Por: ROGER LAFARGA
Cuanto más palpable es una verdad, más tiempo
pide para ganar el lugar a que tiene derecho. Los
obstáculos que se ponen en su camino ocurren pues
esta verdad inicia en su alrededor un verdadero odio,
ya que ella anuncia una revolución, una perturbación
de los intereses existentes y de los lugares ganados”
Samuel Hahnemann.
Nota a los estimados lectores: En la entrega anterior escribí …Pitágoras de Cos, considerado el padre de la medicina… Agradezco que me hayan dispensado con su atenta indulgencia, aceptando que se trató de una distracción de mi parte, pero corregible ante ustedes; la mención se refería a Hipócrates de Cos y no a Pitágoras de Samos.
Y si bien Hipócrates fue el primero en exponer que existen dos formas de curar, la primera por la ley de contrarios (suprimida la causa, cesa el efecto) retomada por Galeno para desarrollar su método curativo; la segunda por la ley de semejantes (una afección dinámica (enfermedad), es aniquilada … en un organismo vivo, por otra afección más fuerte, cuando ésta, de naturaleza diferente, es muy semejante a la primera en sus manifestaciones), fue Hahnemann quien, entregado al estudio y experimentación de la verdad que asume como apostolado, descubre las bases científicas y establece la metodología para hacer más comprensible y aplicable a la terapéutica esta ley natural de curación que él llamó HOMEOPATÍA.
Pero el genio de Meissen todavía debió sufrir innumerables reveses y atrocidades producto del odio y la ignorancia de sus antiguos colegas, a esto se une ofensas y agresiones contra él y su familia. Inician una vida itinerante y azarosa, deciden trasladarse de Konigsburh a Hamburgo y en el trayecto golpean a una de sus hijas, les roban su equipaje y tienen que detenerse algunos días en un pueblo aledaño.
En todo este peregrinaje, Hahnemann no deja de producir nuevos trabajos y traducciones sobre prescripciones médicas inglesas cuyo contenido ridiculiza. Tuvo como adversarios al gremio farmacéutico, debido a que no les confiaba la elaboración de sus medicamentos.
En 1805 publica “La medicina de la experiencia”, de notable capacidad crítica y joya de la literatura homeopática. Tras de muchas mudanzas y entre múltiples agresiones, siempre investigando y aplicando el método homeopático en sus pacientes, logra en 1808 un período de reconocimiento, gracias a los resultados de sus increíbles curaciones. En 1810 publica la obra principal de su doctrina: “Organón de la medicina racional”, exposición de la nueva medicina con detalle de principios y particularidades de la homeopatía, tanto de la patología como de la profilaxis y hace de esta obra motivo de consulta para todo médico, incluidos los contrarios al maestro.
En 1812, solicita a la Universidad de Leipzig autorización para dictar ahí conferencias acerca de sus descubrimientos y tras superar las exigencias académicas que le imponen, le conceden la autorización. Animado por esto, crea el Instituto homeopático donde reúne a sus discípulos, imparte la teoría de su doctrina y discute sobre la nueva y la vieja medicina, aclarando lo que de esta no le parecía. En 1813, una epidemia de tifo le da oportunidad de mostrar la eficacia de la homeopatía con curaciones asombrosas, una victoria sobre quienes lo denostaban y sigue produciendo textos sobre medicina con el nuevo enfoque que ha descubierto. Entre 1813 y 1816, publica gran cantidad de obras y se consolida exitosamente. Acuden a Hahnemann multitud de enfermos atraídos por sus curaciones y esto le genera enemistades y crítica de sus antiguos colegas. Había no obstante, alópatas que lo defendían, esperando de él una reconsideración y acercamiento a la antigua escuela. Hahnemann no respondía, insensible ya a los ataques y dejaba a sus alumnos la decisión de hacerlo. Los éxitos de Hahnemann, lejos de agradar, estimulaban persecución y agresiones de todo tipo aún contra sus alumnos, lo que lo obligó a crear en 1820 la Asociación Homeopática para defenderse. Llamado para atender al príncipe Schwarsenberg de Austria y ante la negativa de Hahnemann, el príncipe viaja a Leipzig, donde es atendido y logra una notable mejoría; recuperado, el príncipe vuelve a Austria donde regresa al desenfreno que Hahnemann le había prohibido.
Su médico de cabecera entonces lo somete a los tratamientos convencionales de la época y Hahnemann decide retirarle sus atenciones. El príncipe muere y Hahnemann es injustamente culpado de aquel deceso.
Es protegido por el duque Fernando de Anhalt, quien lo nombra Consejero de la Corte, pero los ataques despiadados siguen su curso, mientras, con absoluta convicción, Hahnemann continúa sus investigaciones y cuidando a sus enfermos, desdeñando expresiones en contra o a favor.
* Homeópata sinaloense /IPN