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MARIANO RIVERA CONDE, UN SINALOENSE DE LA INDUSTRIA DISCOGRÁFICA

Por sábado 15 de septiembre de 2018 Sin Comentarios

MARIO ARTURO RAMOS

La industria discográfica nacional durante casi un siglo, fue un factor fundamental del mundo del espectáculo, su dinámica la convirtió en el motor de una fórmula, disco- intérprete- medios masivos de difusión- negocio, que dejó no sólo eventos musicales masivos que generaron ganancias y pérdidas económicas, sino también un repertorio de obras músico-literarias, cancionistas, ejecutantes, arreglistas, directores artísticos/ productores, empresas, promotores, difusores ,que de manera colectiva materializan en nuestra memoria canora a una gran parte de los que se conoce como el catálogo de la canción popular mexicana. Todavía olía a pólvora revolucionaria el país y en 1925, Eduardo C. Baptista, sacaba al mercado el primer disco nacional con la canción:
“El faisán”, obra de Miguel Lerdo de Tejada, interpretada por la Orquesta Típica que dirigía el mismo compositor y músico. Baptista en sus inicios, fue importador de discos de la marca Odeón, que producía al “Zorzal criollo”, Carlos Gardel 1.-. La canción para la sociedad de consumo agarraba vuelo, los socios: la radio, teatro, cine, – más tarde t. v-. imponían al componer, ejecutar, interpretar, difundir, un nuevo elemento estructural como principal razón: vender. Salvador Morales plantea sobre una cúspide de estos ayeres, Guty Cárdenas: “Fue así como lo escuchó Francisco P. Yáñez, uno de los primeros radiodifusores del país; y su ayuda decidida allanó el camino a la cumbre. … Se sucedieron las temporadas teatrales. De un disco en el que interpretaba “Flor” y “Nunca” se vendieron más de veinticinco mil copias, cifra descomunal para ese tiempo”. “2.- Eduardo en 1931, patentó la marca Peerles, teniendo entre su elenco a Juan Arvizu, Tito Guízar, Pedro Vargas, Alfonso Ortiz Tirado, Luis G. Roldan entre otros. Cuatro años después la Cía. Víctor Talkin Machine Company quien, en Camden, Nueva Jersey, grababa cantantes nacionales con éxito, abrió una fábrica en la capital mexicana. Despegaban las disqueras, las fábricas de las estrellas musicales del disco, de los “hits”, de los ídolos. El organigrama de las grandes o pequeñas contó con gerentes o dueños, encargados de ventas, ingenieros de grabación, promotores, etc. y, una figura nueva, la del director artístico, personaje que coordinaba o era engrane principal de la selección de cantantes, grupos, obras, para la industria. Muchas figuras fueron conducidas por directores artísticos que eran los buenos o malos, los iluminados o villanos de la historia; obviamente se celebraban a los que acertaban con la popularidad. Se les consideraba desde alquimistas/ bohemios que inventaban sueños y realidades o demonios que en sus oficinas destruían esperanzas de triunfo y de firma de autógrafos. Al final sólo eran creativos que descubrieron o pulieron materia prima, para la fama, los escenarios, las marquesinas, también excelentes transportistas para el olvido. Sobre el aliado para conseguir venta de sus productos de la industria discográfica: La radio, Yolanda Moreno Rivas escribe:“En 1930 nació una de las más potentes transmisoras de Latinoamérica, la XEW. La estación que con el tiempo ejercería una labor difusora y rectora del desarrollo del gusto de los oyentes, surgía con una conciencia casi imperialista de sus potencialidades… En el programa inaugural de la XEW participaron sólo artistas de fama tan reconocida como el tenor Juan Arvizu, Josefina “Chacha” Aguilar, la Marimba Chiapaneca de los Hermanos Foquez, La Orquesta típica de la Policía de Miguel Lerdo de Tejada, el compositor Jorge del Moral, Néstor Mesta Chaidez, Ana María Fernández y Agustín Lara”. 3.- El programa inaugural es muestra de que la industria de la radio y la discográfica van de la mano en objetivo. Es esta fusión- a mi juicio- la que explica el por qué del gusto masivo por cierto tipo de temas, melodías, textos, de la canción popular contemporánea / mexicana.

La lista de directores artísticos que contribuyeron en buena parte a la existencia de ídolos, cancionistas y obras, es generosa: Baptista, Kornhauser, Valdez Leal, Guillermo Acosta, Rubén Fuentes, Gilberto Parra, E. Magallanes, Paco de la Barrera, Federico Méndez, Rafael de Paz, Chamín Correa, Alfredo M. Gil, Felipe “El Indio” Jiménez, Ignacio González, Enrique Okamura (sinaloense), Genaro Álvarez, Ignacio Morales, tal y tal , en ella sobresale, Mariano Rivera Conde, originario de La Noria- la Noria de San AntonioMunicipio de Mazatlán, Sinaloa, donde nació el 31 de octubre de 1914 -F. 1977, Ciudad de México-; por esos otoños en su terruño los aires de la revolución calentaban el ambiente y corridos y canciones espontáneas, lo amenizaban, era el pueblo cantando. Mariano fue director artístico legendario, su trabajo se encuentran ligado a la carrera de Pérez Prado, Miguel Aceves Mejía, los Tres Ases, los Diamantes, Rafael (integrante de Carmela y Rafael) Benny More, Los Churumbeles de España, Amalia Mendoza, María Victoria, Acapulco Tropical- Eduardo Magallanes también es parte- y tantos otros.
Desde su oficina en la legendaria RCA Víctor, y al final en Orfeón fraguó lanzamientos, elaboró presupuestos, dirigió grabaciones, formó equipos de producción para unir a un catálogo de canciones, músicos, intérpretes, agrupaciones musicales, para intentar conquistar los primeros sitios del “hit parade”; claro que mucho talento, oficio y bastante ingenio, pasó de largo por las narices del originario de La Noria que fue una pieza destacada de la industria discográfica- hoy lejana a episodios triunfales-, una leyenda del canto popular/ industrial que se ganó el lugar por tener una intuición singular, – olfato, le llaman los “expertos”- que lo distinguió y le permitió conquistar altas ventas y aceptación masiva a sus productos. Las nuevas condiciones que imperan el mundo del espectáculo ha dado más importancia a las presentaciones masivas que a otras vertientes; las producciones sonoras compartidas por internet superan las viejas políticas de ventas disqueras, es otra época. Los directores artísticos parecen piezas de museo, entonces los hombres como Mariano Rivera Conde con todos los claroscuros que los rodean adquieren su verdadera estatura y se debe reconocer que los directores artísticos fueron – y algunos que quedan- y son pilares de la industria discográfica

1.- Historia de la Música Popular en México. Juan S. Garrido. Extemporáneos
2.- la música mexicana. Salvador Morales. Universo
3.-Historia de la música popular mexicana. Yolanda Moreno Rivas. Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

* Autor e investigador

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