SOFÍA MIRELES GAVITO
Jorge Du Bon es uno de los mejores escultores de México, hijo de un comerciante que distribuía alimentos para animales y exportaba pieles. Nació en la ciudad de Arriaga, Chiapas el 14 de agosto de 1938. Su padre tuvo tratos comerciales con el padre de Francisco Toledo y al correr del tiempo estos dos creadores se hicieron grandes amigos y admiradores de sus propuestas plásticas.
Estudió arquitectura en la UNAM. En 1962 ingresó al Instituto de Urbanismo en París y de 1964 a 1965 cursó estudios de posgrado de arquitectura en Harvard. En 1967 fue invitado de la Escuela de Artes Visuales de Nueva York y estudió en la escuela Slade de diseño en Londres. Participó en la Ruta de la Amistad de los Juegos Olímpicos de México en 1968. En esos años exponía en la capital del país en las galerías Proteo, Arte Mexicano y en el Salón de Plástica Mexicana, lugares en que los artistas de su generación como: Gironella, Pedro Coronel y Francisco Toledo exponían regularmente.
Decidió vivir y trabajar en París, residió ahí cerca de 30 años; por lo cual su obra es poco difundida en México, a pesar de que obtuvo en tres ocasiones la beca Guggenheim (1965,1969 y 1979); y de que en México en 1994 con esfuerzos del Museo Carrillo Gil de la Ciudad de México, el Museo de Monterrey y el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca se realizó una amplia muestra de su obra con dieciocho esculturas en madera.
El arte de Du Bon se desarrolló en Europa, sin que en México podamos tener una perspectiva de la importancia y repercusión de su obra. Su obra la realizó en metal, piedra y madera.
Murió en París, Francia el 20 de septiembre del 2004. Después de su muerte, entre el 2007 y 2008, la muestra “Enlaces Geométricos” fue presentada en el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez (Zacatecas), el Museo Federico Silva Escultura Contemporánea (San Luis Potosí), el Museo exConvento de Tepoztlán (Morelos) y la Galería Metropolitana de la UAM (CdMx).
* Cronista de Tonalá, Chiapas
Zepeda, Masha. (1999) La Plástica contemporánea de
Chiapas. CONECULTA, pp: 84-89.
