ALBERTO ÁNGEL «EL CUERVO»
Sentándome dispuesto a comenzar a escribir mi colaboración, alguien llamó a la puerta… Confieso que sintiendo un cierto enojo por ser “interrumpido” en mi “sublime labor creativa”, me levanté de mal humor a preguntar quién era… La respuesta fue recibida aún en el mismo tono de molestia.
—El de las sombrillas…
—¿El qué…?
—El de las sombrillas, me dijo la señora que pasara a dejarle una sombrilla que me encargó… es de las grandes…
—¿Cuándo se la encargó…?
—Me dijo que le calculara pa’ cuando ya se empezara a echar a perder l’otra… Y pos ya pasó el año así que no ha de tardar en joderse…
— ¡Ah qué caray…! ¿Podría dejarla y pasar el lunes por el dinero? Es que ahorita no tengo dinero…Discúlpeme
— Es que yo no se hacer cuentas, y vengo de muy lejo… De muy lejo, patrón… Mejor regreso el lunes y se la traigo… Se trataba de una persona del pueblo… Sus huaraches y pies lodosos hablaban junto con su acento, de su condición de desposeído… Me pesó muchísimo no haber tenido el dinero en ese justo momento… Y pensé: Y el sábado, a gritar ¡Viva México! a todo lo que da… A olvidarse de todo y diluir el superyo en la ingesta etílica que “también de dolor se canta” aunque en este caso ya no atino a descubrir qué es lo que resulta más doloroso de nuesto
vitoreado México Independiente… ¿Independiente… Cuando sales a la calle y las gasolineras que antes decían PEMEX ahora dicen Repsol, la compañía española que ha sido asociada a explotación injusta y corrupciones…? Caray… Pero hay que celebrar la independencia de España porque los mexicanos somos muy chingones… ¡Carajo…! Y así, con el sabor de boca que me quedó después de la breve plática con ese compañero que “viene de lejo, de muy lejo” y que, con justa razón, ¡Qué carajos va a importarle la celebración de independencia! y mucho menos el saber qué canciones
se cantaban en esa época, me siento a escribir mi colaboración al respecto.
Un aniversario más… Una vez más el enfrentarse a las contradicciones de los sentires y pensares que motivan personal y socialmente hablando, las llamadas “Fiestas Patrias”. Defensores y detractores conviviendo y haciendo de las diatribas parte de la celebración al amparo de un buen trago porque el sentimiento patrio sin la presencia etílica, no es propio de alguien que se precie de ser mexicano… Porque el 15 de septiembre a las once de la noche gritarán: “¡Viva Villa Cabrones…!” aunque Villa nada tenga que ver con la celebración y al que no le guste se puede ir a “la chingada”, al fin y al cabo ahora ese término además de estar avalado por los escritos del Maestro Octavio Paz en su inmortal “Laberinto de la Soledad”, tiene, por así decirlo, “validación oficial” en el afamado remolino de alabanza sexenal… Una vez más, cantará el pueblo, canciones que inflamen el sentimiento nacionalista aunque poco tengan que ver con lo que en realidad se cantaba en el pueblo durante la época de la revolución de independencia.
Por principio, cuando menos de manera formal, de manera aparente, el pueblo ha cantado siempre cosas distintas que la oligarquía en todos sus rubros finalmente tarde o temprano llega a cantar. Así, antes de la gesta de independencia que inicia aquella madrugada de septiembre, se cantaban en el pueblo, canciones que eran proscritas en tanto que incitaban a la rebelión… Por lo mismo, aquellos que, formando parte del proletariado esclavizado legalmente, condición que continuó incluso después de la Independencia misma, pues aquellos que se atravían a cantar sus canciones incitadoras eran perseguidos…
Eso no sucedía entre la gente favorecida, la música que prevalecía era la considerada “fina”, “chic”, en pocas palabras, todo aquello que llegara de allende el mar con la rimbombancia del caso. Así, por un lado, se tenían ya los llamados “sonecitos del país” en una primaria intención nacionalista meztiza que el pueblo bailaba y cantaba en un sincretismo de músicas precolombinas y las músicas que llegaron de pueblo a pueblo en su emigrar cruzando el atlántico, y por el otro, la clara intención de continuidad en el vínculo con la corona por medio de la intención musical considerando que lo que el pueblo cantaba no era digno de escucharse siquiera. Comenzaba la fusión… Los jarabes mexicanos cobraban, por derecho propio, denominación de origen…
A las seis a guadalupe
Por la calle de Cifuentes
Llegaron el cura hidalgo
Y su tropa de insurgentes
Por otro lado, los mismos criollos que ni siquiera conocían Europa y eran considerados poco dignos de la hispanidad auténtica, se mostraban urgidos de la independencia, pero al mismo tiempo buscaban junto con los españoles que constituían la alta burocracia novohispana, la música europea asistiendo a conciertos de ópera, y piezas musicales de Mozart, Bach, Haydn… Como siempre, la guerra se desató de manera sorpresiva para aquellos que al igual que en La Bastilla, permanecían en la obnubilación absoluta como la tan citada anécdota de María Antonieta quien, al preguntar a qué se debía la revuelta y la respuesta: el pueblo tiene hambre, respondía que les dieran los bocadillo que sobraban.
El caso es que no había conciencia de lo que se estaba gestando y se dedicaban a desgastar las noches en los conciertos, veladas y banquetes que les proporcionaran el estatus tan buscado. Así, levantándose al grito de viva la Virgen de Guadalupe, comienza esa eterna búsqueda de identidad nacionalista de nuestro pueblo en tanto que pueblo pluricultural… Las canciones alusivas al suceso, no se dejan esperar en el México de intención independentista…
Divina guadalupana
Con esos preciosos velos
Échale tu bendición
Al señor cura Morelos
Así, sucesos, sincretismos y canciones, fueron contribuyendo a lo que alguna vez en alguna entrevista respondiera Monsivais cuando le increparon por hablar del guadalupanismo habiéndose manifestado constantemente como agnóstico: “Todos los ateos de México, porque el guadalupanismo es un rasgo mestizo que va más allá de toda creencia religiosa…” En alguna ocasión que nos encontramos, no recuerdo si fue en algún programa, o presentación de algún libro o quizá, tomando café en el aeropuerto… Si, fue en esa ocasión mientras esperábamos el vuelo que nos habían asignado para Guadalajara, ambos íbamos a la FIL…
Monsivais a presentar un libro, yo a cantar para la presentación de otro más. El caso es que cuando estaba por responderme al respecto, hubo que abordar y la respuesta quedó pendiente pero ese guadalupanismo mexicano ha estado presente en todas las gestas relacionadas con la mexicaneidad en actos, dichos, juramentos y canciones…
De este modo, al grito de ¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines, el pueblo tomó las armas cantando:
Qué harán esos gachupines
Meraderes y mineros
Con hidalgo y con Iriarte
Que son hombres justicierios
Hay algo que no quiero dejar de comentar: Me he encontrado con declaraciones que me resultan un tanto extrañas refiriéndose a las celebraciones del 15 de septiembre y que manifiestan su disconformidad con la celebración. Pero me parece que los argumentos que utilizan son verdaderamente anodinos.
Dicen que no están de acuerdo con la fecha porque se escogió no como inicio de la revolución de independencia sino por celebrar el día del cumpleaños de Porfirio Díaz que es el 15 y que el inicio de la gesta fue el 16… Señores… No seamos, como dijo el Piporro: ¡“soflameros”! hasta la actualidad cuando nos referimos a algún suceso que acontece a las 3, 4, ó 5 de la madrugada, le adjudicamos la fecha como si fuera la noche del día anterior. Otra cosa sería el argumento, por demás válido, si se refirieran a que la celebración debería ser el 27 de Septiembre dado que fue en realidad el 27 de Septiembre de 1821, cuando la Independencia fue consumada y México reconocido por las naciones del mundo como País libre y soberano. En fin… Habrá que cantar y gritar vivas en búsqueda de que un día se dé la verdadera independencia de nuestra Patria.
* Pintor, intérprete, autor