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ELEGÍA A LA MUJER COTIDIANA

By jueves 15 de marzo de 2018 No Comments

ALBERTO ÁNGEL «EL CUERVO»

E—28 de febrero de 1909…
—¿Desde ese día se celebra?
—No… Pero es el antecedente más lejano de que se tiene registro de una celebración en forma del “día de la mujer”… aunque no fue día internacional, como ahora se la llama, sino el “día nacional de la mujer” y fue organizado en Nueva York por las mujeres socialistas.
—¿Hasta cuándo es entonces cuando se considera “día internacional de la mujer?
—Fue en 1910 en Copenhague en la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas cuando Clara Zetkin propuso instaurar el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer mismo que se celebraría por primera vez en el año de 1911 en Austria, Alemania, Dinamarca y Suiza. Aunque se hace necesario señalar que se convierte en verdaderamente internacional cuando la Organización de las Naciones Unidas, lo declara oficial en el año de 1977.
—Y en México…
—Bueno México, contrariamente a lo que mucha gente piensa, es de los países de mayor antigüedad en reconocer los derechos de la mujer. En 1953, las mujeres votaron por primera vez. Junto con ello, se reformaron los artículos 34 y 35 constitucionales adquiriendo las mujeres plenitud de derechos civiles y políticos pudiendo incluso postularse en puestos de elección… Pero en México habría que hacer muchos considerandos al respecto comenzando desde épocas prehispánicas.
—Ahí vas… Ya me extrañaba que no lo mencionaras antes jajajajaja con qué me vas a salir ahora.
—Pues no era eso lo que iba a comentar, pero ya que lo mencionas, efectivamente así era, según respetados historiadores, con el estudio acucioso de los códices, se ha llegado a la conclusión de que ya en el México antiguo había militantes feministas. Uno de ellos es Herbert Spinden en su libro “Indian Manuscripts of Southern Mexico, Woman’s posición in ancient Mexico”. De igual manera, Ana Cristina Moya en su publicación “La Maternidad Indígena” nos dice que la mujer en el México prehispánico era honrada de un modo extraordinario. Hay, por otro lado quien habla de la educación de la mujer mexicana como denigrante desde esas épocas. Pero hay que decir que refieren esto debido a que la educación de la mujer entre los Mexicas, por ejemplo, era absolutamente dirigida a su formación como figura femenina y sobre todo como “formadora de seres de bien”…

Se me hace curioso que califiquen esto como denigrante, dado que sólo se trata de bien encausar los roles cosa que en la actualidad está tan confusa y problemática. Pero no es de ello de lo que iba a comentar, sino de que en México, hay muchos personajes femeninos considerados emblemáticos: Comenzando por Doña Marina, la afamada y polémica malinche; Frida Kahlo, quien ha sido en la actualidad una figura femenina mexicana que se considera verdaderamente ejemplar para toda intención feminista; Sor Juana desde luego, quien es per se un símbolo de los derechos femeninos; Leona Vicario, Lola Álvarez Bravo, Eulalia Guzmán, la primera arqueóloga mexicana, etc. Pero insisto, no es acerca de ellas de quienes quisiera hablar en esta ocasión, en esta celebración del día internacional de la mujer sino de esa mujer que realiza una verdadera y enorme contribución a la nación mexicana y permanece en la sombra llevando a cabo su labor sin mayor intención que llevar a cabo sus tareas de la mejor manera posible. De quien quiero hablarte es de la mujer cotidiana de México.
Para entender un poco acerca de esa figura femenina estereotipada en nuestro México como la mujer sufrida y abnegada que acepta cualquier vejación, habría que analizar todas las aristas. Pero es de gran relevancia acudir a los escritos de algunos estudiosos de la materia dentro de los que destaca indiscutiblemente el Maestro Octavio Paz y su afamadísimo libro “El Laberinto de la Soledad”. Ahí, nos habla de la Malinche, esa mujer que ha sido verdaderamente lapidada y calificada como símbolo de la traición cuando que lo único que hizo fue cumplir con las obligaciones que tenía. Doña Marina, Malinalli (Diosa de la hierba), es considerada por otro lado, también como la madre del mestizaje mexicano dado que fue paridora de Martín Cortés hijo de Malin, como también se le llamaba, y de Hernan Cortés.

El mexicano, el mestizo, el que es nombrado por José Vasconcelos como representante de La Raza Cósmica, es hijo de la mujer violada y el padre abandonante, de ahí que a la mujer mexicana se le haya estereotipada como aquella que sufre en silencio su infortunio estoicamente. Pero, vuelvo al punto de partida: Quiero referirme a la mujer cotidiana… A Lety, que camina diariamente un promedio de 15 ó 20 kilómetros llevando sus tortillas y sus catálogos de Avón para obtener el ingreso que sacó adelante a sus hijos ante la ausencia del padre no porque les haya abandonado sino debido a la muerte… Ella se ha encargado de defender a su hija y salvarla de la muerte por insuficiencia renal y aprendió a conocer síntomas, causas y consecuencias de muchas enfermedades…
A María Antonieta, que sufrió la luxación y fractura de cadera por ayudar a su madre a transportar las latas de agua a varios kilómetros de distancia siendo una niña de escasos años y venciendo toda adversidad se convirtió en Directora de una prestigiada Institución educativa sin descuidar la formación de seres de bien en sus hijos que trabajan por México con gran entrega…
Quiero hablar de María del Carmen, quien fue el pilar de la familia en todo momento y logró sacar de la depresión profunda a Alonso cuando la adversidad estuvo a punto de destruirlo completamente y formó cinco mexicanos con férreos preceptos y búsqueda constante por ser mejores cada día… Quiero hablar de Mary, mi compañera desde la adolescencia, quien corrió con mi niño en brazos cerca de diez kilómetros sin parar hasta llegar a la sala de urgencias para salvarle la vida y se quedó en reposo más de cuatro meses para lograr que mi niña llegara a este plano en contra de la opinión de prácticamente todos los médicos que pugnaban por el aborto porque “no se iba a lograr el producto”… Hablar de sus desvelos que le llevaron al deterioro apoyando como “educadora, nutrióloga, psicoterapeuta, consejera matrimonial, enfermera, chofer, empleada doméstica y administradora…” Hablar de cómo creyó en mí cuando noche a noche llegaba desfalleciente buscando el sustento por medio de la voz cansada y trabajando doble turno convivía conmigo dándome fuerza para continuar porque “tenía fe y sabía que mi canto sería reconocido por mérito propio” y aquí debo añadir, no obstante mi necedad, mi falta de tacto en las relaciones públicas y mi incapacidad en muchos rubros… Hablar de quien en la ausencia obligada dado mi oficio, siempre mantuvo presente la figura paterna amorosa utilizando mil estrategias que llevaron a mis críos a considerar que tenían el mejor padre del mundo…

Y todo ello, en aras de la formación de seres de bien… Incluyéndome, desde luego… Quiero hablar de la señora Anita quien desde la madrugada comenzaba a preparar los tamales para vender en la Iglesia y así sacar adelante a toda su familia… Quiero hablar de Maricela Ixchtell quien ha sido un pilar importantísimo en el cual se han recargado para salir adelante un sin número de personas que bajo su cuidado terapéutico lograron el equilibrio necesario incluidos su hermano y sus padres… Orgullosa de sus raíces, predica el amor a lo nuestro… Hablar de aquella mujer de Celaya que a sus 100 años sigue montando su bicicleta para vender periódicos que “antes se vendían como pan caliente y ahora apenas pa’ sacar pa’ un bolillito…” Hablar de la mujer cotidiana de nuestro México que lucha en todas las trincheras cada día de manera verdaderamente heroica sin recibir otro reconocimiento que el de sus hijos y en ocasiones ni siquiera eso…
Quiero hablar de la mujer que tiene conciencia de la importancia de su presencia en la vida, en el mundo, en el país, en la familia… La mujer que no busca más que la satisfacción de saber que ha contribuido al bienestar de los suyos y logrado con ello la paz interior para llegar satisfechos al final del camino… La mujer que se entrega a su labor en el terreno que sea y que defiende su dignidad, sus derechos, su respeto y que jamás logrará ser (ni creo que le interese), Rosa de Luxemburgo o Frida Kahlo o mucho menos Sor Juana… No porque no tenga la capacidad, sino porque su misión la lleva a cabo fuera de las luminarias, en lo cotidiano. Esa mujer que verdaderamente contribuye a nuestra sociedad día a día con su labor ya sea al frente de una empresa o institución, dando clase en alguna escuela apartada de la civilización enseñando a sus alumnos la importancia de ser mejores cada día comparados con ellos mismos… Esa mujer que se levanta a las tres de la mañana a preparar “migas” o tamales y atole para apostarse en la esquina a alimentar a quienes a su vez contribuirán con su trabajo al equilibrio social…

Esa mujer que en algún hospital observa el “síntoma del crisantemo” en los parientes y amigos que van dejando de ir a apoyar al enfermo y es ella como enfermera quien tiene que inyectarle a su “pacientito” las ganas de vivir… La mujer cotidiana que en las artes busca su expresión, que acude a la fábrica a cumplir con esa labor robótica para lograr el sustento, esa mujer que vigila que cada integrante de la familia salga delante de la mejor manera… La mujer cotidiana, la mujer que lleva a cabo labores, trabajos, misiones, tareas que contribuyen en toda su valía no importa lo modestas que sean, al equilibrio de seres, de familias, de sociedad y país. A ellas, siempre gracias, siempre nuestro reconocimiento, siempre nuestra felicitación por el Día Internacional de la Mujer.

* Pintor, autor, intérprete

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