MARIO ARTURO RAMOS.
En el principio. En mi esta la palabra la de todos; /pero para ser te busco, / te busca el espacio de mi muerte. / Me buscas vida en la agonía/ tu boca derrama mi inspiración. Fragmento “En el Poema” R.R.M.
Hace 47 años, tuve la oportunidad de ser parte del Taller de Poesía de la UA de BC. La iniciativa dela creación del centro de trabajo literario se debió a Rubén Vizcaíno Valencia. Sobre el taller hay buena cantidad versiones, otras habitan en mi memoria; siempre recuerdo, la primavera de 1972, Tijuana, los talleristas: Ruth Vargas Leyva, Mario Ortiz Villacorta, “El caminante”, Rubén, Pedro Julio Pedrero, – ocasionalmente participaba-, Alda Bustamante Carmelo –simpatizante-, a mi entrañable amigo Raúl Jesús Rincón, a otros, que con los años perdí su nombre, pero que están presentes en la tarea.
La amistad con Raúl se solidificó, creció como jacaranda al encontrarnos-1975- en la Ciudad de México. Rincón, estudiaba Historia en la UNAM; se encontraba inmerso en territorio de Haikus y Tankas, traducía poemas, leía, leía “de todo incansablemente” con el deber de “ser culto”. El joven tijuanense- 27 años- escribía poesía como: “Una búsqueda existencial que no puedo expresar en otro lenguaje que no sea el poético”, y aumentaba “esta forma de expresión se construye con vivencias, poesía publicada que hay que leer y digerir, observación y oídos atentos para la caza de las metáforas que vagan en el lenguaje oral cotidiano”; afinaba la puntería de sus críticas, asistía a círculos literarios, bebía café y cultivaba amistades.
Alguien medita su calle/ y la resuelve tal vez/ en veinte años. /Que esplendido abandono/ entre tanta estrecha muchedumbre/ no hay lugar para la piedad. / En la esquina de las construcciones/ bajo luces parpadeantes/ alguien medita su soledad y el fruto. Fragmentos. “Peso específico” R.R.M.
El tema de la ciudad en el resultado poético de Raúl Jesús Rincón Meza, fue una constante que lo obligó a pulir, desechar, romper, intentar, intentar, sin ver el calendario, hasta lograr plasmar en textos lejanos al reconocimiento fácil, así, escribió: Me he rendido a la ciudad/ por toda mi juventud/ he visto al mundo/ en diez o doce calles/ pero tienes razón/ nunca te lo dije. El espacio urbano desde aquellos setentas, alimentó los deseos, las imágenes, el ritmo interno, los personajes, la búsqueda en la lectura, que son bases de su poesía; la ciudad entonces- soy animal citadino-, se convirtió en otros de los eslabones de nuestra amistad indisoluble. Cuando regresó a sus primeros rumbos, quedamos de volvernos a ver, bebernos un trago de tarde en el Bol Corona, seguir teniendo coincidencias y diferencias.
En la siguiente década, mis visitas a Tijuana me llevaron con Vizcaíno, Nacho Osornio, Alda, Barba; a Rincón lo veía en calle Londres de la Altamira, o en el café de la sexta; algunas veces cruzamos la frontera, rumbo a San Diego y a Montebello C.A. a buscar libros, “a tomar tu cafecito”, decía con acento irónico; en esos ayeres se dedicaba a la pedagogía, a la literatura, a escuchar música de salas de concierto, fumaba mallboros rojos y gustaba del buen vino. Llegaron los primeros de los 90s, emprendió la labor de editor/poeta independiente; formó Imago, Ediciones. De manera artesanal imprimió, encuadernó, editó, poemarios de su autoría con la misma minuciosidad que hacía trabajos de carpintería, organizaba reuniones en su casa con el tema de la poesía sobre la mesa, fue tiempo de cambiar la Olivetti por una computadora en medio de la biblioteca, de continuar dando clases en las escuelas secundarias. Era el final del segundo milenio, por esas cosas de la vida necesite eludir a una jauría que acechaba, su hospitalidad ayudó de gran manera a vencer el acoso. Brotó el Raúl solidario, el poeta que, en la presentación de Rutinero, en la Feria del Libro de Tijuana, en el Patio de Palacio Municipal, comentó la obra. Al terminar la lectura salimos a respirar la noche del lugar, al caminar por la tercera, dijo con orgullo: Aquí nací/ en esta ciudad/ que escribo garabatos. 2
El seis de marzo de 2011, publique un artículo titulado “Tijuana, Tierra de poetas” fue sobre una charla que tuvimos en la casa de la Altamira, fue implacable a mi pregunta de ¿qué era la poesía tijuanense para Rincón? Sin prisa contestó: “Un punto de partida y un proyecto anecdótico que en sus inicios transformó parte del imaginario colectivo, sin embargo, hay que decir que es limitada, muchas veces por falta de vida; pero es la que se hace en el estado por nativos y llegados de otros rumbos…”Llegó marzo de 2019, con la primavera se marchó el poeta de la Altamira; agradezco a Ruth Vargas Leyvay a Jaime Chaídez que avisaron de su final, debo confesar que pasé un día triste, y regresaron en caudal un sinfín de anécdotas y poemas que compartimos. En la lejanía sólo pude decir, Hasta siempre poeta, te recordare con poesía:
Tocó la noche/ se esponja el rojo/ sobre su muerte. “Fragmento “Entre lo visto” Raúl Jesús Rincón Meza
1.- “Recorridos” Raúl Jesús Rincón.
2 “Aquí nací”
* Autor e Investigador