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EL PSICOANÁLISIS: TEORÍA Y TÉCNICA QUE CURA CON LA PALABRA

By miércoles 15 de mayo de 2019 No Comments

FIDENCIO LÓPEZ BELTRÁN

Introducción: I ntroducirnos al pensamiento Sigmund Freud (1856- 1939), fundador del Psicoanálisis (1896), cuya vigencia supera los 120 años, es penetrar al paradigma científico que legó a la Ciencia Psicológica, el Inconsciente como su objeto de estudio fundamental (1905), lo cual permitió que los psicólogos pudiésemos comprender y reconocer que el ser humano es sumamente complejo, producto de su misma naturaleza histórica, biológica y sociocultural que como especie, como ser individual y social, le hacen ser persona: por un lado, es el ser más inteligente, civilizado y productivo de nuestro planeta: y por el otro, es un ser imperfecto y destructivo, conflictuado emocionalmente, cuyas manifestaciones se expresan más allá del comportamiento objetivo, pues a fin de cuentas, son generadas en y desde sus diversas relaciones inter e intrapsicológicas propias de su cultura y de su mundo subjetivo. Nuestro interés en abordar este tema, se orienta a conocer el Psicoanálisis desde planteamientos que le dieron origen, hasta su desarrollo conceptual básico en tanto sus modelos metapsicológicos y el lugar que ocupan sus hipótesis básicas en las que se fundamenta (aludiendo brevemente, a algunos problemas de la práctica psicoterapéutica desde esta orientación clínica). El presente ensayo se estructura en dos apartados: en el primero, centralmente se exponen las hipótesis metapsicológicas en las que se fundamenta la teoría psicoanalítica y en su misma descripción, se discuten algunas categorías clásicas como son la histeria, las perversiones y la angustia; en el segundo, que se hizo a manera de cierre, se presentan algunas conclusiones y al final del mismo, se anotan las referencias bibliográficas consultadas. Modelos metapsicológicos que fundamentan el paradigma psicoanalítico Un breve rastreo al aparato conceptual del Psicoanálisis, observamos que los estudios clínicos sobre la histeria y la hipnosis que llevó a cabo Freud (1895), y en sus inicios, con la colaboración de Breuer (1893), se convirtieron en insumos empíricos sumamente valiosos para la investigación clínica, cuyos elementos permitieron edificar el paradigma que hoy conocemos. De ahí que afirmemos que el Psicoanálisis es una ciencia, producto de una teoría basada en la práctica clínica investigativa, y también es una práctica y una técnica generadora de una teoría dinámica que siempre está en constante movimiento que responde a su tiempo y a su contexto.

Los antecedentes que dieron origen y establecieron las bases del paradigma psicoanalítico que hoy conocemos, dan cuenta de algunos modelos que son centrales para comprender los fundamentos de esa perspectiva teórica: el Modelo Topográfico y el Modelo Estructural. Estos dos modelos son acompañados de otros cuatro, que en la literatura psicoanalítica se les conoce como las seis hipótesis metapsicológicas, a saber: la genética, la económica, la dinámica y la adaptativa (González y Rodríguez, 2013: 53). Enseguida, procedemos a una descripción/explicación básica, partiendo de sus primeros trabajos.

Para construir la teoría del Psicoanálisis, S. Freud partió de los estudios (investigaciones científicas con métodos propios) que él mismo había realizado sobre la histeria y las perversiones humanas. La histeria concebida como clase de neurosis que ofrece cuadros clínicos muy variados. Las dos formas en la que se manifiesta son dos: histeria de conversión, en la cual el conflicto psíquico se simboliza en los más diversos síntomas corporales, paroxísticos (ejemplo: crisis con teatralidad) o duraderos (ejemplo: anestesias, parálisis histéricas, sensación de “bolo” faríngeo, etc.);

La histeria de angustia, en la cual la angustia se halla fijada de forma más o menos estable a un determinado objeto exterior (las fobias). La especificidad de la histeria se busca en el predominio de cierto tipo de identificación, de ciertos mecanismos (…la represión, a menudo manifiesta) y en el afloramiento del conflicto edípico que se desarrolla principalmente en los registros libidinales fálico y oral (Laplanche y Pontalis, 1987: 171). Para Reich, lo más llamativo del carácter histérico en ambos sexos, es una conducta sexual «cargante» unida a una forma específica de agilidad física de evidente índole sexual, lo cual explica que se conociera desde mucho tiempo atrás las relaciones entre la histeria femenina y sexualidad (Talaferro;2005: 234).

Sin duda, Freud da cuenta de este fenómeno psíquico en sus reportes y artículos de 1895 a 1915. En esa época, atendió a muchas mujeres que presentaban cuadros histéricos, hallazgos que posteriormente se evidenciarían también en los hombres; él veía que las enfermedades nerviosas estaban ligadas a su vida infantil-familiar y a las condicionantes de su cultura (a la represión y a los vacíos emocionales), hechos que rápidamente le hicieron establecer diferencias en sus hipótesis de trabajo y en el tratamiento a esos enfermos cuya base explicativa abandonaría el modelo de la ciencia médica de finales del S.XIX, pues para Freud en lugar de basarse en las explicaciones orgánicas y físicas/corporales, descubrió el psiquismo en tanto que las enfermedades psicológicas de sus pacientes podían ser vistas bajo el principio del determinismo psíquico, en el que se sostiene que en la mente humana siempre es causa de algo que le antecede, en este caso, cada fenómeno psíquico es indudablemente producto de algún fenómeno psíquico precedente, casi siempre arraigado en la vida infantil y en el inconsciente. En ese mismo sentido, se estableció dos principios más: los procesos mentales inconscientes y el de la compulsión a la repetición, que en su conjunto son la base explicativa del psicoanálisis para comprender el funcionamiento normal y anormal de la mente y las motivaciones humanas. Observamos que el principio del determinismo psíquico, hace alusión a la causalidad psíquica, es decir, que todo fenómeno psíquico fue precedido siempre por otro, proponiendo, que ciertas insuficiencias del funcionamiento mental de algunos actos humanos aparentemente no intencionados, están determinados por motivos conocidos a la conciencia, o por motivos que se originaron por procesos psíquicos propios del inconsciente (González y Rodríguez; 2013:16). Además de los estudios sobre la histeria, Freud pronto se introdujo a un fenómeno que en su tiempo era un tabú, y solo se le confería a la biología y a la psicofisiología: la sexualidad humana. Para ello, acudió a una categoría que es parte importante de las hipótesis metapsicológicas: las perversiones. Entendemos por perversión el conjunto del comportamiento psicosexual que acompaña a las atipias (obtener el orgasmo con otros objetos sexuales ajenos a convencionalidad “normal” de la penetración genital de un hombre a una mujer) para alcanzar el placer sexual (Laplanche y Pontalis; 1965/1987: 272). Los trabajos sobre la histeria y el de las perversiones, conjuntamente con los tres ensayos sobre una teoría sexual (1905), le sirvieron de soporte para construir sus hipótesis metapsicológicas. Veamos el primero modelo del aparato psíquico.

La hipótesis topográfica. Este modelo comprende tres sistemas del aparato psíquico que S. Freud ha denominado y dividido topográficamente en Inconsciente, Preconsciente y Consciente, cada uno de ellos con características determinadas. Dentro de estos tres campos de límites imprecisos, se considera la existencia de tres instancias o localizaciones, que actúan en distintos planos y que adquieren las características propias de ese nivel de la actividad psíquica son: el ello, el yo y el superyó (Talaferro;2005:53).

I.- Inconsciente, es un proceso psíquico (más de las veces propio de la teoría), incapaz de poseer conciencia. Paradójicamente es empírico, aunque es inobservable a simple vista, por el hecho de representar una inferencia imprescindible para explicar, de una manera lógica y sistemática, gran cantidad de observaciones. El estudio de los contenidos del inconsciente permite, por otra parte, explicar y demostrar que los actos mentales y sociales con una causa definida, siguen un propósito y son emocionalmente lógicos, aun cuando desde un punto de vista intelectual, aparentemente no sea así. Para que el inconsciente alcance la conciencia se requieren distintas técnicas tales como el análisis de las evidencias de los sueños, los actos fallidos, test proyectivos y por supuesto la intervención clínica desde el psicoanálisis. Como dice Talaferro: prácticamente se conoce el inconsciente en su expresión consciente.

II.- Preconsciente, comprende procesos, pensamientos y recuerdos que facilitan alcanzar la conciencia en tanto que son predisposiciones que se hacen conscientes al momento de poner atención algún objeto o problema de interés del sujeto.

III.- Consciente, guarda estrecha relación con aquello que reconoces como el proceso que es consciente en la misma mente… Es todo aquello de lo que nos damos cuenta, es efímero, pues lo que es consciente en el momento, al siguiente ya no lo es (González y Rodríguez, 2013: 54).

Luego, de haber profundizado en la psiquis y ampliando sus estudios sobre la angustia, la pulsión y la represión, entre otros fenómenos indagados, que están sumamente entrelazados, Freud elabora y propone el modelo estructural, el cual es decisivo para entender cómo se organizan las explicaciones metapsicológicas de la teoría psicoanalítica. Desde la literatura psicoanalítica, la angustia es una emoción que tiene como principal característica el ser displacentera. También puede definírsela como: «el afecto displacentero que acompaña una tensión instintiva no satisfecha. Es un sentimiento difuso de malestar y aprensión que se refleja en trastornos viceromotores y modificaciones de la tensión muscular». La palabra angustia proviene de la voz griega anxius, o angor, que etimológicamente significa yo estrangulo, yo impido respirar. Estos son precisamente los signos somáticos característicos de la angustia: la constricción y la sintomatología respiratoria… Reich ha dicho que «si el mundo exterior sólo corriese placer y satisfacción, no existiría ningún fenómeno llamado angustia; pero como el exterior es fuente de estímulos displacenteros y peligrosos, la angustia existe» (Talaferro;2005:204). Asimismo, observamos que hay diferentes tipos de angustia, pero en los clásicos sólo se anotan dos: 1) Angustia automática: reacción del individuo cada vez que se encuentra en una situación traumática, es decir, sometido a una afluencia de excitaciones, de origen externo o interno, que es incapaz de controlar (esta es una angustia ante la pulsión), la cual se opone, en la opinión de Freud a la señal de angustia (como amenaza exterior); y 2) la Angustia ante un peligro real, la cual es exterior y constituye… una amenaza real (Laplanche y Pontalis, 1987: 27).

* Profesor e investigador de la Facultad de Psicología. UAS

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