VERÓNICA HERNÁNDEZ JACOBO
Esta misma paradoja vehicula la definición del amor, a saber, dar lo que no se tiene. En esta fórmula está presente la paradoja de la inclusión. Para poder darlo, es preciso tenerlo de un modo que es el de no tenerlo. Por eso el amor y el goce están del mismo lado respecto del deseo. Tanto en uno como en el otro de lo que se trata es de este absoluto particular, a saber, este y no otro, que no puede ser cualquiera. (Jacques Alain Miller, 2010).
Difícilmente se pude hablar de otro tipo de amor aunque hoy veamos que se nombra como tóxico, esta modalidad tiene una exagerada demanda al partenere, pareciera que el amor obstaculiza la razón si ésta pudiera expresarse libremente, ya que sabemos que lo razonante es producto de lo que la castración le permite al sujeto razonar.
Todo amor se juega dentro del orden de la ambivalencia, en este sentido no hay amor sin odio, en algunas mujeres el amor tropieza con el narcisismo, haciendo imposible que ella ame, ya que su amor se encuentra dirigido hacia su propio cuerpo que le obstaculiza su entrega a, pero aún más frente a su narcisismo es poca cosa, y sin exagerar, muchos amores se juegan en esta función.
Algunos amores portan el signo de caníbal, puesto que se ordenan dentro de la devoración llevando a su pareja hasta la destrucción en todos los sentidos, dejándola sin nada, sin recursos, sin vida, se lo comen vivo, lo secan, aplastan, someten y degradan hasta que queda sólo un forro seco, así como las víboras mudan de piel.
El amor trastorna la razón ya que quién se encuentre muy enamorado le afloran pequeñas dosis de locura, de tal suerte que el amor será en las parejas una pequeña enfermedad con ciertas dosis delirantes, por ejemplo los celos, como condición constutuyente de la pareja, cuando se cree que el otro nos pertenece, asfixiando en su nombre nuestra pareja y sometiéndolo a nuestras pasiones.
En la histeria el amor es muy loco, incluso se da un conflicto entre las identificaciones ya que para ser en nuestra sociedad, es necesario amar y ser amado si esto falta se entra en un conflicto con las identificaciones y el sujeto acaba arrojado al vacío. Algunos encuentran seguridad en el amor porque esa alienación con el otro permite hacer soportable la vida, aunque ya enamorados se transite hacia la locura, la alienación es una prótesis donde descansa el cuerpo, y una vez sometido a la pareja, ésta algunas veces funciona como andadera. El sujeto enamorado puede creer que así enfrentará y desafiará al mundo, esto es la ingenuidad del enamorado.
Pero al amor lo nutren los pequeños detalles, algunas sorpresas, también uno que otro poema, esto permite condescender al deseo para que ahí algo insista, y se sostenga ya que el amor no es eterno. Sin embargo, serán también otros pequeños detalles los que acabarán con el amor, en el caso de la estructura histeria el amor asume una identidad heterea, platónica, es metaforicamente un sueño que para algunos se hace realidad, pero a la vez implica cierta dosis de sufrimiento más aún cuando los amores son empalagosos.
Se puede decir que el amor entra por el detalle, decir además que algunos amores son muy locos, así lo menciona Jacques Alain Miller en su texto Los divinos detalles, y habla de fcómo Jean-Jacques Rosseau queda flechado por Madame d’Houdetot, a quien llama “el único amor de mi vida”, el divino detalle que transporta a Rosseau es el momento en que la ve llegar a caballo vestida de hombre, ese detalle lo supera a él, y en ese momento surge el amor.
Este flechazo, travestido que vivencia Rosseau, lo coloca en una dimensión psicotizante, ello no impide que sea un signo de amor, que arropa su deseo no sin delirio, lo único que estabiliza es ese reconocimiento al otro mujer, que lo hace amar, encontrando ahí cierta estabilización que mantiene el lazo, permitiendo a Rosseau ser un educador de las masas, aunque el cuerpo del hombremujer que lo tocó sea un cuerpo falicisado.
* Doctora en educación