JUAN SALVADOR AVILÉS OCHOA
A finales del siglo XIX y principios del XX se asentaron en esta población cuatro haciendas sobre vastas tierras de cultivo, cada una de ellas tenía su casco y su respectiva casa grande donde vivía el dueño. Según Antonio Espinoza López, quién fue el que nos proporcionó la mayor parte de la información que en este documento se cita, comenta que estas haciendas fueron las siguientes:
Hacienda de Ramón Soto
Esta fue la primera hacienda construida en esta población, el dueño fue padre de Susana Soto esposa de Francisco de la Vega. Fue la primera casa de material que existió en este lugar. Es un caserón construido de ladrillo y techos de vigas con dos piezas al frente comunicadas entre sí, una habitación contigua que servía de cocina y en la parte trasera un extenso patio.
En esta hacienda se acostumbraba que los peones trabajarán de sol a sol y a la salida cada peón tenía que llevar un palo de leña al hombro para entregarlo al patrón. El salario semanal era de un peso.
Hacienda de Francisco de la Vega
Procedente de Culiacán Francisco de la Vega llegó a la Higuera y fundó la hacienda que hoy es el emblema de la población, situada en la sindicatura de Cerro Agudo en el municipio de Mocorito.
Contrajo matrimonio con Susana Soto con quién procreo cinco hijos: José, Francisco, Susana, Guadalupe y Refugio.
Al morir Francisco, la hacienda quedó en manos de José de la Vega quién casado con Genoveva Cota Riveros tuvieron dos hijos, el varón murió a la edad de 10 o 12 años y una mujer llamada Josefina.
La casa de la hacienda era una construcción hermosa e imponente con un enorme portal al frente rematado con trece arcos, al frente tiene 12 ventanas y un majestuoso portón de acceso, cuenta con 8 habitaciones en total, 5 al frente y 3 a los costados, una al lado izquierdo y dos al lado contrario.
Cruzando el acceso hay un gran portal limitado hacia el patio con nueve arcos y a un costado un corredor con seis arcos más.
La hacienda tenía un inventario del orden de mil vacas de las cuales ordeñaban alrededor de la mitad. Sembraban más de mil hectáreas de maíz y fríjol y la producción era vendida al mayoreo y en ocasiones la usaban como alimento para el ganado.
Contaba con plantíos de mezcal, ubicados al lado izquierdo del camino de acceso a la población, y procesaban el producto para producir vino.
El salario que pagaban a los peones por ordeñar y cuidar el ganado era de un peso diario.
Hacienda de Januario Sánchez
Esta hacienda fue heredada por Januario Sánchez a sus hijos Ladislada e Isidro Sánchez.
El principal esplendor de esta hacienda se vivió bajo la conducción de José María Gastélum, vecino de Cahuinahuato, quién se casó con la hija de Januario.
Esta casona fue construida –según comenta Basilio Gastélum nieto de dicho matrimonio- por el arquitecto Juan Nieblas y que fue el mismo que construyó la hacienda de Casal en la Ciénega. Los rasgos arquitectónicos son similares entre ambas haciendas.
Esta hacienda es una enorme finca con cinco ventanas a cada lado del acceso principal con una impresionante barda perimetral que limitaba el espacioso patio de la casa. Cuenta con cuatro habitaciones al frente, al lado derecho dos más y una más a la izquierda. El portal principal de la casa tiene piso de ladrillo y esta limitado por una preciosa arquería. Sus techos son de viga y ladrillo.
En esta hacienda ordeñaban alrededor de quinientas vacas que eran una tercera parte del ganado total y sembraban más tierras que la hacienda vecina de los Vega. El principal cultivo era maíz y parte de fríjol. Pagaban a sus peones setenta y cinco centavos diarios.
Hacienda de Isidro Sánchez
Esta hacienda fue la cuarta que se construyó en la población de Higuera, fue construida por Isidro Sánchez, quién contrajo matrimonio con Leonidas Gastélum.
En esta hacienda se ordeñaban alrededor de cuatrocientas vacas y también sembraban grandes extensiones de tierra con maíz y fríjol. La casa cuenta con una barda perimetral y al frente tiene un portal espacioso con pilares de madera y con cinco habitaciones frontales.
El dueño de la hacienda tenia un carro de cuatro llantas de madera jalado por dos bestias el cual se le conocía como vogue.
El sueldo diario que se les pagaba a los peones era de cincuenta centavos.
Todos los hacendados del lugar, con el apoyo de sus trabajadores, construían viviendas para el uso de los jornaleros quienes al dejar de trabajar en dichos lugares entregaban sus casas al hacendado.
Este texto recogido de la tradición oral es una primera aproximación, sujeta a rectificaciones, ratificaciones y adiciones, de la historia de Higuera de los Vega, llamada así, en memoria de José de la Vega, uno de los personajes más influyentes en el desarrollo económico de Sinaloa durante la primera mitad del siglo XX y en especial de la región del Évora, que falleció el 13 de septiembre de 1940 y junto a los restos de su esposa está sepultado en una olvidada tumba en el panteón Reforma de la ciudad de Mocorito.
* Cronista y Presidente de la Corresponsalía en Mocorito del Seminario de Cultura Mexicana.