JAIME IRIZAR
Cuando se ha recorrido una gran parte del camino, recoges una serie de enseñanzas que te ayudan a gozar a plenitud del ultimo trecho.
Algunos filósofos hablan de que el tiempo te trae mayor sabiduría, tolerancia, paciencia, experiencias que enriquecen tu vida y de manera general, ese recorrer nos hace a todos pensar un poco si ser feliz es, o debería de ser en todas las etapas algo prioritario. Pienso que tenemos que recordar que en nuestro invierno es imprescindible contar, entre otras cosas de importancia, del cariño de tu familia, la certeza de algunos amigos sinceros y de una agenda de vida que no te permita tener muchas horas vacías. Para fortuna mía, estas tres últimas condiciones se me vienen dando puntualmente. Las dos primeras, dan pie para la construcción de la última. Hoy por hoy, puedo presumir que pertenezco a un grupo de amigos muy singular, mismos que han tenido a bien distinguirme con finas atenciones y consideraciones, pero principalmente con afecto, mismo que en todos los sentidos es reciproco. De las convivencias personales que con este grupo he tenido, quiero de manera breve, describir algunas al desarrollar este artículo.
Cabe mencionar de entrada, que soy un convencido, así lo he dicho en varias ocasiones, que, de todos, si se pone especial atención y se tiene la actitud adecuada, se puede aprender algo de suma importancia y útil para el propósito de ser feliz. Inicio de esta manera este articulo para luego decirles que, a lo largo de la vida, gracias a Dios, siempre he tenido a gente interesante como amigos. Me han distinguido con amistad y finas atenciones, poetas, músicos, escritores, cantantes, enamorados incorregibles, otros no tanto, también algunos que pecan de fidelidad extrema hacia su pareja; gente grata, honestos, alegres y entusiastas, bromistas, serios como funerales o diligencia judicial de embargos; en fin de todos los estilos de seres tengo en mi inventario afectivo, de tal suerte que de siempre he tenido a quien consultar, en quien apoyarme, pero sobretodo de quien aprender, pues casi todos tienen , al margen de su nivel de estudios o formación académica, un coeficiente intelectual por arriba del promedio y en algunos casos, son de esos que se les puede denominar sin temor a equivocarse como brillantes. Casi todas mis amistades tienen una actitud positiva ante la vida, será esto porque tal vez, siempre he tenido vigente la norma de evitar personalidades pesimistas, catastrofistas y tontas, sé que éstos no abonan nada bueno a mi vida ni a mi felicidad.
Últimamente, soy miembro de un grupo que, de manera regular, los fines de semana nos reunimos a platicar y a estrechar lazos de afecto. Frente a una taza de café algunos, otros con un cono de nieve, comiendo panquequis, bollitos o una crepa, abordamos por igual todo tipo de temas como si fuéramos un grupo escolar que está haciendo una tarea en equipo, con la mayor de las participaciones de todos sus integrantes. Se constituye dicho grupo, con representantes de todas las categorías etarias. Hay gente de la tercera edad como es el caso de Manuel y el mío, pero también hay adultos maduros, mismos que frisan los cincuenta, pero lo que más me llama la atención es que se han integrado a este grupo, personas muy jóvenes, que dan frescura y chispa a la charla, sin restarle que aportan, y mucho, a tan singular manera de convivir. Quiero subrayar que, a pesar de tener ya varios años de convivencia, no se ha hecho hasta la fecha, el intento de liderar o imponer criterios por ninguno de los integrantes de tan particular grupo. Tal vez sea por eso que se mantiene a la fecha, íntegro y bien avenido.
Todos opinamos y defendemos nuestras posturas ante cualquiera de los temas que se ponen sobre la mesa. Nadie impone por su carácter un argumento. La razón, es lo que predomina y es el espíritu de la charla. Es obvio pensar que con esta premisa todos salimos ganando, pues sin duda aprendemos constantemente con esta forma de interactuar tan madura y respetuosa.
Debo decir, para ser honesto, que soy una persona que, pese a no tener dinero, a lo largo de mi vida he tenido la fortuna de contar con un grupo selecto de amistades que me brindan la oportunidad de llenar mis horas vacías con su afecto y grata compañía, y por si ello fuera poco, me regalan además, invaluables enseñanzas en forma de charlas casuales, mismas que están debidamente aderezadas, en virtud de su particular carácter, personalidad, agudeza mental, sus profesiones y el tiempo vivido. Reconozco que aun siendo uno de los de mayor edad, soy el alumno con más aprovechamiento de esas mentes jóvenes que sin recato alguno se expresan con libertad y brindan, además de su grata compañía, una enseñanza en cada broma o en todos y cada uno de sus comentarios o pensamientos formales expresados con propiedad. De ese grupo en particular destaca un joven de escasos 27 años quien, al poseer una original forma de ser, ayuda con mucho a darle interés a las reuniones. Considero prudente hacer de él una mención especial, en virtud de que, a ustedes, igual que a mí, puede dejarles algo bueno el tener un esbozo de su persona, dada la frescura y la agudeza de sus comentarios. Ingeniero de profesión, inquieto y contestatario por formación familiar. De mente muy ágil, casi podría decirse con fugas de ideas, pues da la impresión de querer abordar siempre más de dos temas a la vez, mismos que conforme le van surgiendo en su mente, los pone sin recato alguno a la mesa, para luego abordarlos y desarrollarlos con suma propiedad. Muy hábil para interrogar, incisivo, metódico, es de esas personas que buscan la información al detalle, misma que registran con memoria fotográfica, para luego utilizar cuando así lo considera conveniente y prudente. Al grado tal es su espíritu inquisidor, que yo le digo que debería trabajar en una corporación policiaca, pues tiene unos modos tan sutiles de escarbar en la mente de todos, que creo que hasta los crímenes o pecados más atroces terminaría uno por confesar sin darnos siquiera cuenta de su persuasión. Es un joven que todas luces admira a su señor padre y trata en todo momento de emular su capacidad para el trabajo y otras virtudes. Lo subrayo porque creo que cada día son más raras estas muestras de cariño y respeto entre padres e hijos. El otro joven, licenciado en derecho, con un carácter recio, estoico, agudo y sarcástico en las bromas y comentarios hasta llegar al grado de la ironía, pero cuidando no irse al extremo o llegar a romper las tablas con nadie. Da bromas pesadas y acepta serenamente las críticas y el escarnio que de su físico le hacemos. Es disciplinado, fiel y muy propio en su quehacer. Posee el don de la elocuencia y es gran orador. Convence con medias verdades y con medias mentiras a quien lo escucha y piensa que en sus palabras hay algo parecido al canto de las sirenas.
Hay también un ingeniero industrial, joven, tranquilo, que como esponja recoge casi todo lo que se vierte en el seno de la mesa. Aprende con facilidad. Gusta de jugar ajedrez y lo hace muy bien, al grado tal de que esa virtud la utiliza como argumento de peso para finalmente apaciguar los impulsos críticos de su señor padre en contra de su persona, puesto que siempre le gana. Es respetuoso y tolerante en extremo de su familia y de sus amigos. Honesto al reconocer haber superado vicios. Consciente de que la mayor virtud es tener la fuerza de voluntad suficiente para vencer cualquier vicio. Es servicial al máximo. Siempre colocando en la mesa el toque de humor a la charla grupal. También conforma el grupo un ingeniero civil, joven, sediento de enseñanzas e información, quien, entre citas de libros y consultas a la red, argumenta y sostiene todo lo que comenta o expresa en sus charlas. De vasta cultura y preclara inteligencia, condiciones que no ostenta ni presume ante ningún miembro del grupo. Exhorta eso sí, para hacer amena e interesantes las reuniones, a la libre expresión de todos los miembros del grupo, aunque se inclina más por promover la broma sana entre todos. Es, sin ser gallero, muy bueno para amarrar navajas, pero también para curar heridas producto de ellas. Muy agudo. Es consciente de que la tolerancia es el requisito común de quienes ahí acudimos, pues hasta la fecha no hay quien se haya molestado o roto en definitivo el vínculo de amistad que a través de los años se ha consolidado. Padre y abuelo cariñoso, líder indiscutible de su entorno familiar. Es de todos conocido que en base a ello carga sobre su espalda, cual Pípila moderno, una gran responsabilidad, misma que en lugar de cansarlo, lo anima permanentemente a seguir en la lucha diaria sin hacer a nadie referencia o reclamo alguno. Es fiel convencido de que un poco de humor y de locura es indispensable para no dejarse abatir por la problemática del día a día. De hecho, en broma ha comentado que debería estipularse como requisitos obligatorios para pertenecer a este grupo, el tener en suficiencia tolerancia, buen humor y principalmente la dosis de locura que hace falta para ser feliz.
Manuel, Lic. en administración de empresas, jubilado, quien pese a su edad y enfermedades sufridas mantiene una actitud jovial, manifestada en su interés por vestir bien, las mujeres, sus ansias de aprender, pero sobre todo por mantener un claro entusiasmo por la vida, mismo que a todos contagia con su ejemplo. Gusta mucho de leer y recordar pasajes y frases de sus lecturas, mismas que no desaprovecha oportunidad de hacerlas manifiestas, no con el ánimo de presunción, sino más bien, con la finalidad de aportar algo de utilidad al grupo. Gusta en exceso de la política. Es un apasionado en ella y también en charlas de amores. Presume siempre que puede de ello. Defiende con vehemencia sus ideas y creencias. De quien esto escribe sólo puedo decirles que, por ser una persona con obesidad mórbida, me privilegian con frecuentes invitaciones a comer y con exhortos para ser el catador de nuevas delicias culinarias que, muy seguido desfilan para el placer de los integrantes del grupo. Más datos no puedo decirles de mí porque la máxima de Confucio señala que hay que tener mucha prudencia al hablar de uno mismo, decía: si hablas de tus virtudes, la mayoría no te las creerá, y muchos se encargarán de desmentirte. Pero si hablas de tus defectos, todos los darán como verdades y los pregonarán con dolo o sorna. Así que calladito te vez más bonito y te defenderás mejor.
En fin: Jorge, Justino, Salvador, Carlos, Manuel y Jaime son, en mi opinión, fuente inagotable de enseñanzas, bromas, exposición de temas variados, degustaciones de exquisitos platillos, pero sobre todo de un desbordado interés por mantener y fortalecer uno de los valores más preciados de la humanidad: la amistad. Gracias por dejarme ser parte del grupo.
* Médico y autor