Nacional

QUERÉTARO RUPESTRE (SEGUNDA PARTE)

By viernes 15 de marzo de 2019 No Comments

SARA MARÍA ARANA FIGUEROA Y FELIPE CABELLO

Antes de entrar en materia, el periodista y escritor Felipe Cabello nos regresa en el tiempo para recordar que el término “Rupestre” fue acuñado a principios de los años ochenta por Alejandro de la Garza y posteriormente utilizado por el tamaulipeco Rodrigo González “Rockdrigo” para el colectivo que formó en 1984 con los músicos y compositores Fausto Arrellín, Roberto González, Rafael Catana, Roberto Ponce, Nina Galindo y Eblen Macari. “Rupestre” designó a quienes desprovistos de engaños auditivos y visuales subían al escenario con sus guitarras de palo y letras propositivas. A la muerte de “Rockdrigo” ocurrida en el terremoto del ´85, el colectivo recibió a nuevos integrantes como Armando Rosas, Carlos Arellano y Gerardo Enciso entre otros. Recordamos que tres de éstos integrantes vendrían a Querétaro capital y así llegó el sábado 9 de marzo. Acudimos a la anunciada cita y de manos a boca nos topamos con el organizador quien nos dijo que Armando Rosas no estaría presente por restricción médica. Proseguimos nuestro camino y llegamos justo cuando Carlos Arellano sonorizaba así que fuimos en pos de Catana quien al llegar a Querétaro enfrentó la pérdida de su compañera sonora. El calor del autobús a pesar de su estuche rígido reventó su guitarra. Apesadumbrados nos retiramos del restaurante y esperamos el inicio del concierto. Cuatro minutos después de las 21 horas Rafael Catana subió al escenario. El veracruzano cierra un ciclo de dos años presentando el que a decir de sus críticos es su mejor trabajo, el compacto “Terregal” (2016). Cuenta entre sus grabaciones “Un gato de corazón púrpura”, “Polvo de Ángel”, “El Nagual”, “La rabia de los locos” y “Caballo”. Rafa arrancó la noche con su voz de pesada cadencia para ofrecer “Mujer en la sombra” y “Barrio Logan”. Al término de ésta canción dijo a los presentes: “voy a ser sincero con ustedes. Haré este concierto con dos guitarras: la de Carlos Arellano y la de Rodrigo (Olmedo). Karma es karma. Se murió hoy una guitarra “Takamine” que tenía dieciocho años conmigo. Son ciclos. Recuerdo cuando me atracaron… lloré ese día y hoy, lloré de nuevo”. Es curioso esto de las guitarras. ¡Son tan personales! Estoy temblando tocándolas. ¡Buenas noches!, Un gusto estar departiendo con ustedes con todo el polvo de los caminos”. Así vinieron “Romántico”, “Terregal” y su homenaje a las mujeres juchitecas “Tehuana”. Acto seguido Rafa Catana dio paso al talento queretano representado por el joven cantautor Rodrigo Olmedo “Fao” quien presentó en primer término “Resistiendo” para continuar con “Justicia”, “Una luz”, que da nombre a su disco, “Después de ti”, ¨Ésta piel”, “Al fondo” y “Dispara”, todos ellos, exceptuando el primero, integran su disco titulado precisamente “Una luz”. Se despidió Fao y el escenario quedó listo para recibir a Carlos Arellano, quien entró al cierre con sus canciones que son como balas certeras de amor y desamor. La gente se encontraba al borde de la mesa y de la copa cantando al unísono “Tomando café”, “Tu respiración” y “Nunca dejaré de que vayas”. Arellano invitó al escenario a Gerardo Peña para cantar “Amor veloz” y “Polvos de la urbe”. Catana acudió entonces y a dúo con Carlos entonaron “El bóiler”. Nutridos aplausos y vítores se sucedieron para agradecer la entrega de los artistas con quienes charló este medio:

LVDN: ¿Cómo era ser rockero rupestre en los años ochenta? ¿Había alguna rivalidad?

Catana: “Éramos la oposición a la Trova que en ese momento llamaban “Canto Nuevo” y empezó a ocupar todo. A nosotros, los rockeros nos venían muy fresas (risas) siempre hemos estado a la mitad: ni muy rudos ni fresas. Hemos tenido momentos de fiesta y de crecimiento. Conocí a Carlos al poco tiempo de sacar su primer disco “Canciones domésticas” en el 88, mientras que a Armando lo conocí en el 84. Le dije: “estudie” y es el único de nosotros que estudió música. Soy fanático de Armando Rosas, Nina Galindo, Gerardo Enciso Y Beto Ponce que también es un gran periodista cultural. Esperamos regresar pronto a ésta bella ciudad. Ojalá nos puedan acompañar Fausto o Nina.”

LVDN: ¿Qué los une?

Carlos: “Nos une una gran amistad, las canciones. Esto va más allá del movimiento Rupestre y ¡claro!, si le rascas, hay muchas cosas en común: somos músicos venidos del rock, compositores, melómanos y disidentes”

En eso con gesto travieso luego comentar sobre la salud de buen amigo Armando Rosas Almanza, Rafael Catana grita a voz en cuello: “¡Se reunirá de nuevo “La Camerata Rupestre” el 30 de mayo próximo, en el Teatro de la Ciudad “ Esperanza Iris” y también los Rupestres nos juntaremos en Pachuca por el mes de agosto”. Completamente emocionados por ambas primicias, terminó la jornada musical con éstos músicos mexicanos que nos demuestran en su quehacer la realidad acrisolada en la frase de Cervantes: “…la pluma es lengua del alma: cuales fueren los conceptos que en ella se engendraren, tales serán sus escritos”

* Autores Queretanos

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