JOSÉ CARLOS IBARRA
-prefiero morir a mendigar servilmente la vida y hacer que se
me otorgue una vida- mucho peor que la muerte”.
(palabras de Sócrates a Hermógenes, citadas por Jenofonte en
“Apología de Sócrates”.
De las grandes figuras de la Historia, que han iluminado e influído en el pensamiento universal, Sócrates, ocupa un sitial de excepción, por su sabiduría, grandeza de alma, sobriedad de costumbres, valor y entereza ante la muerte, así como buen ciudadano ateniense, ya que sirvió en la infantería pesada durante veintisiete años, participó en las batallas del sitio de Potidea (432 a.C.), Delión (424 a.C.9, y Anfílopis (422 a.C.), salvó la vida de Alcibíades y Jenofonte, no cobraba por enseñar.
Según evidencias, Aristófanes tenía animadversión hacia Sócrates, lo cual se puso de manifiesto, en la representación de su comedia “Las Nubes”, (424 a.C.), en la que uno de los personajes caracteriza al filósofo, exponiendo ideas que jamás había expresado, y otro actor dice; “Este charlatán desvía a la juventud de nuestras enseñanzas”, por lo que no sólo lo expuso a la burla y escarnio público, afectando su figura y popularidad, sino que alentó a sus malquerientes, que al paso del tiempo culminaría en la acusación, que terminaría con su vida en el año 399 a.C.
Sócrates sabía que en la comedia “Las Nubes”, se referirían a él, y también se conocía el estilo sarcástico, irónico y burlón de Aristófanes, aún así, decidió ir a la representación, acompañado de Xantipa su mujer, y una vez que terminó la obra teatral, salió convencido de que ya había sido condenado, según lo comentó con sus discípulos.
Sus acusadores fueron Anito, político miembro del partido democrático, Meleto representante de los poetas, quien presentó la acusación, Licón representante de los oradores.
La Asamblea se reunió, integrada por 50l ciudadanos seleccionados, supuestamente por lotería, y se acordó citar a Sócrates, para que respondiera de la denuncia, y al presentarse preguntó de qué se le acusaba, y el que presidía el jurado le comunicó, que la acusación consistía en: “Sócrates es culpable de no reconocer a los dioses reconocidos por la ciudad. Introduce, por el contrario, demonios nuevos. Es culpable, además, de pervertir a los jóvenes”. El filósofo se defendió, pero no logró persuadir al jurado, por lo que se sometió a votación, 280 culpable y 221 a favor, entonces Sócrates ofreció pagar una multa de 100 dracmas, pero no fue aceptada, entonces Platón, Critón, Critóbulo y Apolodoro, ofrecieron una multa de 3,000 dracmas que ellos se comprometían a pagar, pero Meleto pidió la pena de muerte, se procedió a una segunda votación, y el resultado fue de 360 por la pena de muerte y 141 a favor, y se le condenó a beber la cicuta.
Sus amigos representados por Critón, le propusieron ayudarle a escapar, pero después de razonarlo se negó, porque era contrario a sus principios. Platón, al final del
diálogo “Fedón”, dejó testimonio de las últimas palabras de Sócrates, antes de morir y que fueron: “-Critón, debemos un gallo a Asclepio; no te olvides de
pagar esta deuda”. De acuerdo a estudiosos de la vida de Sócrates, concluyen que más que un Juicio fue linchamiento, por motivos políticos, ya que Critias, uno de los líderes de los treinta
tiranos, que acabaron con la democracia, había sido discípulo de Sócrates.
Y oh paradoja de la condición humana, pues antes de los seis meses de la condena, ya había cuatro estatuas en Atenas, dos de sus acusadores se suicidaron y el otro fue lapidado.
Algunos historiadores refieren que Xantipa, su mujer, tenía mal genio y lo hostigaba, que lo llevó a los tribunales en tres ocasiones, acusándolo de mal padre, mal esposo y desobligado, que pasaba la mayor parte del tiempo fuera de casa con los amigos, y Sócrates lo admitía y le pedía perdón públicamente, por lo que los jueces terminaban absolviéndolo, diciéndoles que regresaran a casa y se
reconciliaran. Es que el filósofo, acostumbraba ir a la plaza y al mercado, a conversar con toda clase de personas, ya que su madre Fenáreta, era comadrona, partera, y como es sabido mayeútica en griego quiere decir, hacer parir, el arte de la comadrona, por lo que lo relacionaba con “dar a luz las ideas”, de ahí que fuera un “preguntón” empedernido.
*Periodista sinaloense