesante contenida en los escritos elaborados por los pasantes de medicina se refieren a los conflictos ocasionados entre la concepción científica de la salud, que representaban los médicos pasantes, y los tradicionales tratamientos para el cuidado de la salud, que representaban los curanderos: «Son varias las personas que se dedican a ejercer la medicina en Concordia, sin ninguna preparación mucho menos autorización. El charlatanismo en esta región alcanza su máxima expresión, de mozos de hospital, barberos y boticarios saltan a ejercer la medicina debido a la gran incultura médica que tienen sus habitantes…obstaculiza[n] la labor del pasante en una forma miserable y arpía al grado de no importarle la vida de un enfermo, con tal de desprestigiarlo».

Otra cuestión vertida en los distintos informes del servicio social era la urgente necesidad de la implementación de la medicina preventiva en la atención sanitaria, ponían énfasis en los aspectos relacionados con la higiene personal, doméstica, y los cuidados en la preparación de alimentos y bebidas. Los médicos impartían conversaciones con la comunidad para difundir la importancia de consumir exclusivamente agua potable, con el propósito de disminuir la parasitosis, pero tal parece que con muy poco éxito. De ello se quejaba amargamente el pasante de medicina Arzac: «A pesar de la propaganda que se ha hecho para que se acostumbren a hervir siempre el agua que se usará como potable, las cosas siguen exactamente igual, siendo estas unas de las razones que explican las formas en que se presentan las enfermedades en este pueblo…

Las memorias del servicio social redactadas por los pasantes de medicina, tenían como objetivo fundamental contribuir al conocimiento y diagnóstico de los problemas de salud que en la segunda mitad del siglo XX aquejaban a la población rural sinaloense, elaborar un perfil sanitario de las comunidades que permitiera identificar el comportamiento de sus principales indicadores de salud; los problemas sanitarios y asistenciales más importantes; ofrecer a las autoridades recomendaciones que les orientaran en la planificación y aplicación de políticas de salud con el objeto de mejorar las condiciones y calidad de vida de las comunidades.

Profesor investigador de tiempo completo
de la Facultad de Historia/UAS
febr68@gmail.com

Artículos relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.