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CONTANDO

By jueves 31 de mayo de 2018 No Comments

CARLOS VARELA NÁJERA

…el desperdicio y lo muerto proceden de incluir cosas que no pertenecen al momento; la aterradora actividad narrativa de los realistas; ese pasar del almuerzo a la cena; esto es falso, irreal, simple convencionalismo. ¿por qué admitir en la literatura algo que no sea poesía, por poesía quiero decir saturado?
¿Acaso no es esto, aquello de lo que acuso a los novelistas?
¿Es decir que no selecciono nada?

El poeta alcanza sus logros por el medio de simplificar; prácticamente prescinde de todo. Quiero prescindir de todo pero saturar. (Virginia Wolff. 28 de Noviembre de 1928, Diario de una escritora) Entre cerros, arroyos y costas aparece la voz que se despliega a lo largo y ancho de Sinaloa, y se hace escuchar en casi toda la Republica Mexicana gracias a colaboradores diversos y su versión digital de La Voz, su vibración nace en Mocorito Sinaloa, ahí se localiza su epicentro, lugar donde la cultura se corporiza en voz, silva, grita y se materializa, tomando cuerpo en un periódico, donde la cultura se hace escuchar vía la palabra.

Festeja La Voz del Norte su octavo aniversario, haciéndonos ver que el sueño es de una materialidad realizable, asumible en este proyecto cultural, no sólo es un periódico, es un cuerpo que busca escrituras, se hace parir de tiempo en tiempo, tener la voz incita al logos, que ese cuerpo de escritura marque el rumbo de lo civilizado. Si queremos preservar esta civilización la voz es su soporte, y de ello dan cuenta estos ocho años que, se dice rápido, pero en sus páginas desfilan personajes, historias, mitos, cuentos, en fin nada escapa a La Voz del Norte, la experiencia en todas sus manifestaciones cobra vida.
Pareciera que La Voz del Norte viene a develar el secreto de los Dioses, ya que toda experiencia de lo humano se refleja en sus contenidos, esos Dioses míticos quedan desnudos en sus páginas que revelan lo que ocultaban, arrebatándoles su condición divina y transformándolos en mortales a la luz de las letras, del cenit al nadir es el tiempo que corre esta escritura, y Dios y el Diablo se ponen a cagar bolitas encarnados en un verbo ahí donde el verbo se hace hombre.

La Voz no es otro periódico como los demás, sino que es una incitación, una exigencia a tomar la palabra vía la voz, tomar la voz implica querer ser escuchado, que la voz resuene a lo largo y ancho de estas geografías, y en su posición de incitador exija que lo único que nos humaniza es la voz hecha palabra, así como Freud el ingenioso supo decir que aquel que fundó la cultura y la civilización fue quien en lugar de lanzar una flecha lanzó la voz para pacificar al otro e iniciar el diálogo, esta es entonces una exigencia de la voz, tomar la palabra y que sea la voz quien regule los pactos entre sujetos.

Sabemos que hay personajes que conversaban en estas páginas y que hoy ya no están, fueron ellos y su conversatorio que nos capturaron con sus letras, iniciaron la conversación y se marcharon, más en su memoria seguimos hablando, ya que dieron el oriente para que el diálogo siga fluyendo y que sus palabras entrecortadas se inmortalicen en la escritura que nunca muere, ya que cada vez que deletreamos su escritura estos cobran vida para seguir señalando con su dedo índice el camino a tomar en lo civilizatorio.

La Voz también nos viene a revelar los enigmas del deseo y el placer, pues la voz es una insistencia intermitente para alcanzar lo que por vía de los hechos es inalcanzable, es mediante esta voz que se pueden dar a conocer los enigmas del placer que se encuentran dormidos en la escritura y que el timbre de la voz despierta, ya que la voz le exige a la palabra que invente nombres para atrapar lo excluido e irrealizable, pero a su vez, la voz como un pequeño Dios nominalista, al nombrarlas las hace existir, las realiza, ante esto podemos decir que sin palabras el amor estaría más o menos muerto.

Por lo anterior, el periódico cultural La voz del Norte marca el rumbo, ya que permite entablar un diálogo con su voz, grita a los cuatro vientos que la luna es roja, y que sin la palabra esa pobre luna ni siquiera existiría, por ello felicitamos a todo el equipo que hace posible la existencia de La voz, al staff, a los colaboradores, al ingeniero Carlos Antonio Sosa Valencia por su interés en la cultura, al amigo y poeta Mario Arturo Ramos que permiten que la voz circule y que cuando nos deletrea nos hace existir.

* Doctor en educación

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