SOFÍA MIRELES GAVITO
La mujer en las pesquerías de la costa chiapaneca tiene la imagen de ser una persona alegre, sensual, trabajadora, hospitalaria, etc. Suelen ocuparse en su casa del cuidado del hogar, comida, lavado de ropa, de sus hijos, de la escuela, y de la limpieza. Además de este trabajo doméstico no remunerado, la mujer costeña realiza otros trabajos con el fin de obtener un ingreso, como es el despulpamiento de camarón en los centros de acopio, la elaboración de tostadas o totopos y quesos.
La mujer tiene conocimientos de la actividad de la pesca, conoce de las temporadas y espacios de pesca, el comportamiento de las especies e incluso aprenden a remar y a conducir lanchas de motor. También, la mujer costeña se ha ocupado de la venta del pescado. Desde el periodo del auge del ferrocarril, la mujer se dedicó a comerciar el pescado, se les llamaba “bayunqueras”, y recorrían la costa vendiendo sus productos en las estaciones del ferrocarril.
Esta actividad de las bayunqueras fue desapareciendo con el surgimiento de las empacadoras que monopolizaban el pescado, y ahora, los centros de acopio. Es de destacar la presencia de la mujer en la fundación de comunidades de pescadores, protagonismo que no sólo corresponde a los hombres.
Hay centros de acopio en las comunidades de Huizachal, Paredón y en el ejido Cabeza de Toro. En estos centros, hay una presencia masiva de mujeres y hombres de diversas edades. Cada vez que el camarón llega transportado en un tráiler, se hace un llamado por el altavoz del pueblo a las familias aledañas para que en tres o cuatro días despulpen el camarón. Hace unos siete años se les pagaba $4.00 pesos por kilo de camarón despulpado, en un día una persona puede hacer 60 ó 70 kilos y recibir, por tanto, $240.00 o $280.00.
Otras mujeres se dedican, principalmente las que viven en la comunidad de Huizachal, Municipio de Tonalá, a la elaboración del totopo o tostadas. Es un trabajo bastante duro, ya que tienen que soportar altas temperaturas del horno donde lo hacen. La elaboración del totopo es con maíz y masa, por cada kilo de maíz se añaden dos de masa y se mezcla con sal y con crema. El totopo es de diferentes tamaños y de una textura rasposa y crujiente que sustituye a las tortillas. Su elaboración puede suponer una división del trabajo dentro de los hogares, generalmente es un trabajo familiar, si la madre es totopera, las hijas también lo son o lo serán. La comercialización del totopo es de la siguiente manera, la madre o las hijas llevan el producto en bolsas de plástico a las cabeceras municipales, ya sea al mercado público, o van vendiendo de casa en casa.
Muchas veces, ya tienen clientes seguras, a las que les entregan el producto dos o tres veces por semana. Estos trabajos de las mujeres se ven como una labor de apoyo a sus compañeros y esposos; la sociedad y ellas mismas ven este trabajo como marginal, no se le valora, y a veces, es esta labor, el sostenimiento principal de las familias. El trabajo de la mujer en esta región se ve como una forma de vida marginal, y tiene entonces, un carácter económico y social.
El trabajo de la comercialización de estos productos se asemeja al trabajo de las mujeres del istmo de Tehuantepec, que desde el siglo XX, a través del ferrocarril, se les veía viajar al centro del país, del estado de Chiapas y a todos los poblados de la costa chiapaneca vendiendo sus totopos. Estas mujeres istmeñas traían totopos a Tonalá, y aquí compraban camarón seco y queso, que llevaban a su tierra. Muchas de estas tradiciones todavía se conservan, y vemos en los mercados una sección de mujeres del istmo de Tehuantepec vendiendo su totopo y sus ollas de barro. Ahora, su traslado de Tehuantepec o Juchitán a los diferentes lugares de la costa, lo hacen en los autobuses de segunda clase.
Otra observación que podemos hacer, es que en estas regiones del istmo y de la costa chiapaneca, la mujer lleva un papel protagónico en la economía familiar. En muchas ocasiones, hay un matriarcado, siendo ellas el centro de
todo la vida familiar y social de la comunidad.
NOTA.
Las fotos se encuentran en el libro de Pineda Escobar, Gerardo “A Petición del Mar” publicado en el 2004 por CONACULTA, CONECULTA y el H. Ayuntamiento de Tonalá.
* Cronista de Tonalá Chiapas