Los genios mueren jóvenes. Saturnino Herrán.
El nueve de julio de 1887, en Aguascalientes, Ags. — llamada por algunos “Agüitas la bella”-, nació Saturnino Efrén de Jesús Herrán Guinchard, genio pictórico de México. A los catorce años el aquilátense ingresó a la Escuela Nacional de Bellas Artes en la Ciudad de México, institución donde tuvo como mentores a Antonio Fabrés y Germán Geodovius. El insigne José Clemente Orozco señaló sobre el resultado artístico del oficio de Saturnino: “El Muralismo encontró en la Obra de Herrán el preámbulo para su desarrollo.” A los 31 años, el seis de octubre de 1918, en la antigua Tenochtitlán, murió, corroborando la máxima que dice:” Los genios mueren jóvenes.” La portada de la edición 327 de La Voz del Norte, es una forma de rendir homenaje a él y al Arte Mexicano.
“Sólo las mujeres alcanzan en este momento la afirmación plena de su individualidad lírica” Sobre la poesía femenina. Federico Ónix 44 años sin Rosario Castellanos.
El 7 de agosto de 1974, en Tel Aviv, Israel, falleció la poeta, narradora y diplomática, Rosario Castellanos Figueroa. Su muerte trágica producto de un accidente eléctrico dejó un hueco en la literatura difícil de ser llenado. La artista había nacido en la Ciudad de México el veinticinco de mayo de 1925 y en su trayectoria dejó obras de invaluable valor: Balum Canan, Oficio de Tinieblas, Mujer que sabe latín, son de lo más representativo de su tarea. Para recordar el cuarenta y cuatro aniversarios de la partida de Rosario, en La Voz del Norte la recordamos con su poema “Ajedrez”:
Porque éramos amigos y a ratos/ nos amábamos/ quizá para añadir otro interés/ a los muchos que ya nos obligaban/ decidimos jugar juegos de inteligencia. Pusimos un tablero enfrente de nosotros/ equitativo en piezas, en valores/ en posibilidad de movimiento/. Aprendimos las reglas, les juramos respeto/ y empezó la partida.
Heme aquí hace un siglo sentados/ meditando encarnizadamente/ como dar el zarpazo último que aniquile/ de modo impecable y para siempre.
MI SOMBRERO
Difícil como la vida que todo nos lo
complica
y fácil como l a muerte que todo lo
simplifica.
No me hables de realidad que la realidad
no es mía
y no es mía la verdad ni es mía la
mentira.
Tiré mi sombrero al aire y vi como se
perdía
por el aire mi sombrero con mi
muerte y con mi vida.
JUAN CERVERA SANCHIS
POETA Y PERIODISTA ANDALUZ