TEODOSO NAVIDAD SALAZAR
La entrevista se desarrolla en un restaurante del puerto mazatleco. La acompañan dos auxiliares. Estamos frente al mar. El tiempo es limitado, pues tiene una invitación a comer por parte de sus compañeras y allí, recibirá un reconocimiento a su trayectoria en el nivel de educación preescolar. María Luisa es una mujer maravillosa. Hablan sus ojos, sus manos; sus expresiones corporales irradian mucha energía; buena vibra.
Durante el desarrollo de la entrevista, entre sorbos de café y saludos de personas que le conocen, contestó las preguntas y se remontó a su pasado, recordando la tranquilidad del hogar paterno, sus hermanos, amigos, la escuela de sus primeras letras, Benito Juárez, en la hermosa ciudad de El Rosario, ubicada en el sur del estado de Sinaloa. Recordó la comunidad de La Reforma, rancho cercano al viejo mineral, donde nació, el 10 de octubre de 1945.
Se emociona al rememorar pasajes de su vida; la nostalgia por aquellos tiempos idos hace que sus grandes ojos verdes se empañen. ..fueron años maravillosos– comenta emocionada la maestra- los juegos inocentes, mis padres Eduardo Alejandro Sánchez e Isaura Burgueño, mis hermanos Alicia Margarita y María Esthela, mis maestros de la primaria, tiempos de limitaciones económicas, pero muy felices, cuando no hay conciencia de las privaciones, todo ello fue maravilloso.
Con la vista puesta en la lejanía del horizonte del océano Pacífico, fue atrapando los recuerdos e hilvanando su historia; un yate se desplaza suavemente en las aguas de la bahía, que esa mañana están en calma. La maestra prosigue su relato: he sido una mujer afortunada. Agradezco a mis padres el ser, la vida y la formación. Desde mis primeros años de estudios descubrí mi vocación por el magisterio– comenta María Luisa Sánchez Burgueño, mientras un mesero se acerca para llenar de nuevo su taza de café.
Comenta la maestra que la vocación por el magisterio, la descubrió al observar las dificultades para aprender a leer y a escribir de un niño que como ella, no tuvo la oportunidad de asistir a preescolar. También influyeron en la decisión de ser maestra, sus tíos paternos, maestros de la vieja guardia.
Ya en la secundaria Julio Hernández, habría de reafirmar su postura. Deseaba ser educadora y allá enfocó toda su energía. – Fueron tiempos difíciles- comenta María Luisa. No se impulsaba este nivel educativo de manera tan vigorosa como se hace hoy. Como que la autoridad no lo consideraba importante. Lógicamente no había plazas y eso no estimulaba a estudiar para educadora. No obstante, yo tenía bien definido lo que debía estudiar y consolidé mis sueños. Recibí las orientaciones de grandes maestros como la inolvidable Paquita Núñez, Agustina y Lucila Achoy, Enrique Romero Jiménez, Luz María López Meza, Rodolfo Acedo, Felipe Ramírez, Margarita Rodríguez de López Martínez y Carmen Corrales, por mencionar algunos. Los recuerdo con mucho cariño, pues creo que los conocimientos adquiridos, sus consejos y recomendaciones casi paternales, fueron determinantes a la hora de parame frente a un grupo en el aula del jardín Baltasar Izaguirre Rojo, donde realicé mi primera práctica, siendo estudiante de la escuela Normal de Sinaloa.
Ya titulada fui contratada en el Colegio Chapultepec, en la ciudad de Culiacán; luego obtuve plaza en un jardín de niños de la colonia El Vallado (Culiacán), donde puse todo mi empeño para cumplir mi compromiso. Recuerdo que la maestra Luz María López Meza, entonces jefa del Departamento de Educación Preescolar, me invitó a participar a la Mesa Técnica, de ese nivel; de tal suerte que pude profundizar en el método del Dr. Ovidio Decroly. Fue aquello una experiencia maravillosa.
María Luisa comentó que hizo un receso en su vida profesional, para casarse con Antonio Pimienta Rendón. – Tuvimos tres hijos: Luisa María, Maritza y Antonio. Después de seis años retomé mi trabajo en el jardín de niños Rosaura Zapata, en la ciudad de Los Mochis, municipio de Ahome.
En 1976, recibió nombramiento como directora Técnica de ese centro educativo. Por ese tiempo ingresó a la Universidad Pedagógica Nacional, titulándose como licenciada en educación preescolar. En 1986, recibió nombramiento como supervisora de Jardines de Niños de la zona 011. Nuestra entrevistada recorrió la geografía sinaloense. Fundó jardines de niños, en los municipios de Choix y El Fuerte. Asumió el papel de gestora social y acudió ante las autoridades en busca de respuestas favorables para la introducción servicios básicos como el agua potable, energía eléctrica, construcción de aulas, campañas de vacunación, pero sobre todo darle una gran difusión a la necesidad de fundar jardines de niños en el estado de Sinaloa.
Siendo su esposo directivo de Banrural (Banco de Desarrollo Rural), se unió a otras damas, y por diez años fue promotora del voluntariado de esa institución crediticia. Aprovechando el conocimiento de la región, las costumbres, creencias y tradiciones de la cultura indígena, se coordinó con padres de familia, ejidatarios y comuneros, autoridades, de los tres niveles de gobierno y educadoras, creando pequeñas empresas financiadas por el banco de Desarrollo Rural, en apoyo a la mujer campesina.
Nuestra entrevistada es incansable, encabezó jornadas de saneamiento ambiental, campañas de nutrición y orientación para la sana convivencia familiar. María Luisa que desde muy jovencita practicó la costura, fundó talleres de capacitación para esta manualidad tan útil a las familias de escasos recursos ya que gracias a ello podían confeccionarse sus prendas de vestir.
Por los años noventa, María Luisa, colaboró con la Asociación Gilberto AC, que presiden grandes empresarias o esposas de hombres de negocios y de la cual tuvo el honor de ser su directora. Su alto espíritu altruista la llevó a gestionar para que esta asociación civil subsidiara durante tres años con despensas alimenticias mensuales a los jardines mixtos, modalidad de preescolar donde María Luisa había puesto el mejor empeño, buscando aliviar un poco las carencias de madres trabajadoras. Con ese apoyo y su mística de servicio, nuestra entrevistada creó la Cooperativa de Costureras, en el ejido Francisco Villa, en el municipio de Ahome.
Debe destacarse que durante la década de los ochenta, la educación preescolar tuvo un impulso sin precedentes. En 1982, la maestra María Luisa impartió conferencia sobre desarrollo humano y rescate de valores a las maestras normalistas de primaria, que se incorporaron al nivel de preescolar. Su entrega a la consolidación de este nivel fue importante. En 1984, asistió a cursos y diplomados sobre administración educativa a la Ciudad de México, conocimientos que luego trasmitió a nuevas generaciones de educadoras del estado de Sinaloa. En 1987, recibió la titularidad de la Jefatura del Sector II, de los municipios de Sinaloa y Guasave. Recordó que por lo agreste de la geografía y lo alejado de las comunidades las educadoras corrían peligro. Entonces la maestra María Luisa acudió ante las autoridades municipales y del estado para garantizar la seguridad de sus compañeras, a la vez que se elevó la calidad en los docentes, para contrarrestar el ausentismo tanto de maestras como de alumnos.
En 1990, por disposición de la autoridad pasó a la jefatura del Sector I, que incluía los municipios de Ahome, El Fuerte y Choix, con diez zonas escolares bajo su responsabilidad. Su trabajo fue arduo, su equipo respondió dejando un sector integrado y consolidado facilitando el trabajo del cuerpo técnico que desarrolló investigaciones y proyectos con beneficios para los actores de este nivel educativo.
En 1997, se le concedió cambio al bello puerto de Mazatlán, con nombramiento de Coordinadora General del Centro de Maestros, Unidad Mazatlán, con la oportunidad de interactuar con otros niveles educativos. Para 1998, se le asignó la Jefatura del Sector VIII, de preescolar, en Mazatlán, en el cual se jubila (al momento de la entrevista está a punto de jubilarse), con la satisfacción de haber cumplido su compromiso educativo y social.
La destacada educadora recibió las preseas al Mérito Magisterial Rafael Ramírez, que otorga el gobierno del estado por los treinta años, así como la medalla Ignacio Manuel Altamirano, entregada por el Gobierno de la República, al cumplir los cuarenta años en el ámbito educativo; todo ello, amén de múltiples reconocimientos de autoridades, maestros, alumnos, padres de familia, y la sociedad en general.
Como homenaje a su trayectoria dos jardines de niños llevan su nombre: uno en Choix y otro, en Los Mochis; la biblioteca del jardín María Montessori, lleva su nombre así como un aula del jardín de niños Margarita Maza de Juárez. Honor a quien honor merece; mujer ejemplar, no escatimó tiempo y esfuerzo para entregarlo de manera apasionada a los niños de México. (Entrevista realizada en noviembre de 2001, en Mazatlán, Sinaloa, México).
Nota: Dieciocho años después de esta charla, tengo un feliz reencuentro con la maestra María Luisa Sánchez Burgueño (y su nuera Loreta); en esta nueva plática, me cuenta que se siente feliz. Pinta, lee, baila, viaja, disfruta a su familia. Vive otra etapa, todo ello la mantiene jovial.
La Voz del Norte, reconoce a María Luisa Sánchez Burgueño porque su entrega al trabajo docente y de servicio a la sociedad no tuvo límites.
Larga vida estimada maestra!!
* La Promesa, Eldorado, Sinaloa. Comentarios y
Sugerencias a teodosonavidad@hotmail.com