CARLOS LAVÍN FIGUEROA
Aunque la fiesta patronal de San Pedro y San Pablo se celebra el 29 de junio, en el Antiguo Barrio de San Pedro en pleno Centro Histórico de Cuernavaca se realizó el domingo 24 de ese mes, dentro del novenario dedicado a estas fiestas religiosas que no se hacían desde hace 152 años, cuando se demolió la iglesia donde se reunía la población de Cuernavaca a festejar a este santo, rescate bajo la supervisión del INAH. Barrio que tomó ese nombre a principios de la época colonial, básicamente en las dos manzanas ubicadas frente a catedral por la calle Hidalgo, lugar que en la época prehispánica había sido asiento del Técpan, primer barrio de la ciudad, residencia de los señores principales civiles y religiosos; ahí vivía Yoatzin el cacique de la antigua Cuauhnáhuac, a quien Hernán Cortés le construyó una gran casa al estilo europeo en el mismo lugar en donde estaba su vivienda indígena, hoy conocida como “La Casona” que aunque muy modificada para diversos usos, conserva vestigios constructivos tlahuicas. Casona, era un nombre genérico para las grandes casas como lo fue el llamado Palacio de Cortés que en los documentos de la época se le menciona como la casona del marqués, no como palacio y menos castillo como actualmente le pretenden llamar. En la esquina de avenida Morelos y Rayón se conserva una gruesa construcción de la misma época que ahora es un restaurante. Del lado norte, entre la Avenida Morelos y Ruiz de Alarcón, desde los inicios de la Colonia estaba ya un convento -donde dos siglos después vivió como interna la hija del minero don José de la Borda- y junto, la iglesia de San Pedro que se construyó cuando todavía estaba el Técpan, de ahí el sobrenombre contradictorio de “Tecpán de San Pedro”.
En lo que ahora es el Jardín Borda, en la época prehispánica estaba un vivero de plantas comestibles y medicinales. En la segunda mitad del siglo XIX se demolió la iglesia para construir el primer teatro de la ciudad, al teatro Juan Ruiz de Alarcón, y cuenta la historia que una devota de San Pedro se paraba frente al teatro a implorar que se incendiara por haberse sustituido un lugar santo por uno pagano. Tres años después de su inauguración el teatro se incendió en toda el área del foro con los camerinos, butacas y escenario, quedando solo la fachada con los vestíbulos en planta baja y alta,
que aún se conservan. Años después a espaldas de ese lugar en ruinas se construyó el Teatro Porfirio Diaz hoy Morelos. Soy testigo que bajo el Tecpán se ubica una red de túneles prehispánicos y coloniales que conectan todos estos puntos importantes de la ciudad. Junto a teatro, funcionó, a principios del siglo pasado, la primera escuela privada con internado para mujeres Santa Inés, fundada por el Obispo Francisco Plancarte y Navarrete; cuando la escuela desocupó esa casa, en 1938 se abrió ahí el Instituto de Educación Superior del Estado de Morelos precursor de la Universidad, y atrás, frente a la iglesia de Guadalupe, estuvo otra escuela para mujeres, pero gratuita, La Asunción de María, fundada también por ese obispo. En este céntrico barrio señorial se pueden apreciar grandes casonas ahora divididas en comercios.
Los festejos del barrio fueron durante todo el domingo, con una misa en la Capilla Abierta de Catedral a las 10:30 horas, le siguió la procesión acompañada por los morelenses chínelos con su banda de viento que partió de la esquina de las calles de Morelos e Hidalgo pasando por Ruiz de Alarcón, Rayón y Comonfort. Hubo música, degustación de alimentos, eventos recreativos, culturales; finalizando con el grupo de Danza Prehispánica, todo en las calles de nuestro antiguo Barrio de San Pedro.
P.D. Hasta la Próxima
*Cronista de Cuernavaca e Historiador