GILBERTO J. LÓPEZ ALANÍS
Se está escribiendo y publicando en estos meses cuestiones generales, muy sesudas o sesgadamente ideologizadas sobre el Movimiento EstudiantilPopular de 1968, sin embargo la cotidianidad de aquellos acontecimientos nos dejaron profundas huellas como estudiantes y futuros profesionales, así que al terminar el fragor de la insurgencia estudiantil y juvenil de aquel año en la ciudad de México, precisamente en enero de 1969, fue posible la ceremonia de graduación para la generación de economistas 1964-1968 de la Escuela Superior de Economía (ESE) del Instituto Politécnico Nacional (IPN); buscar un padrino que pagara los gastos de la fiesta o los anillos, pareció inadecuado, en un contexto tan escabroso y con compañeros presos en el Palacio Negro de Lecumberri, hoy sede del Archivo General de la Nación. Raúl Álvarez Garín (IPN), Gilberto Guevara Reynaga (UNAM) Las reuniones de esa generación para tales menesteres resultaron álgidas y se decidió que de acuerdo al contexto y en solidaridad con los politécnicos presos del 68, no se celebrara tal graduación con una fiesta, sino con una ceremonia austera pero de contenido político.
Al mismo tiempo para cumplir con el protocolo del acto académico, habría que contar con un nombre que representara las aspiraciones de una profesión de raigambre mexicana. ¿Cómo se nombraría esa generación de economistas, sobre todo en una escuela politécnica que tan destacadamente participó en esa gesta social que todavía hoy nos impacta?
Las propuestas fueron varias, pero debido a la diversidad de opiniones de los integrantes se escogió el nombre del Dr. José María Luis Mora que a todos satisfizo; Este personaje de la historia mexicana es considerado como el primer economista del nuevo y naciente país, después de proclamarse la independencia mexicana. Hoy a través de la investigación histórica regional sabemos que otros personajes bordaron sobre los temas de la economía en ese período, tal es el caso de Francisco Severo Maldonado Ocampo nacido en Tepic y que se encargó de la redacción de El Despertador Americano, en la imprenta de la sinaloense Petra Manjarrez en Guadalajara Jalisco, sin embargo, las luces del Dr. Mora todavía nos alumbran y la decisión fue certera y congruente.
La ceremonia en la ESE, empezó normalmente pero al notar que en la entrega de los diplomas faltaban los nombres de nuestros compañeros presos en la penitenciaría de Lecumberri protestamos prometiéndonos el director, Lic. José Luis Félix López, originario de Angostura, Sinaloa, la elaboración de dichos diplomas para ser entregados a los interesados presos o a sus familiares.
Después de aquel incidente, la vida siguió, se normalizaron los cursos académicos en la ESE. El Consejo Nacional de Huelga (CNH) había sido declarado inexistente por la dirigencia cautiva en Lecumberri, mediante un manifiesto leído en la explanada de Zacatenco, por Genaro V. López Alanís dirigente de la Vocacional de Ciencias Sociales del IPN en noviembre de 1968. Con posterioridad a esto, nadie representaba al Movimiento Estudiantil-Popular de 1968. ¡El Movimiento formalmente se había extinguido!.
Sócrates Amado Canpus Lemus (ESE-IPN), Marcelino Pereyo (Ciencias-UNAM) y Heberto Castillo (Coalición de Maestros Democráticos-UNAM)
Los dirigentes presos después del cruento operativo del 2 de octubre en Tlatelolco, pasaron horas o días en el Campo Militar N°1, sujetos a tortura e interrogatorios, obligándolos a firmar declaraciones contrarias a sus derechos humanos, con el objeto de acusarlos de terroristas; al consignarlos, entraron en una dinámica personal de angustia, movilizando a sus familias, amigos y compañeros, hacia un espacio carcelario donde se practicaban toda clase de corruptelas y represiones, ya Luis González de Alba en “Los días y los años” y otros títulos relató aquellas terribles circunstancias, las cuales pude constatar al visitar a mis compañeros en sus celdas, estrechas, con camas de cemento, unas arriba de otras, un foco y excusado con lavabo; la soledad, la rapiña contra sus utensilios personales. La terrible campaña de desprestigio en la prensa, la radio y TV, afecto a todos, sin embargo su entereza y valentía fue un ejemplo de fortaleza y resistencia. Cada quien pensó en su futuro y las decisiones políticas que tomaron se reflejaron en la vida pública del país.
* Director del Archivo Histórico del Estado de Sinaloa