VERÓNICA HERNÁNDEZ JACOBO
Para calificar esta equivalencia, pone en cursiva el verbo
ser, dice «el síntoma es una metáfora», es decir que
emplea la segunda figura esencial aislada por Jakobson,
usando la cursiva para anclar las cosas del síntoma en el
registro lingüístico.
(Jacques –Alain Miller. Todo el mundo es loco)
Es la experiencia que el psicoanálisis nos enseña, a saber que somos carne que nos transformamos en verbo y en ese momento ya nada es igual, la cultura, sociedad y el otro, nos van construyendo y el pedazo de carne mediante el verbo se humaniza, el verbo encarna un alma en el trozo de carne, entonces de organismo biológico pasamos a ser sujetos verbosos, cuerpos con almas, sujetos semánticos donde el malentendido será una constante, el síntoma, un lenguaje bloqueado, igualmente es el síntoma una forma muy específica de escritura, donde la lengua deletrea un cuerpo que en adelante será muy distinto a lo que conocemos como organismo.
El organismo es distinto al cuerpo, ya que a éste último lo marca el lenguaje al instalarle lo psíquico, la piel incluso, recibe las marcas del significante, lo amarran a los afectos y la piel mediante la palabra amorosa se pone chinita. Así como la escritura no es el arte de escribir sino que es un medio para pensar, la escritura es pensamiento materializado en la materialidad, de ahí que la escritura deletrea al cuerpo tal como Freud lo descubrió en el campo de la histeria. El lenguaje es fundamental y hace al sujeto, de tal suerte que hablamos de lengua materna para subrayar como esa lengua nos construye, aunque hablar sea un verbo amplísimo que va desde la madre que asegura que su bebé le habla con la mirada, pasando por los ruiditos y todo el campo de la mímica del bebé para llegar a las palabras, más tarde a la construcción de frases, todo ello dentro del baño del lenguaje. Sin la lengua materna simple y llanamente no existiríamos, seguiríamos compartiendo una relación instintiva con los otros animales, la lengua nomina al sujeto y este se hace existir.
Mientras que el cientificismo reduce al ser humano a lo biológico, sabemos por otro lado que el deseo interpela la carne y la somete a impases sintomáticos, en tanto el reduccionismo biológico ubica las reacciones del sujeto a una química cerebral, sin que importe la historia singular de cada sujeto ni su contexto cultural, ni idioma, ni raza, aunque basta decir que curiosamente cuando alguien queda en estado vegetativo se considera clínicamente muerto, es decir, si el organismo biológico no responde a los significados de la vida se considera muerto, la vida son sus significados mas allá de lo biológico, diríamos que el sujeto responde a los significantes incluso son los significantes verbosos los que construyen a esa criatura biológica en humana.
La realidad es nominalista, es decir nombrada por el lenguaje aunque esto suene muy idealista, sin los conceptos que nombran el mundo, el mundo no tendría significado, no podríamos nombrar lo que existente, la realidad del mundo en tanto conceptos nos llegan por medio del lenguaje, hay otra realidad material que existe independientemente de nuestros sentidos pero esa realidad estará ahí aun sin nuestra presencia, el signo lingüístico sirve como un mediador, también gracias a eso el mundo es representado, se necesita la lengua para este acto.
El bebé conoce el mundo a partir de las palabras, sin éstas el mundo estuviera fuera de su conciencia, sólo cuando menciona -¿eto que es?, eso es una mesa, ¿y éto qué es?, eso es un foco, es decir, que el niño sólo cuando conceptualiza la realidades cuando tiene sentido para él. Cuando empieza a balbucear “ma-má” llega eso que lo alimenta, lo cobija, lo arropa para cobrar un sentido para él. Es en esta tesitura que la experiencia hecha verbo cobra sentido de aprendizaje, y desde ahí lo cognitivo se reactiva para que los procesos mentales evolucionen, de hecho fue un invento de Jacques Lacan considerar que lo inconsciente estaba estructurado como un lenguaje, de ahí en adelante este personaje puso al psicoanálisis de cabeza y los otros psicoanálisis sólo hacen mutis, se inexpresan.
* Doctora en educación
Srita Verónica: Un saludo afectuoso… ¿Es el leguaje una forma de cubrirnos, personificándonos, más que una forma de comunicación? ¿Gesto cultural que nos permite establecer condiciones sin cuya aprobación la relación se desencanta? Algo así como… Este no habla mi lenguaje, lo soporto pero hasta ahí. Leía en un suplemento semanal de La Jornada, un artículo que hace mención de «El pensamiento como maquillaje de la realidad»… Fabrizio Andreella. Por supuesto que impactante y necesariamente raíz, -el pensamiento- de todo temor y todo anhelo. Luego » la torre de Babel» y la de papel y cada quien su lenguaje y sus condicionantes, así y todo, es el lenguaje una maravillosa aventura… Gracias por su atencióny felicidades…!! Roger Lafarga, «brujo» homeópata y orgullosamente amigo del poeta Mario Arturo Ramos Muñoz…