JUAN SALVADOR AVILÉS OCHOA
En su nueva época tiene un solo objetivo: ser puente de comunicación en la región del Évora, el estado de Sinaloa y México. Nuestro compromiso es con la cultura: local, estatal, nacional, universal, entendiendo la cultura como el quehacer del hombre, de los pueblos, de las naciones, que dignifica y enriquece la existencia.
El párrafo anterior era parte del primer editorial de la edición del 31 de mayo de 2010 con el cual iniciaba una nueva etapa del periódico que había sido fundado el 30 de junio de 1903 por José Sabás de la Mora teniendo como colaboradores a Manuel J. Esquer, Luis Monzón y Adolfo Avilés. La aparición del periódico, cuyas oficinas estaban ubicadas en la calle Porfirio Díaz, hoy Miguel Hidalgo, durante la etapa inicial fue semanal. En él se informaba con puntualidad la vida social, política, económica y cultural del distrito de Mocorito y más allá de las fronteras estatales y nacionales. Registraba datos como nacimientos, defunciones, matrimonios, transacciones comerciales, actividad minera, fiestas, vida escolar, sucesos políticos, y todo lo que conformaba la vida cotidiana de sus habitantes.
Fue costumbre que, al cumplir años de su puesta en marcha, realizar cambios para mejorar la publicación. Al festejar su primer año, de un diminuto semanario que se imprimía en Culiacán, dobló sus dimensiones y adquirió un pequeño taller tipográfico. Al cumplir su segundo año y entrar al tercero se hizo bisemanario, saliendo miércoles y sábado con un tiro de mil ejemplares. Al entrar al cuarto año contrató el servicio telegráfico -el internet de la época-, a través del cual llegaba información de las principales ciudades del mundo.
Bien dicen que no hay quinto malo, y precisamente al iniciar el quinto año apareció el primer número de la revista Arte que con el paso del tiempo se convirtió en una de las publicaciones literarias más importantes de México. El último número de la revista editada por Sabás de la Mora y dirigida por el doctor Enrique González Martínez y Sixto Osuna como jefe de redacción, salió el 31 de mayo de 1909, cuando los talleres de la imprenta se encontraban en la esquina de las calles Francisco Cañedo, hoy Francisco I. Madero y Benito Juárez, antes Guadalupana.
Un siglo y un año después, en las celebraciones del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, La Voz del Norte bajo los auspicios de la Asociación Civil José Ley Domínguez y debidamente registrado ante la Secretaría de Educación Pública, aparece de nuevo en el horizonte cultural de Sinaloa.
La etapa actual del periódico inició como ya dije al principio, el último domingo de mayo de 2010 y al cumplir los diez años de existencia, éste último domingo de mayo de 2020, usted tiene en sus manos el número 370. La frecuencia inicial fue semanal actualmente aparece cada quince días. El tiraje inicial fue de cinco mil ejemplares llegando a ser de treinta mil. Por invitación de Carlos Antonio Sosa, presidente de la Asociación Civil José Ley Domínguez, tuve el privilegio de iniciar como su director; posteriormente Mario Arturo Ramos, uno de los principales promotores, desde el principio hasta la fecha, lo condujo por varios años hasta hace unos meses; actualmente lo dirige Carlos Antonio Sosa, su principal impulsor y benefactor, y tiene como sede el Centro Cultural José Ley Domínguez ubicado en pleno centro histórico del pueblo mágico de Mocorito.
En una época en que prácticamente el periodismo cultural esta ausente de los diarios estatales La Voz del Norte, al cumplir una década de trabajo, refrenda su compromiso de mantener la mano alzada para seguir siendo vehículo, físico y en línea, de promoción y difusión de la cultura en su más amplio significado.
Concluyo haciendo un recuento de las primeras veinte portadas en orden de aparición, como un reconocimiento simbólico para quienes han hecho posible estos diez años, desde sus directivos, editores, distribuidores, y por supuesto, a quienes desde las diversas regiones del país y más allá de sus fronteras han escrito en sus páginas.
Mocorito: De la Atenas de Sinaloa a Pueblo Señorial de mi autoría, El amor inmortal de Pedro Infante por Guamúchil de Mario Arturo Ramos, El tesoro en la isla de Tachichilte de Eligio López Portillo, La Hacienda de La Labor: historia lejana de una comunidad rural de Gilberto López Castillo, El antiguo pueblo del Espíritu Santo de Jorge Macías Gutiérrez QEPD, Ecos de antiguas batallas: los indios de El Fuerte y la rebelión de 1740 de Gilberto López Castillo, El Colegio de Sinaloa de Gilberto J. López Alanis, Heraclio Bernal: los ecos del Rayo de Francisco Padilla Beltrán, Mazatlán es la rosa de los vientos de Faustino López Osuna, Lupita la novia de Culiacán de Nicolás Avilés González QEPD, La ciudad de Culiacán siempre nueva de Gilberto J. López Alanís, El mayor Eliseo Quintero y su pleito con el gobierno porfirista de Oscar Lara Salazar, El rock mexicano: El millonario musical de Los Mochis de Mario Arturo Ramos, Filosofía y poesía en la obra de Jaime Labastida de Mario Arturo Ramos, Guasave la joya del Petatlán de Daniel García López, Del Rosario y sus minas para el mundo Simona Martínez de Joaquín López, La independencia en Tamaulipas de J. León Rodríguez Zúñiga, El centenario del emblemático reloj de los concordenses de Félix Brito Rodríguez, Ángel Flores: desde Navolato vengo de Jorge Briones Franco, y La Marcha de Zacatecas de Alberto Ángel El Cuervo.
Antes de cerrar, comparto lo que en la edición 20 del 10 de octubre de 2010 fue una noticia: La Asociación Civil José Ley Domínguez anuncia el inicio de los trabajos de restauración de la casa del médico mocoritense para convertirla en centro cultural.
* Cronista y presidente de la corresponsalía en Mocorito del Seminario de Cultura Mexicana