SANTOS LÓPEZ LEYVA
El domingo 17 de noviembre de 2019, mi esposa y yo visitamos el Museo Nacional del Prado, en Madrid, España, ya lo habíamos hecho en otras ocasiones, pero siempre resulta un remanso de cultura y cultivo al espíritu frecuentarlo, en esta ocasión nos llamó más la atención porque el mes de noviembre estuvo dedicado a celebrar los 200 años de este espacio del arte. En 1819, año de su fundación, Fernando VII era Rey de España, llamado primero, “el Deseado” y después cuando se convierte en absolutista se le denominó “el Rey Felón”. En ese momento estaba la lucha por la Independencia de México y el máximo jefe insurgente era Vicente Guerrero.
Mi atracción por los museos de arte proviene de las clases recibidas en los cursos de historia del arte en mi carrera de profesor de primaria, ésta era una materia regular del plan de estudios. Entre los pintores que mayormente llamaron mi atención y hasta le fecha lo siguen haciendo, que son huéspedes del Prado, se encuentran: de España, el Greco, que aunque no es español de nacimiento, es el principal representante de la pintura renacentista española, allí, en el Prado se encuentra mucha de su obra, pero la mayor parte de ella se localiza en Toledo, donde vivió y falleció. Los otros pintores españoles son Goya y Velázquez. El primero es famoso por sus majas, pintadas ya en el primer cuarto del siglo XIX. Por su parte Velázquez, pintor del barroco español, es famoso por las Meninas. Del renacimiento italiano se encuentran Tiziano y Tintoreto, ambos de la escuela veneciana, de este último es posible admirar una abundante colección. De la pintura flamenca, proveniente del territorio de lo que hoy es Bélgica, se exhiben cuadros de Pedro Pablo Rubens y Anthony van Dyck y claro, sin olvidar el gran exponente del barroco, Rembrandt. El museo alberga una gran colección de Rubens, esto por el largo tiempo que sirvió como embajador al gobierno español. De la pintura alemana, resalta la obra de Durero, pintor renacentista, del cual me tocó conocer su casa, en 2015, en Nuremberg, cuando estuve impartiendo un curso de historia económica de México en la Friedrich-Alexander Universität Erlangen-Nuremberg, en un posgrado en desarrollo global.
Sin duda, a partir del Renacimiento, pero principalmente después de 1800, con el triunfo de la Revolución Industrial, el arte empezó a ser parte de la economía y los países más ricos fueron los que cultivaron la pintura y la escultura como actividades incorporadas al sistema económico. En la actualidad existe una comercialización del arte y éste forma parte de un sector económico emergente que se denomina industrias culturales y creativas.
La economía creativa
En la actualidad la economía integra cada vez más los productos de la creatividad y la cultura, surgiendo, en general, nuevas formas de generar crecimiento económico a través de lo que se denomina economía creativa, concepto que se empieza a manejar en los años 80 del siglo XX, por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el cual recibe otras denominaciones tales como industrias culturales y creativas, también conocida como economía naranja, dentro de este género de economía se encuentran la publicidad, arquitectura, arte y mercado de antigüedades, artesanías, moda, diseño, cine y video, música, artes escénicas, industria editorial, software, televisión y radio, juegos de computadora; yo agregaría plataformas, redes sociales, en fin, un conjunto de actividades que se pueden incluir en esta denominación, lo cual hace que el concepto alcance alto grado de indefinición, por tanto, dificultades en su medición; sin embargo, algunos reportes establecen que es el sector económico que más ha crecido, incluso, mucho más que la industria armamentista.
México, tuvo un desempeño importante en algunas de estas actividades en los años 50, 60 y 70 del siglo XX, principalmente en el cine, teatro, televisión, cómics, pintura, música y otras actividades culturales, en ello existen varios éxitos alcanzados por nuestro país en el campo del cine y la música, en el cómic, por ejemplo Lagrimas y Risas y el Libro Vaquero lograron vender seis millones de ejemplares al mes. En la actualidad, nuestro país ha exportado muchos talentos en este campo, desde directores de cine, tres de ellos son ganadores del principal premio en el cine, el Óscar. Hace unos dos años, la revista Time publicó una investigación donde afirma que, el país que tiene mayor número de trabajadores en el Silicon Valley, después de Estados Unidos, es México, lo cual demuestra el gran potencial que tiene el país en el campo del software y hardware.
Para aprovechar todos estos recursos humanos y que puedan aportar a la economía del país, es necesario formular un plan de desarrollo para las industrias culturales y creativas, donde un ejemplo a seguir sería la política de impulso a la economía creativa diseñada por la República de Corea, lo cual ha permitido un gran avance a dichas actividades en este país. México tiene potenciales para ser un protagonista internacional en la economía creativa, se tiene que aprovechar esta ventana de oportunidad para lograr un mayor crecimiento económico.
* Profesor de la Facultad de Economía y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Baja California