RIGOBERTO SÁNCHEZ LEDESMA
Siempre habrá una especie de “cápsula multidimensional” cuando aparezca algún dispositivo que nos conecte y envuelva en la trama de los problemas sociales vinculados a factores económicos en un lugar determinado y sus múltiples dimensiones; noción que he tomado de una pieza sonora tipo receptáculo expuesta en el módulo Arkehia del MUAC en la Ciudad de México por el Laboratorio de arte, diseño y ciencia ficción “Sombrero Invisible” en el año 2016 que tiene su fundamento en la idea de que la economía y el sistema económico del mundo globalizado es una imposición de las altas esferas del poder y de la política, hecho que ha traído grandes problemas sociales sobre los cuales debemos reflexionar.[1]En ese sentido, pretendo que este texto también pueda entenderse como un dispositivo que enlaza al lector con sus experiencias y desde su perspectiva poner en marcha un mecanismo de acción reflexiva sobre los fenómenos que han surgido con la llegada de la industria turística como instrumento de desarrollo en el poblado de Mocorito Sinaloa y los problemas sociales que se desprenden de ello en relación al elemento económico.
El programa pueblos mágicos puesto en marcha por el estado a través de la Secretaría de Turismo en 2001 tiene como objetivo hacer frente a la falta de desarrollo económico de lugares mediante la actividad del turismo, valiéndose de mecanismos de explotación cultural, natural y material suponiendo un beneficio inmediato para la comunidad y sus habitantes, mitigando de este modo los problemas sociales como pobreza, marginación y desigualdad social. Sabiendo esto nos podemos preguntar ¿Ha sido este programa un beneficio abarcador para toda la comunidad?, es una pregunta que intentaremos contestar más adelante.
Buscando un poco en la historia económica de Mocorito, encontramos que a mediados del siglo XIX según Peña (1992) el poblado parecía ser un lugar próspero donde la actividad en la cabecera era el comercio de los propios frutos y cosechas del sector agropecuario, además eran importantes la enseñanza y la escritura como fuentes de trabajo y muestras de desarrollo; sin embargo, Avilés (1999) advierte que en los últimos años del siglo XX, Mocorito dio indicios de un estancamiento en materia de desarrollo económico, aunque el sector agropecuario seguía siendo la primera apuesta para el desarrollo, la rentabilidad era bastante baja y de manera generalizada observó una falta de visión en la esfera empresarial local; entre otras operaciones mercantiles de la época hace mención de la explotación forestal y actividad minera que no logran dar vuelta favorecedora al panorama a pesar de que ésta última fue sostén y baluarte de la economía municipal a principios de siglo. Además, el autor vislumbra algunos problemas sociales como la desigualdad social y fuga de mentes y manos de obra jóvenes hacia otros lugares. En años recientes el panorama parece tornarse “alentador” en materia económica con la llegada y de la actividad turística resultado del distintivo de Pueblo Mágico obtenido en 2015. Sin embargo, desde el punto de vista social el panorama no es tan confortante, ya que esta actividad vino a cambiar drásticamente la dinámica y la estructura socio-económica del lugar con la imposición una actividad que tiene que ser digerida por la comunidad y enfrentar la transición de una economía rural a una economía globalizada. En la base del cuerpo social aparecen nuevos conflictos que se añaden a los problemas ya existentes en la escala social fruto de una serie de fenómenos que podemos identificar en lo que comentan las personas de forma generalizada y de la observación que logramos hacer del campo comercial.
Así encontramos que existe una caída del comercio local establecido que inició con la aparición de tiendas de conveniencia y el aumento de los costos de renta acabando con el comercio local y teniendo como consecuencia el cierre de negocios, lo que significó para algunos un cambio en el modo de vida y de producción, y la obligación de emplearse. También preocupa el apoderamiento del mercado con el advenimiento de empresas de gran inversión que establecen pactos de beneficio bidireccional con las agencias de turismo locales, acuerdos que no son rentables desde el punto de vista comunitario, que en algunos casos conlleva a la privatización de actividades o lugares comunes; por tanto, la comunidad no se beneficia, formando parte de un grupo relegado y en algunos casos marginado; es un fenómeno común en todos los destinos turísticos regidos por el capitalismo. Y por último observamos el crecimiento del comercio informal, es podríamos pensar, la contraparte del sistema capitalista y al mismo tiempo la introducción al mismo, es decir, aunque esto surge como una resistencia a los dos fenómenos anteriores por parte de la población que se encuentra en la base de la pirámide social, el habitante termina por enrolarse en esta dinámica económica global traída por la actividad turística pero no puede competir con los grandes inversionistas (en ocasiones foráneos) que acaparan el mercado. De la tal forma que el beneficio existe, pero no es suficiente para equilibrar y darle vuelta al panorama de los problemas sociales.
De este modo podemos ver que las transformaciones en la estructura y organización de la economía impactan según Bourdieu (2006) las prácticas y habilidades de los agentes o actores sociales (habitantes) obligándoles a interiorizar un nuevo “habitus”, concepto que tiene que ver según el autor con la asimilación de los cambios en la organización y concepción del trabajo, así como con las aspiraciones y posiciones sociales que esta nueva dinámica les confiere. Es decir, hablamos de una reconfiguración de la vida de un lugar en torno a la dinámica globalizadora. De alguna manera podemos ver que la dinámica capitalista que se intenta introducir es totalmente arbitraria, en el sentido que no parece abrazar ni buscar un equilibrio y el logro de las aspiraciones de la comunidad, como afirma Bourdieu las personas en condición de marginado/relegado “no pueden vincular el mejoramiento de su condición con una transformación radical del sistema; sus aspiraciones e incluso su rebeldía se expresan dentro de la lógica que el sistema les impone”. Por tanto, es necesario, hacer un análisis de este cambio, y buscar la forma de mitigar los azotes bruscos que se están produciendo, buscando un equilibrio comunitario en el ámbito socio-económico del lugar.
Respecto a la pregunta si este cambio ¿ha sido un beneficio abarcador para toda la comunidad?, creo que en materia económica puede ser un avance; sin embargo, no es un beneficio equilibrado, la redistribución de las ganancias no son las mejores ni mayores en la población que se encuentra en la base piramidal (desempleados, empleado/ obreros y comerciantes informales); de modo que, la pobreza, la marginación y desigualdad siguen existiendo (hecho natural en el sistema económico capitalista) y este hecho se ve reflejado en otras dimensiones del ámbito social, de tal manera que los problemas se intensifican y ponen en tensión la vida comunitaria, eso se puede ver en los sentimientos generalizados de descontento y frustración de los afectados, la rivalidad que se emprende entre comerciantes y la falta de unidad comunitaria; y además, en lo más bajo de esta base proletaria existen personas no aspiran a mejorar su estilo de vida, con fuertes sensaciones de inferioridad y sin las herramientas y conocimientos necesarios para actuar en la nueva dinámica global.
Es evidente entonces, que el turismo como actividad productiva moderna en el escenario del neoliberalismo globalizado dice Ávila (2013) reproduce el desarrollo desigual y combinado de territorios capitalistas dentro del Estado-Nación, regularmente tiende a absorber a las culturas locales y desestructura los modos de producción locales. Sin embargo, dentro de la dinámica de la acumulación capitalista es un sector que atrae nuevas inversiones de capital en estos periodos de crisis económica mundial. De manera paradójica lo que supone un desarrollo para algunos, para otros significa un desgaste en el bienestar social. La multidimensionalidad aquí tiene que ver con la tarea de identificar de entre los fenómenos (problemáticas) expuestos anteriormente los diferentes aspectos que determinan/caracterizan la calidad de vida de los habitantes del pueblo y hasta dónde se extienden en función de afectaciones que la actividad turística como apuesta de desarrollo económico ha tenido en la comunidad y en sus formas de vida en sociedad de modo que nos permita repensar el rumbo y la manera en que hemos de afrontar el cambio e imaginar un bienestar común.
Un camino posible para mitigar el impacto de estos fenómenos y sus problemas es hacerlo a través del concepto de gobernanza una especie de política pública contemporánea, Chávez y Rosales (2015) proponen el trabajo conjunto entre sociedad civil, actores empresariales y autoridades locales o estatales. Pero esta forma tendría que ser realmente un espacio abierto, donde la sociedad tenga voz y grado de poder (el poder también debe compartirse) de ir mediando la forma en que se lleva a cabo la dinámica económica y sobre todo de qué forma se logra una redistribución más equitativa y con verdaderas oportunidades para todos. Es necesaria la unión de actores sociales, la formación de colectivos y sobre todo el trabajo comunitario sobre una estructura sólida y consensuada; una manera de tomar fuerza para combatir el abuso y la relegación. Sin más, quiero expresar que este texto no pretende cambiar la dinámica económica ni pretende dar una cátedra sobre ella, pero si cuestiona lo que sucede a nivel social en el seno de la actividad comercial colectiva, es un dispositivo que invita a la reflexión, abierto a la crítica y al tiempo.
Notas
[1] “Sombrero Invisible” Laboratorio transdisciplinario de arte, diseño y ciencia ficción. Se define como una zona de contacto entre diversos campos de conocimiento. Es un espacio de investigación y reflexión teórica vinculada a procesos de experimentación, co-creación y producción. Fundado y coordinado por Dra. Patricia Tovar Álvarez. www.sombreroinvisible.mxReferencias:
Avilés O. Ezequiel (1999). “La economía mocoritense” en
Mocorito 1, Encuentros con la Historia. Revista Cultural
PRESAGIO: Culiacán Sinaloa. Pág. 200.
Bourdieu (2006). Argelia 60, Estructuras económicas y
estructuras temporales. Siglo veintiuno ediciones: Buenos
Aires, Argentina.
Peña G. Enrique (1992). En el viejo Mocorito. Ediciones
COBAES: Culiacán Sinaloa.
Chávez B. Carlos y Rosales R. Tania Iliana (2015). “El diseño
del programa Pueblos Mágicos desde el enfoque de la
Gobernanza” en Pueblos Mágicos: discursos y realidades.
Universidad Nacional Metropolitana: Ciudad de México.
Ávila R. Agustín (2013). “Turismo y pueblos indígenas de
México, despojo y veredas de apropiación comunitaria”
en Patrimonio biocultural, territorio y sociedades
afroindoamericanas en movimientos. CLACSO: Buenos
Aires, Argentina.
Arquitecto y Maestro en Diseño Industrial (UNAM)