«Pero no olvidemos, en interés de nuestro estudio, que tampoco
el hombre de hoy se siente feliz en su semejanza con Dios.
(Sigmund Freud)
VERÓNICA HERNÁNDEZ JACOBO
El discurso capitalista con todas sus ofertas produce en los sujetos una imposibilidad de satisfacer todas sus demandas, la respuesta ante ello es un estado depresivo y melancolizado por parte del sujeto, somos una mercancía más del capitalismo, aunque todos los timadores de la New Age digan lo contrario con las ilusiones humanistas, o en su defecto, algunos médicos que pretenden acallar la depresión con pastillas, engordando sólo su bolsillo, mientras los sujetos que desfilan por su consultorio son apéndices de zombis que muy lejos están de curarse, ya que los avatares de la vida no se curan, si acaso se hacen adictos al consumo de esos fármacos.
El capitalismo vende ilusiones aun cuando domestica la vida cotidiana con medicamentos, nos hace juguetes de la ilusión farmacológica al pretender que con el medicamento el sujeto dejará de sufrir, o al reducir la explicación de la depresión a una reacción química en el cerebro, intentando desconocer que la enfermedad nos viene siempre del otro, “muere un hijo, un ser querido, te despiden del trabajo, terminas un vínculo amoroso” y el sujeto se deprime, o sea es el otro que entristece al sujeto.
La palabra neuro se usa para toda justificación, tenemos hasta la neuroteología que pretende encontrar las bases químicas de dios en el cerebro, o la cienciología, secta norteamericana que se apropia del psiquismo de los sujetos, entre ellos actores de cine norteamericano y hacen “lavados de cerebro”, con tal de apropiarse de sus ganancias y para que sean esclavizados se usa programación neurolingüística, hipnósis ericksoniana y sugestiones mafufas que retoman a la psicología religiosa vestida de “humanista” y la aplican a todos para desprogramarlos.
Es decir que la neuro con sus neuros intentan colarse para tener prestigio en la universidad, viviendo de la ignorancia del sujeto. Lo neuro se usa de manera masiva y cualquier corifeo lo deletrea creyéndose representante de la señora ciencia, cuando introducimos la palabra neuro a otro concepto ya tenemos, neuro marketing, neuropolítica… no inventen, cualquier concepto por más bizantino y oscuro se hace brillante al agregarle el prefijo neuro.
El sujeto es un entramado social, cultural y biológico, pero cuando se rompe ese tejido del entramado con el otro, aparecen las respuestas sintomáticas entre ellos también la tristeza y la depresión, lo más fácil es doparlo, porque no se va a poder componer su entramado, sólo lo haremos un idiota feliz con el prozac pero su miseria psíquica perdura.
La depresión se ubica como una cobardía moral, estos sujetos han perdido la dicha de vivir y no porque la vida sea una felicidad, es una dicha, con decires y dichos que nos ahogan, que nos ponen en entredicho.
*Doctora en educación