Nacional

UN HOMBRE DE MÚSICA: JOSÉ ANTONIO ALCARAZ

By jueves 15 de marzo de 2018 No Comments

MARIO ARTURO RAMOS

Las noches de junio son lluviosas en la Ciudad de México y refrescan al verano que en la década de los 80s fue intenso, exuberante, crudo, inolvidable.
La reunión de compositores, ejecutantes, directores, cantantes, críticos, promotores/difusores y funcionarios culturales, melómanos, daba forma al festejo musical por los sesenta años de Manuel Enríquez, 1926-1994, compositor, ejecutante del violín , pedagogo, funcionario y amigo, que recibía como regalo, el resultado artístico de sus compañeros de la Mùsica Clásica o de Salas de Concierto Mexicana Contemporánea, convocados por la amistad y respeto al cumpleañero con el que departían en la sala de reuniones de la sede del gremio, entre otros:

Alicia Urrueta, Leonardo Velázquez, Clara de Moncayo, Fernando Lozano, Mario Lavista, Daniel Catán, Héctor Quintanar, Francisco Savin, Mario Kuri, Eduardo Mata, Joaquín Gutiérrez Heras, Miguel Alcázar, José Antonio Alcaraz, tal y tal. Manuel y su esposa como gentiles anfitriones se desdoblaban literalmente para atender a los asistentes que disfrutaban la audición que en honor de Enríquez desataba un arco iris de sonido.
En uno de los viejos sillones de seda del recinto, José Antonio Alcaraz con mirada de águila. observaba y escuchaba. En uno de los espacios que enmarcaban el cambio de creadores e instrumentos en el polifacético concierto fui a saludarlo. Le agradecí su participación como prologuista en el Diccionario de compositores, de mi autoría- inédito- con más de diez mil fichas de los creadores nacionales y que contó con la colaboración de Salvador Alcocer, Hugo Azpeitia, Carlos Jiménez Esquivel, Faustino López Osuna, entre otros generosos autoresinvestigadores que colaboraron en su elaboración; quise decirle que me enorgullecía su artículo publicado en Proceso, el 12/ VII/ 1986, titulado “Hugo, Paco, Luis” sobre” La letra cantada”, publicado por la UAQ en 1984; Alcaraz sonrió y con un dedo en los labios me pidió que callará.
En los setentas fui invitado por Miguel Sabido a poner texto a las canciones de Alcaraz para el filme. “Celestina, puta vieja”, basado en una obra teatral de José Antonio y que fue dirigida por Sabido. La riqueza melódica y armónica de las canciones me llevó a indagar sobre su creador, en la búsqueda descubrí a un artista que conjugaba las tareas de crítico musical, dramaturgo, docente, cronista, compositor, que se había preparado en el Conservatorio Nacional de Mùsica, Schola Cantorum de Paris, Conservatorio Benedetto Marcello de Venecia, Centro de Ópera de Londres. Entonces – lógico- encontré a un ser con capacidad para no apostar sólo a la inspiración tan usual en muchos de nuestro compositores y arriesgar por el conocimiento, la disciplina, la emoción, el oficio, como bases de la labor creativa.

En su historial destacaban los premios: Medalla Mahler1960, Universidad de Teatro de las Naciones Paris, por mùsica de ballet-de su autoría- “Homenaje a García Lorca, para clavecín y coro hablado”, 1962; 1974, Premio Manuel M. Ponce por su cantata, “Yo Celestina”, otorgado por la Unión de Críticos y Cronistas de Teatro; Medalla Mozart, 1991, como crítico de arte- esta obra fue la base para la película antes mencionada – que me permitió conocer a Alcaraz quien desde luego se convirtió en uno de mis favoritos en la prensa escrita por sus colaboraciones con puntería certera y humor ácido que causaban afectos y desafectos, me entere de sus incursiones como director de programación de radiodifusoras de mùsica de concierto así como director de óperas y su trabajo en la mùsica de cine donde ganó Arieles por:” Los muros del silencio”;
“Los días del amor”. Por lo tanto saludar a un hombre de mùsica en una reunión de música era la cereza en el pastel de cumpleaños.
La Mùsica de Sala de Concierto Mexicana, es un universo que aglutina a hombres y mujeres de indudable talento que no siempre son valorados en nuestra realidad, algunos los -y se- consideran genios incomprendidos que habitan en capsulas de cristal lejanos a la masa; otros simplemente son ignorados por no ser comerciales o exitosos; entonces se refugian en la docencia y en el ostracismo, algunos viajan al extranjero en busca de nuevos horizontes y reconocimientos. ¡Claro! la llamada Mùsica Clásica nos distingue, no otorga estatura estética, abra puertas para que el mundo conozca el arte nacional. Debo comentar que estando en Moscú, Leningrado –hoy San Petersburgoen un Encuentro Internacional de Mùsica, pregunte a periodista, críticos, melómanos, ejecutantes, intérpretes y compositores rusos y de otros países si conocían creadores de música clásica mexicanos y surgieron los nombres de Silvestre, Carlos, Manuel, y desde luego Enríquez, Lavista, Mata y otros… como las cúspides de la música mexicana.
Los otros, los exitosos cuando los mencione sólo reinó el silencio.

José Antonio perteneció al círculo selecto, su saber, su talento, lo colocaron en esa posición y él tan amigo, tan benevolente con los que comenzaban y bien severo con las “estrellitas”; recuerdo que llamó a una, -a la que le abrió sus puertas el Palacio de Bellas Artes por sus contactos -: “soprano patética”. Así era, comprometido y atado al buen gusto, enemigo lapidario de lo epidérmico, de los reparte-autógrafos. El primero de octubre de 2001 en la misma ciudad en la que llegó a la vida- el 5/ XII/ 1938-, falleció un ser que con toda justicia se ganó el título de: Un hombre de Mùsica: entonces dije como ahora: cuánto te necesitamos, cuánto!,José Antonio Alcarraz.

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