FRANCISCO TOMÁS GONZÁLEZ CABAÑAS
Quiero dirigirme de la manera más directa posible, a quiénes estas palabras llegarán. Algo complejo para esta pluma, que como toda, nace de la insondable contradicción del ser humano entre lo que pretende y en lo que logra, camino a ello. Mario Arturo, una suerte de ser de otra dimensión, que vaya uno a saber con qué tipo de poder, me convoco a que sea parte de este espacio, me propone esta suerte de misiva pública. Insisto, no tengo más que un agradecimiento profundo y proverbial, sí algo me queda esperar en este transitar es haber brindado, y seguir brindando la posibilidad de que mis palabras, que salen desde mi sincera profundidad, generen algo. Fundamental es el canal, el vehículo, las voces, los medios, sobre todo, donde y cuando las geografías son escasas y los muros, cada vez más altos e impenetrables.
Sería mucho menos de lo que soy, sin saber que estoy en algunos de ustedes, mediante el esfuerzo cotidiano y permanente de Mario, como de todo el equipo, y de quiénes pueden tener entre manos, este humilde resultante.
Con un mate de por medio, en uno de los pocos simbolismos de una Argentina, que se disemina entre la imposibilidad de pensar, no caeré en el acto demagógico de expresar que me siento o que me gustaría ser Mexicano, pero tengan por cierto, que es un honor y un orgullo ser parte de ustedes, en la medida que nos permitimos existir mediante la palabra, en la comunión sagrada entre los que escribimos y los que leen, y la dinámica flexible y ágil de esta relación que es plástica, cuando no líquida o etérea, como el alma, como el ser, como el espíritu.
* Filosofo Argentino