TEODOSO NAVIDAD SALAZAR
Son las 10:30 de la mañana. Me encuentro justamente en el pórtico de la escuela Gral. Ángel Flores donde concluí mis estudios de educación primaria, en la ciudad de Eldorado, Sinaloa. Los recuerdos se agolpan de inmediato. Laco, el señor que rentaba las historietas de Superman, Kalimán, Memín Pinguín, por mencionar algunas. El Güero de los raspados y pirulines; Toñita, y su carreta vendiendo chocolate caliente en tiempo de frío, sin faltar las gorditas; exhibiendo las golosinas en cajas con papeles de colores y el señor que vendía almejas en una bicicleta afuera de la escuela. Qué decir de aquellos niños paleteros que nos fiaban para cuando trajéramos dinero. Por supuesto la recia personalidad del maestro Jaime Norberto Ortega Landeros, director de la escuela, apurando a los muchachos que se retrasaban con aquella voz portentosa, que ponía a temblar a cualquiera…esa gente, qué horas de llegar.
En esa misma escuela trabajaron otros maestros; Isabel, Diego, Petronio, Hermes Froilán, Gabriel Pérez Gámez (mi maestro de sexto grado), Candelario Aceves, Miguel Rubio, Manuel Tapia, Onésimo Ballardo, Evaristo Payán, el profesor Moisés, Natalio Landero Ramos y tantos otros de gratos recuerdos.
Han pasado muchos años desde que egresé de aquella vieja escuela, que me brindó la oportunidad de concluir mis estudios de primaria, y gratos momentos de juegos con mis compañeros, algunos de ellos ya desaparecidos. Caminar por los amplios pasillos de mi escuela, es como regresar el tiempo. Observo la algarabía de la chiquillería con sus juegos despreocupados, descargando energía para emprender la segunda jornada del turno, tal y como lo hacía yo a principio de los setenta.
Más allá, en plena acción, está mi objetivo. El siempre bien recordado profesor Cornelio Duarte Ríos. Fui a su encuentro. Sonrisa amable, saludo cordial efusivo. Se encontraba con uno de sus auxiliares ultimando detalles para el desfile del 20 de noviembre. Le comenté el motivo de mi visita y nos trasladamos a la planta alta, donde se ubica la dirección de la escuela. Duarte Ríos es un hombre de baja estatura, de tez morena, vigoroso y voz tranquila. El espacio de su oficina es sobrio pero acogedor. Fotografías del presidente Benito Juárez y del Padre de la Patria don Miguel Hidalgo, penden de las paredes. En una esquina un nicho guarda la bandera nacional. Un escritorio donde se observan carpetas y documentos, un lapicero, y una computadora.
Viste pantalón gris y camisa de un blanco impecable. Sus manos juegan con un llavero mientras se desarrolla la plática. Sus respuestas son directas. Como si previamente le hubiera presentado un guión. Si bien es cierto físicamente no es el mismo, se conserva sano, que es lo más importante. Sigue siendo una magnífica persona; como yo lo recuerdo, siempre amable, hablando a sus alumnos en tono paternal y a los que no lo fuimos, eso le ganó el respeto de la chamacada. El trabajo sigue siendo su mejor carta de presentación, ya que ha hecho del servicio social una actividad permanente.
Duarte Ríos es originario de Eldorado. Nació el 27 de septiembre de 1938, el mismo año en que el Gral. Lázaro Cárdenas expropió el petróleo a las compañías extranjeras. Los padres del maestro fueron Cornelio Duarte Sicairos y Petra Ríos Lira. Recibió la influencia que lo inició por el camino magisterial de sus profesores, Natalio Landeros, Antonio Torres, Ángel Zapata y Juan Hernández Téllez. Concluyó sus estudios de Normal, el 1 de septiembre de 1957, en el Instituto Federal de Capacitación del Magisterio, semillero de maestros que han dejado profunda huella en la educación mexicana. De manos del maestro Maximino Hernández recibió nombramiento de maestro rural con adscripción a la comunidad de Los Vasitos, sindicatura de Las Tapias, municipio de Culiacán. En 1962, se le ubicó en el pueblo de Obispo, donde llevó a cabo una magnífica labor educativa y social, en beneficio de la escuela y de la comunidad, haciendo equipo con padres de familia. Luego recibió cambio a la ciudad de Eldorado; por su desempeño profesional obtuvo nombramiento de director, con ubicación en El Higueral, ejido cercano a Eldorado, tan solo río de por medio. Comentó nuestro entrevistado que al jubilarse el maestro Evaristo Payán, la autoridad educativa ordenó su cambio como director a la escuela Gral. Ángel Flores.
Al desgranarse los recuerdos, el profesor Cornelio Duarte Ríos, regresó al momento de su primera experiencia frente a grupo y expresó: desde un principio trabajé con todos los grupos, tarde y mañana. Fueron experiencias muy bonitas. De mucha responsabilidad, porque la gente creía en uno como maestro. El compromiso era no defraudarse y no defraudar la confianza de las familias que ponían en el maestro al entregar a los hijos para educarlos. Como dato curioso, te diré que al llegar a la escuela Ángel Flores, me recibió el que había sido mi maestro de primer año. Imagínate qué compromiso tener de compañero a mi querido maestro Natalio Landeros Ramos- comentó Cornelio Duarte Ríos con emoción reflejada en su rostro moreno.
Luego continuó- Nos dimos un abrazo y ahí fortalecimos nuestra amistad de tantos años. Debo decirte que sus enseñanzas marcaron mi vida, para siempre. Reconozco que enriquecí mi trabajo con el intercambio de experiencia y consejos de otros compañeros, que facilitaron la tarea educativa- entre ellos recordó a Jaime Norberto Ortega Landeros, Felipe Hernández Nava, Pedro Ventura, Candelario Aceves y Francisco Castillo. Más adelante señaló- formamos un gran equipo. Mejoramos la escuela en ese mismo edificio nos permitieron que funcionara la secundaria particular que tanta falta hacía en Eldorado, hasta que se construyó el edificio de la secundaria “Valentín Gómez Farías”, que las autoridades educativas federalizaron creando la escuela “Técnica Agropecuaria”. Empezamos de nuevo y creamos otra secundaria con el mismo nombre y que hasta la fecha funciona. Cabe aclarar que el maestro Duarte Ríos también participó en la fundación de la escuela Preparatoria Lenin y la secundaria Nocturna para trabajadores. Nuestro entrevistado tuvo la visión de prepararse profesionalmente por lo que se tituló en las licenciaturas de geografía y civismo, en la escuela Normal Superior de Tepic, Nayarit. Materias que impartió en escuela secundaria, mientras que en la Academia Antonio Rosales cuya directora era Adelita Carrillo, fue maestro de filosofía. Debo decirte que lo que nos pagaban era simbólico. Todos los compañeros y yo trabajábamos porque nos gusta el servicio social y le toma uno, cariño a los muchachos.
Más adelante comentó el maestro Cornelio que durante mucho tiempo, por las noches, trabajó junto con un grupo de compañeros alfabetizando a personas de hasta sesenta años. Cabe destacar que la escuela primaria Gral. Ángel Flores es un edificio remodelado. Cuenta con barda perimetral, cobertizo, cancha de usos múltiples, amplios jardines. Las aulas cuentan con protecciones de acero. Aula con 20 computadoras, sistema de alumbrado, bien pintada. Todo ello gracias al esfuerzo compartido entre alumnos padres de familia, maestros y directores de las primarias que funcionan en el mismo edificio. El maestro Cornelio Duarte Ríos, habla como si fuera el primer día de trabajo. Pareciera que 46 años de servicio acumulado, son estímulo para continuar con más energía. Ha recibido múltiples homenajes de organismos públicos, privados y civiles. También han reconocido su trayectoria sus compañeros maestros, asociaciones de padres y autoridades ejidales. Le fueron otorgadas las medallas al Mérito Magisterial Rafael Ramírez e Ignacio Manuel Altamirano, por sus treinta y cuarenta años de servicio que no es no es cosa menor. En el ciclo lectivo 2002- 2003, el maestro Duarte Ríos cumplió 46 años de trabajo educativo.
El maestro fue secretario de Organización y secretario General de su delegación sindical. Ha sido mantenedor de las Fiestas Patrias en Eldorado; reconocido por los clubes de servicio, eso es la cosecha de casi cincuenta años dando cada día lo mejor sí. También han reconocido su trayectoria la sección 27 del SNTE, autoridades del Ayuntamiento de Culiacán, la Comunidad Eldoradense, pero el mejor reconocimiento señaló el ameritado mentor es…el placer que se tiene cuando te das cuenta que tus alumnos empiezan a leer. Esa es la prueba de fuego para cualquier maestro.
La Voz del Norte, reconoce la labor desarrollada por este insigne mentor. Lo recordamos tal y como fue: un excelente ser humano. Con cariño en el octavo año de su partida hacia la otra dimensión.
(Entrevista realizada en octubre de 2002)
Nota: El querido maestro Cornelio Duarte Ríos, falleció el 22 de marzo de 2011. Agradecimiento a sus hijos por la información y fotografías.
* La Promesa, Eldorado, Sinaloa. Comentarios y sugerencias a teodosonavidad@hotmail.com