SOFÍA MIRELES GAVITO
Conocí al Arq. Carlos Flores Marini el 19 de noviembre del 2003 en el marco del 2º Festival Internacional Fray Matías de Córdova en la ciudad de Tapachula, Chiapas. El daba una conferencia magistral en el foro Académico de la UNACH; y yo participaba en un encuentro internacional de cronistas Chiapas- Guatemala, invitada por uno de los organizadores del Festival, el Lic. Francisco Mayorga Mayorga, Director de Culturas Populares.
Los compañeros cronistas fuimos a escuchar su conferencia sobre el Patrimonio cultural del Caribe; sobre sus monumentos y su arquitectura vernácula. Al finalizar su exposición, y después de preguntas y respuestas nos regaló su libro “Pinceladas del Caribe Monumental” publicado por el Instituto Veracruzano de la Cultura. En este libro, Flores Marini nos habla de temas como: la primera ciudad de América: Santo Domingo de República Dominica, con su Catedral y Alcázar de Colón; igualmente nos habla de la restauración del casco histórico de la Habana, Cuba, del Viejo San Juan, en Puerto Rico; del centro histórico del Puerto de Veracruz y del Fuerte de San Juan de Ulúa.
Otro tema interesante es el rescate de la arquitectura vernácula de la ciudad de Chetumal, sus casas construidas de madera. Esta ciudad fue fundada como una zona de resguardo militar el 5 de mayo de 1898, la población debe su nombre a que el Comandante Othón Pompeyo Blanco Núñez de Cáceres anclara el conocido Pontón Chetumal en la desembocadura del Río Hondo, lugar de intenso tráfico de armas que iban a la sublevada zona del levantamiento maya, conocida históricamente como la Guerra de Castas.
El nuevo asentamiento requería de un puerto militar móvil y flotante, situado en la desembocadura del río. Los marineros, encabezados por el Comandante Othón P. Blanco, empezaron a desmontar los terrenos costeros para levantar casas de madera, con un diseño reticular que tenía como única referencia uno de los faros que había a lo largo de las costas del Caribe. El lugar fue bautizado como Payo Obispo y por decreto del 16 de febrero de 1937 se le rebautizó con el nombre de Chetumal.
La carencia de materiales pétreos y la necesaria rapidez que requería albergar a los marinos, hizo que se importaran casas de madera de la vecina población de Belice. El aislamiento en que vivió Chetumal hasta 1955, hizo que la población creciera con casas de madera que importadas o con tecnología propia, dieron un estilo muy especial a la ciudad. Ya en el siglo XXI, el gobierno del Estado de Quintana Roo ha conseguido ante el INBA, el primer reconocimiento como zona de monumentos artísticos a Chetumal para proteger las 87 casas de madera existentes en el antiguo Fundo Legal; y el decidido apoyo del Instituto Quintanarroense de la Cultura ha logrado la restauración de las primeras cuatro casas de las cerca de 500 que existen en toda la ciudad.
El Arq. Flores Marini fue un apasionado por el rescate de los monumentos históricos, un defensor del patrimonio monumental; de tal forma que participó en la redacción de la “Carta de Venecia” en 1964 para restaurar y conservar los monumentos históricos; participó en la creación de las Normas de Quito, sobre conservación y utilización de monumentos y lugares de interés histórico y artístico en 1967; y en la Resolución de Santo Domingo sobre experiencias en la conservación y restauración del patrimonio monumental (1974). Su gran pasión fue el consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS) de cuyo Comité fue fundador y Presidente (1991-1997), labor que le fue reconocida por la UNESCO en el 2011. Flores Marini participó en más de 150 proyectos de conservación, remodelación y revitalización de monumentos históricos, entre ellos: la restauración del Alcázar de Colón en Santo Domingo, República Dominicana; y los proyectos para la revitalización de los centros históricos de Salvador de Bahía, Brasil; Cartagena de Indias, Colombia; y la ciudad de Antigua en Guatemala. Por toda esta amplia labor durante más de 50 años, el 14 de diciembre del 2014 le otorgaron la Medalla Federico Sescosse, por parte del Comité Nacional Mexicano de ICOMOS y el Gobierno de Zacatecas.
El Arquitecto Carlos Flores Marini nació el 28 de mayo de 1937 en la Ciudad de México y murió el 12 de enero del 2015 en su ciudad natal. Fue muy lamentable su pérdida por su gran trayectoria en la labor de rescate y protección del patrimonio histórico de México y del Caribe. Y para mí, fue una gran experiencia escucharlo, leer su obra; porque además nos hizo valorar la arquitectura vernácula de casas de madera con techos de lámina, que todavía hay en las ciudades de Tuxtla Chico y Cacahoatán, Chiapas; ciudades cercanas a la frontera con Guatemala.
* Cronista de Tonalá, Chiapas